Las lágrimas salieron de sus ojos tan pronto como puso un pie fuera del castillo, observo el collar, la esfera pendiendo de manera hipnótica y recordó a la persona que se lo entrego, recordó sus palabras
— La nota decía que tú eres la correcta para llevarlo
— Te extraño tanto que esto me está matando — Dijo sollozando para después subir a su automóvil, tendría que hacer carga de combustible para llegar hasta su casa, no deseaba que nadie la viera, coloco el piloto automático, quito el broche de su pelo — Regresa, si es cierto que sigues aquí regresa por favor
Se acostó teniendo cuidado de no arrugar su túnica y permaneció dormida el resto del viaje durante el cual soñó con la única persona a la cual había podido querer, la única persona que deseaba tener frente suyo ¿Por qué le había dado el collar? ¿Por qué hasta después de su partida?
Cuando llego a su habitación lo primero que hizo fue ir a su armario y buscar lo único que había podido conservar, ese pequeño trozo de tela era lo único que le quedaba, aspiro su aroma, olía a su perfume, recordó esa última vez
— ¿Usas perfume? — Se rio — Sé que suena patético pero no logro encontrarlo
— No, odio los perfumes ¿Por qué quieres tener uno?
— Me gusta tu aroma — Acaricio su cabello para después besarle
Lamento abrir los ojos, se encontraba sola de nuevo, en esa habitación, observo su cama y casi podía verle, el timbre de su teléfono sonó en medio del silencio, se acercó hasta su mesita de noche y respondió a la llamada
— Asteria
— ¿Dónde estabas? Te estuve llamando — La voz de Apolline sonó en la otra línea
— Salí, estuve con Fausta
— ¿Estas bien? No te escuchas bien
— Estoy de maravilla ¿Qué necesitas?
— Quería invitarte conmigo y Tatweet al cine, veremos Olimpia, pensamos que te haría bien salir un poco de tanto trabajo ¿Quieres venir?
— Si, solo dame un poco de tiempo ¿A qué hora irán?
— Llegamos contigo dentro de una hora para ir
— ¿Vienen aquí? Creí que la verían en Júpiter
— Queremos salir un rato, platicar y a ti te haría bien también
— De acuerdo, las veo dentro de una hora aquí — Término la llamada y se limpió las lágrimas
*****
Dos días antes
Esperaba pacientemente en la línea para que respondieran, en Casiopea estaba una hora detrás de Casterbell, no podían estar dormidos, tuvo que llamar dos veces y en la segunda respondieron hasta el quinto timbre, había mucho ruido en la otra línea
― Owen
― Hola, Rigel, Hey hermano, dile a Europa que gracias por el karaoke
― Sí, claro ¿Podrías pasarme con papá?
― ¿Qué? No te escucho — Al fondo se escuchaba una voz de niña cantando la canción más descriptiva de la dimensión
— Athena — Hablo su hermano menor— ¿Podrías bajar el volumen? Rigel esta al teléfono
La puerta principal se abrió, ingreso a la vivienda la hermana menor, Aura, de diecinueve años quien era actriz — Hola hermanita
— ¿Qué haces ahí? ¿Por qué no colocas la proyección?
— Estoy en pijama, no preguntes solo quería hablar con papá ¿Sabes dónde está?
— Seguro — Dijo después de tomar una manzana de la cocina — Están en el supermercado, Owen se terminó todo el chocolate y mañana será el concurso de pasteles en su trabajo
— ¿Concurso de pasteles?
— Si, el ganador se lleva un viaje a las Islas Diamante, te sorprenderías de ver cuánto turismo han tenido esas islas desde que la señorita Fausta les entrego su triua (moneda oficial de las Islas Diamante), es bastante increíble, por cierto ¿Dónde está Europa? — Owen también entendió el comentario y soltó una carcajada