Mis oídos zumbaban, no podía moverme, sentía mis extremidades pesadas pero fue solo por unos minutos, después de eso abrí mis ojos, la mirada de Orión no podría describirla, me observaba al pie de la cama, estaba cubierta por una manta, pude ver que el sol seguía en lo alto, no debió pasar mucho desde el problema en el baño
— Orión…
— ¿Qué me estas ocultando Fausta? — Me incorpore rápidamente, ya no me sentía cansada
— Lo lamento, créeme que lo que menos quería era alarmarte
— ¿Por qué no respondes a mi pregunta? ¿Qué me estas ocultando? — Mantenía sus brazos cruzados
— Nada, no tengo nada que ocultarte, créeme, no sé qué está pasando conmigo
— Si esa misma explicación piensas dar a Eris cuando la tengamos aquí pidiendo a gritos tu renuncia estamos en muchos problemas
— ¿Alguien me escucho? — Él sonrió secamente
— ¿Si te escucharon? Tus gritos rompieron varias ventanas — Me quede sin aire — No sé qué hacer Fausta, trato de ayudarte pero tú no me dejas entrar ¿Cómo puedo hacer que me tengas confianza? Con esto solo estas generando más problemas, tenías dos reuniones hoy y tuve que cancelarlas argumentando una excusa tan estúpida que podría perder mi puesto ¿Por qué haces esto? Comienzo a pensar que no somos nada, que solo pasamos buenos momentos en la cama y ya
— ¿Qué dices?
— Si, eso, trato de ayudarte pero mírate, me alejas, me ocultas las cosas ¿Qué excusa daría si ante toda la dimensión te hubieses comportado así? Somos pareja pero solo de palabra
— No digas eso, yo te quiero
— ¿Lo dices pensando en mi o en mi hermano? — Esa pregunta me tomo completamente desprevenida — Es eso ¿Cierto? No sabes a quien de los dos quieres
— Te quiero a ti, estoy contigo
— Físicamente no cuenta, aclara la situación entre nosotros dos — Corrí hacia el pero mantuvo sus brazos cruzados — Dime Fausta ¿Es a Edwin a quien quieres? ¿Me mentiste? — Me puse de puntitas, coloque mi mano en su cuello y le bese, un beso que antes habíamos tenido, poco a poco sus brazos cedieron para tomarme por la cintura y mi nuca profundizando en beso
Nos separamos por falta de aire — Nunca vuelvas a decir que te deje en el pasado, solo te quiero a ti, eres tú, siempre de los dos serás tú — Volví a besarle ¡Vaya que podría decir que Orión era bueno besando! El deseo comenzó a crecer y no nos hubiésemos detenido de no ser por su celular — Ignóralo — Continuo sonando, de mala gana me separe de el — Mejor responde
— ¿Bueno? — Me senté en el borde de la cama — Sí, soy yo, espere ¿Qué dice? Si, voy para allá inmediatamente — Término la llamada
— ¿Qué ocurre?
— Mamá está en problemas ¿Vienes conmigo?
— Por supuesto que sí, vamos — Ya en viaje Orión me hablo sobre el problema, estaba furiosa ¿Quién se atrevía a molestar la paz de mis protegidos?
— ¿Estas bien?
— Si ¿Por qué lo preguntas?
— Te ves un tanto molesta
— ¿Cómo no voy a hacerlo? Alguien está violando mis reglas, estas violando la más importante ¿Te imaginas el problema que eso provoca? Las personas ya no se sentirán seguras, Eris pedirá mi cabeza ¿Cómo debería estar? Quiero que me entreguen al responsable
— Cálmate, aún no se sabe nada, si de verdad alguien molesta a mamá ya nos hubiera llamado ¿No te parece? — Trate de ocultar mi molestia
Pensé que debía estar relacionado conmigo, Estela era una persona que trabajaba dentro del castillo, en ocasiones tenia comunicación conmigo y tenía información importante, podía tratarse incluso de la misma persona que me ataco ¿Qué podía hacer al respecto? Cuando llegamos Orión noto la barrera de protección, tuvo que desactivarla con un cristal especial que guardaba en su saco, uso una tarjeta que servía como llave, al entrar en la vivienda me costó trabajo mantenerlo calmado, Atlas se encontraba con Estela y sabía que eso lo ponía furioso.