Gotas de sudor corrían por mi rostro, no me podía concentrar así que le pedí a Orión que me acompañara a la sala de entrenamiento, necesitaba mantener mi mente alejada de esa risa, respiraba pesadamente, Orión era excelente en la defensa personal pero de alguna manera no lograba cansarme, fui vencida más de siete veces y de manera casi inmediata, menos de cinco minutos y ya estaba contra el suelo pero no podía perder fuerzas, me puse de pie.
— De nuevo
— Amor, con esta sería la octava vez ¿Por qué no descansas?
— No, de nuevo
— Lo digo enserio ¿Cómo no te caes con esas cosas llamadas tacones? — Continuamos luchando y volví a perder tres veces más — Fue suficiente, a la cama
— No quiero, no estoy cansada
— ¿Absolutamente nada? — Negué — ¿Segura? No sé, la espalda o los brazos, estas sudando ¿Segura que no te cansaste? Deberías estarlo
— Me encuentro perfectamente ¿Podemos continuar? — Me coloque en posición para dar el primer golpe pero era en vano, Orión se movía de manera rápida, me era complicado seguirle los movimientos
— ¿Ya podemos dormir?
— Esta bien, tengo pendientes para mañana — Tome una toalla para quitar el sudor de mi rostro — ¿Crees que podamos continuar entrenando? Atacas muy rápido, ese día pude contra el ejército de Lupus porque son más débiles que nosotros y que atacaran no podrían hacerme nada pero quiero entrenar, quiero poder defenderme de un ataque
— ¿Lo dices por lo que ocurrió hace rato?
— Algo así
— ¿Qué me ocultas Fausta? Si no era tu doble de quien hablabas ¿A quién viste? Te veías realmente mal, estabas pálida y sudabas mucho, tu respiración era irregular y caíste de la nada ¿Por qué no me cuentas que fue lo que ocurrió?
— Lo que te había dicho antes, veo y escucho cosas que nadie más, quizá sean alucinaciones o quizá no pero no quiero pensar en ello en este momento
— ¿Ves porque no es bueno pensar en abrir los portales? Tienes suficientes problemas para tratar más, descansa
— No olvidare el tema Orión, estos problemas que tengo no cambiaran nada ¿Y sabes porque? Por una simple y sencilla respuesta, estoy recuperando mi memoria — Su semblante cambio
— ¿Qué dijiste?
— Mi memoria está regresando, quizá lo que estoy viendo sean episodio de mi vida, no tan felices pero es algo — Estaba estupefacto — ¿Qué ocurre? ¿No te hace feliz saberlo?
— Claro que si amor — Me abrazo — Mucho, es solo que me tomo por sorpresa que dijeras eso — se apartó — ¿Y qué has recordado?
— Nada completamente relevante, son fragmentos, es como si tuvieras las piezas de un rompecabezas pero no todas, por ende aunque trato de unirlas nada encaja pero tranquilo, cuando te recuerde te lo hare saber
— Estoy seguro de eso — me sonrió para después acariciar mi mejilla — Y cuando lo hagas… estaré preparado y sé que cuando tu memoria regrese todo sera mejor
Regresamos a la habitación tomados de la mano, platicando en voz baja pues varios guardianes estaban dormidos en el castillo, tomamos un baño juntos y cuando ya estábamos listos para ir a la cama recibí un mensaje de Rigel, quería hablar conmigo por el mañana, revise la hora, era de madrugada, dormimos abrazados con la esperanza de no soñar nada aterrador, no fue así.
Sus brazos me rodearon en un abrazo protector, las lágrimas rodaban por mis mejillas, sus manos acariciaban mi cabello y beso la coronilla de mi cabeza, sabía que el mundo podía ser destruido en ese momento y nada me ocurriría en su presencia, me aferre más fuertemente a su abrigo, olía a lavanda y piña, su pálida piel, su olor, su calor…. Era el mejor lugar en la existencia, no quería alejarme, prometió que nada ocurriría si estaba cerca y que mataría a cualquiera que tratara de hacerme daño, la luz del sol era brillante y se filtraba a través de las hojas de los árboles, me aparte para ver su rostro y abrí los ojos.
Desayunamos en silencio, no le hable a Orión sobre el mensaje de Rigel pero sabía que más temprano que tarde se enteraría, no desayunaron con nosotros y pude asumir que estaban en el hospital, Europa era la encargada de mutar al hermano de Sirio, mientras picoteaba la fruta pensaba en Edwin ¿Dónde podía estar? Tome mi celular y llame a Morgan, tres timbres después, respondió.