Donne

CAPITULO III

"Creando estrategias"


La sonrisa de Ginebra se desvaneció - Sucede algo ¿No quieres venir?

No es eso, mi padre me comprometió

- ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿con quién?

- Hoy, con Marco Mancini

- ¡Con ese imbécil! ¿Por qué el señor Conti hizo eso?

- Lo mismo me pregunto, ayer tuvimos una discusión porque quería estudiar politica, pero en la noche cenamos con la familia Mancini y yo respondí de una manera no apta hacia la señora Mancini y me retiré a mitad de cena, hoy en la mañana recrearon la cena, papá me hizo arrodillarme y pedir perdón para luego comprometerme - hizo una leve pausa - hable con Marco a solas, discutimos el me agarro del brazo mientras me amenazaba

- ¡Te amenazo! ¿Cómo se atreve? - se levantó mientras agarraba a Rubí

- ¿Qué vas a hacer? - Pregunto Ginebra

- A demostrarle a ese imbécil que nadie te puede poner un dedo encima - Dicho esto comenzó a cabalgar Ginebra se angustio corriendo dentro de la hacienda

- ¡Martina! ¡Martina! - Gritaba con angustia

- ¿Qué sucede señorita?

- Ginebra hija, ven te necesito - le hablo su madre desde el balcón

- ¡Un momento madre!, escúchame bien Martina, necesito que vayas a la hacienda de los Mancini y evitas que Villin golpee a Marco

- George Villin ¿regreso?

- Luego te explico bien, pero ve a evitar un desastre

Martina fue por su caballo Rey mientras Ginebra fue a ver a su madre, la preocupación sobre que estará pasando no la dejaba concentrarse en lo que su madre le decía, un aplauso frente su cara la hizo reaccionar.

- ¿Me pones atención?

- Lo siento madre, es solo que todo el tema del matrimonio no me deja concentrar - Decía mientras miraba por el balcón

- Se puede saber que es tan importante alla afuera como para que no me mires a la cara

Ginebra suspiro y se entró al salón - Madre ¿Tú fuiste feliz cuando te cásate con papá?

La señora Conti dejo de tejer mirando al vacío, como pensando seriamente su respuesta - No, pero era lo que me tocaba hacer

- Si tú misma sabes cómo me siento ¿Por qué no hablas con papá

- No puedo, soy su esposa mi opinión no vale

- Pero eres mi madre, sobre mi tu opinión si cuenta

- No, porque yo no - Hizo una pausa - Yo no puedo, Ginebra te casas, acéptalo

Ginebra asintió - Esta bien entonces las cosas se harán a mi manera

- ¿De que hablas?

- Que no me voy a casar pase lo que pase - Y dicho esto salió del salón

- ¡Ginebra!

Ignorando los llamados de su madre corrió por los pasillos bajo las escaleras recogiendo su vestido para que no le estorbase.

Hacienda Mancini

- ¡Marco Mancini!

Villin entro gritando a la mansion - ¡¿Que sucede?!, oh querido George Villin, pero que grata sorpresa - Le hablo con descaro

Villin se acerco con prisa y lo sujeto del cuello - ¿Como te atreves a amenazar y maltratar a Ginebra?

- Oh, ya veo - Sonrió - Tienes sentimientos por Ginebra, al caso ¿Estas celoso de que vaya a ser mi esposa y no la tuya?

- Maldito infeliz - y dicho esto le dio un puñetazo que le hizo perder el equilibrio - tu intuición fallo está vez, Ginebra es como una hermana para mi y estoy dispuesto a protegerla de cualquier bastardo

- ¡Villin!, ¡George Villin!

La voz de Martina se escuchó por todo el lugar, George volteo a verla - No, no me vas a detener - Se dijo para si mismo agarrando a Marco otra vez - Vamos machito, defiendete

- Te acabo de llamar George Villin, sueltas al Joven Mancini ahora mismo

- No

- Yo no te lo estoy preguntando, te lo estoy ordenando

- ¿Yo no tengo la obligación de obedecerte?

- Hazme caso Villin, sueltalo ahora

Villin miro a Martina haciendo contacto visual, pero la mirada de Martina demostraba enojo y se dio por vencido no sin antes dejar una advertencia - La próxima vez que te vuelvas a acercar a Ginebra tratando de hacerle daño, no habrá salvación

Marco levantó las manos en son de paz y ellos salieron de la hacienda, Marco llamo a un guardia y le dijo - Sigelos, vigilalos e informame todo lo que ocurra - lo miro - No dejes que te vean - Dijo claro y pausado

Al salir cabalgando se encontraron en el camino con Ginebra la cual tiró de las riendas deteniendo al caballo -Ginebra llegué justo a tiempo - Le dijo Martina

- Vamos al Bosque, necesito su ayuda

Los jóvenes emprendieron camino hacia el bosque del lago los cisnes, el favorito de Ginebra donde le gustaba pasar sus ratos libres mientras en la hacienda se angustiaban buscándola, llegaron al lado, dejaron sus caballos amarrados a un tronco mientras ellos se sentaron en una gran piedra a orillas del lago, Ginebra comenzó a platícales el plan que tenia en mente, sin saber que alguien lo arruinaría.

La tarde llego, los jóvenes se despidieron cuando llegaron a la entrada de la hacienda, George aceleró su paso hasta llegar a su casa, dentro con apuro y se sentó en su despacho a escribir una carta que sera la gran ayuda.

Hacienda Conti

La mañana llegó acompañada del cacarear de los gallos y el cantar de los pájaros, Martina buscaba a Ginebra por toda la hacienda, su paciencia llegando al límite, cuando estaba pasando cerca al jardín escucho ruidos en el cobertizo con cuidado abrió la puerta y bingo allí esta ginebra escarbando cajones y baúles, cerro de prisa - Señorita ¿Qué esta haciendo? - Pregunto en voz baja.



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En el texto hay: historia, mujer, italia

Editado: 24.02.2024

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