Donde tú estés

Capítulo 40

Ariadna: yo te pedía que me hablaras de tu día, así que no lo hiciste. Solamente que fue muy lindo para mi poder conocer una parte de tu trabajo.

Leónidas: quería que conocieras mi mundo como yo conozco el tuyo. Esa será la única manera que tendremos de complementarnos, porque debemos de crear un mundo donde estemos nosotros.

Ellos tiempo después llegan a la recepción, solo que él no suelta la mano de su esposa y la recepcionista que los atiende le da la llave de su cuarto. Ellos caminan hacia al elevador para llegar a su destino, Leónidas le quita su bastón para cargarla entre sus brazos y de esa manera ellos entran a su cuarto, pero cuando lo hacen el acuesta a su esposa en la cama

Ariadna: tan siquiera no me cargaste cuando entramos en el hotel, sino hasta el último momento. Además, algo que no me gusta es sentir la mirada de las demás personas sobre mí.

Leónidas: eso es algo que no se podrá evitar y no sabes cómo lamento como te miran los demás. Ahora quisiera que todos ellos se dieran cuenta de cómo eres realmente. 

Ariadna: ellos solo quien ver lo que quieren mirar. Solamente que la mayoría de ellos lo harán con desprecio y otros no, nada más que vivir en la obscuridad es mi destino.

Leónidas: sé que vives de esa manera, pero nuestro destino lo decidimos nosotros mismos y sobre todo somos un matrimonio que lo único que quiere es ser feliz.

Ariadna: encontraste las palabas exactas para hacerme entender que no importa que no tenga luz en mis ojos. Pero siento que te puedo llegar amar mucho más de lo que alguna vez imagine.

Leónidas: será mejor que dejemos de hablar para que te puedas dormir y te prometo estar a tu lado cuando te hayas despertado, mi Ariadna.

Él se siente en un sillón y la observa cerrar sus ojos. Leónidas no necesitaba descansar, porque tenía que preparar este día demasiado bien, solo que este viaje lo decidió en el último momento y quería que todo saliera perfecto, él espera a que ella despierte y así lo hace

Ariadna: no puedo creer que cuando cerré mis ojos me quedé profundamente dormida. Espero no haberlo hecho por mucho tiempo y eso significaría que nuestra salida se terminara muy pronto.

Leónidas: no te preocupes por eso. Solamente que el tiempo es lo que menos te debe de importar, además necesitabas tomar un descanso.

Ariadna: me hubiera gustado que me hubieras despertado con un beso de amor. Nada más que ya no hará falta que lo hagas, porque me levantare de la cama.

Leónidas: si me lo hubieras dicho antes de que te quedaras dormida por supuesto que lo hago.  Pero será un solo beso y después de que lleguemos te daré todos los que quieras.

Él se levanta de su asiento y se acerca a la cama para poder ayudarla a levantarse. Leónidas lo hace con mucho cuidado y cuando vio una oportunidad para besarla lo hace, él se separa de ella de una manera lenta y demasiada pausada

Ariadna: necesitamos irnos antes de que me vuelvas a besar. Solamente que primero me gustaría que me llevaras a comer, por favor.




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