Orión corrió hacia mi cuando me vio postrada en el suelo temblando, escuche que me hablaba pero no era consiente de nada más, me tomo en sus brazos, cerré mis ojos, todo me daba vuelta, tiempo después sentí que me colocaba sobre la cama
— Amor ¿Puedes oírme? — Moví mi cabeza solo un poco — Llamare al médico, no te ves nada bien — Como pude logre estirar mi brazo para tomarle de la muñeca
— No me dejes
— No tardare…
— Quédate — Sentía escalofríos y podría jurar que escuchaba voces, risas, sabía que eso era un mal indicio, apreté con más fuerza hasta que sentí un líquido caliente que recorría mi mano
Podía escuchar como si algo filoso se tallara contra una superficie plana y lisa, creí que me quedaría sin oídos, trate de moverme pero mi cabeza dolía mucho, de no ser por escuchar la voz de Orión podría haber pensado que moría, quería gritar pero sabía que solo alertaría a todos en el castillo, no supe cuento tiempo más transcurrió pero no me moví, permanecí tomándole del brazo, aferrando con todas mis fuerzas a algo que me alejar de esos horribles sonidos. Abrí mis ojos solo un poco, mi mano se aferraba al brazo de Orión, había clavado tan fuerte mis uñas que estas habían atravesado la carne provocando sangrado, las gotas habían corrido por mis dedos hasta llegar a mi codo.
— Yo… lo lamento, no sé qué hice — Me aleje repentinamente de él, me arrastre hasta el otro extremo de la cama temblando, las lágrimas comenzaron a salir — Déjame sola
— Tranquila — Quiso sentarse en el borde de la cama
— Vete — Dije antes de que pudiera hacerlo — Necesito estar sola
— Amor, no me alejes, déjame ayudarte, quizá yo pueda hacer algo, no sé, podrías platicarme que fue lo que ocurrió….
— ¡Dije que largo! — Grite de la nada, el pareció sorprendido pero al final salió sin decir no sin antes estudiarme con la mirada
Abrace mis rodillas, mis respiración era irregular ¿Qué había hecho? Lastime a Orión, le grite y le asuste, mi actuar no era normal, aunque nada relacionado conmigo era normal lo ocurrido era diferente, había recordado a Edwin pero también parecía un pesadilla, muy rea.
— Tu tiempo se termina — Comento riendo mi doble, volvía a su vestimenta oscura y ajustada, leggins de cuero, un top de manga larga y botines a juego — ¿Por qué no me sorprendo verte así?
— ¿Qué fue eso?
— ¿Qué fue qué?
— No agotes mi paciencia
— No querida, quien no debería agotar mi paciencia eres tu ¿Entiendes? Solo quise que vieras a Edwin ¿Y lo que obtengo es una amenaza en lugar de un gracias? — Tomo asiento en el pequeño sofá de la terraza
— ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo me vas a decir quién eres?
— Lo juro, estoy cansada de tus preguntas, mejor dime ¿Qué te pareció lo que viste? ¿Crees que Edwin se fue solo porque si?
— ¿A qué te refieres?
— Parece que tenemos dos locos en Casterbell, que maravilla
— No entiendo ¿A qué te refieres con eso? ¿Por qué se fue Edwin?
— No comprendo porque sigues esforzándote querida, al final no se obtiene nada más que poco agradecimiento ¿Por qué sigues luchando por ellos?
— ¿De qué hablas?
— La Primera ¿Quieres de verdad traerlos aquí? Ya tienes todo lo que se necesita, solo traerás a la peste y recuerda que una manzana podrida puede ocasionar muchos problemas
— Eso a ti no te importa
— Analiza bien lo que planeas hacer, no creo que seas tan estúpida como para permitir que cualquier desconocido ingrese a Casterbell, todo el esfuerzo será entonces en vano ¿Para qué hacerlo? ¿Por qué tomar el riesgo?
— Quiero ayudarles, no todos en ese lugar son crueles, hay quienes merecen una vida mejor, seria cruel de mi parte condenarlos a tener que soportar esa vida
— ¡¿Cruel?! — Grito repentinamente exaltándome, brinque fuera de la cama — ¿Crees que sería cruel de tu parte? — Camino hasta mi con paso decidido y se detuvo hasta quedar a dos centímetros de mi rostro — ¿Cruel? Por favor ¡Sabemos lo que es crueldad! Lo que es experimentar la crueldad humana, para muchos no es suficiente ¡No seas ridícula! — Sus manos apretaron fuertemente mis brazos, pensé que rompería mis huesos — Piensa bien lo que harás, a esa peste no le importa nada, podrías morir en su nombre y aun así nunca será suficiente