Leónidas: estoy consciente de que Ariadna es demasiado enfermiza y no me gusta que nadie muestre interés en mi mujer, aunque seas tu.
Fabián: respeto a tu esposa como lo hago contigo. Porque de mi no debes de sentir celos y la razón de que me preocupe por ella es que me recuerda a mi hermana y es una lastima que haya muerto demasiado joven, pero le cumpliré la promesa que le hice de ser feliz.
Leónidas: siento mucho mis palabras. Solamente que el tiempo pasa y debes de cumplirla, eso me recuerda que mi esposa tiene una mejor amiga que te puedo presentar.
Fabián: no necesito la ayuda de nadie para encontrar a mi futura esposa. Pero cuando lo haga sabre que es la indicada para mí, porque mi corazón me lo dirá.
Leónidas: esa seria una sabia decisión. Nada más que es mejor que empieces a buscarla y recuerda que el verdadero amor puede estar demasiado cerca.
Fabián: definitivamente Ariadna te cambio. El amor que sientes por ella tenia que tener un efecto positivo en ti, ya que siempre que piensas en tu esposa sonríes.
Leónidas: no existe otro motivo para hacerlo. Mi Ariadna es mi felicidad y solo necesito que me de una sonrisa suya para sentir que estará a mi lado para siempre.
Fabián: se perfectamente cuando debo de retirarme y este es el momento adecuado. Además, no se te olvide llevarle un obsequio a tu esposa de mi parte.
El se levanta de su asiento cuando se da cuenta de que Leónidas estaba a punto de enojarse y él no quería estar cerca. Porque sabia como iba a reaccionar y no quería ser el causante de su enojo, así que no pensaba olvidar las palabras de Fabián, pero el habla a su casa para que tuvieran todo listo para su cena especial y al ultimo habla con su esposa por teléfono, él se tenía que despedirse de ella para continuar con su trabajo de todos los días, solo que el tiempo siguió su curso y el sale una hora antes de la empresa para comprarle sus obsequios
En la casa de Leónidas Vaughan
Ariadna: quiero que mi esposo me vea bonita. Porque eso es lo mínimo que puedo hacer, ya que estoy todos los días en mi casa sin hacer nada.
Mariana: el señor seguramente siempre la ha visto hermosa. Debería de ir a visitar a su familia, aunque ellos no han dejado de visitarla.
Ariadna: tienes razón y mi madre cada vez que viene me trae obsequios. Necesito salir más seguido de mi casa y también seria una manera de evitar que me sobreprotejan.
Lucía: sobreprotegerla es algo difícil de evitar y más sabiendo que su esposo la adora. Solamente que el acaba de llegar y debe de sonreír.
Ella sonríe cuando escucha los pasos de Leónidas y sabían que debían de retirarse cuando llegara. Ellas de despiden y el se sienta a su lado para darle sus obsequios, Ariadna le recibe su caja de chocolates y el destapa un pequeño estuche donde estaba una hermosa pulsera para después ponérsela en su mano
Ariadna: puedo sentir por su forma que es una pulsera y te recuerdo que únicamente te pedí chocolates. Nada más que ahora no puedo rechazarte los regalos que me des.