Doppelgänger - Alecto

Capítulo 16

Las puertas de las escaleras eléctricas comenzaron a funcionar, ese día había mucha gente esperado por llegar a los aviones, durante la noche Casterbell se paralizaba, no había tiendas o aeropuertos en funcionamiento así que todos esperábamos nuestros turnos pacientemente, Orión y yo teníamos que llegar al estadio Estelarie en Baroque, estaba en el otro extremo del continente pero no teníamos prisa, faltaban cuatro horas para que la reunión con los jugadores se llevara a cabo, mientras desayunábamos en uno de los restaurants de comida rápida, según nuestro plan alimenticio no podíamos comer más que una hamburguesa y agua natural, Orión tecleaba en su laptop constantemente.

—  Los arquitectos quieren saber si estás de acuerdo con que la comida se venda fuera del estadio

—  No, será mucho tiempo de salida y no creo que sea conveniente ¿Por qué no lo colocan dentro del estadio?, detrás de las gradas, ya sabes, pasillos y mesas para que puedan comer y comprar lo que quieran

—  Sera un estadio mucho más grande

—  Eso es lo que quiero, los juegos se aproximan y tiene que lucir todo perfecto 

—  Amor, ya es suficientemente grande, 506 000 m² de estadio

—  Entonces serán 816 000 m²

—  Eres ambiciosa

—  ¿Qué puedo decir? —  Sonreí pesadamente, tratábamos de despejar la mente de Edwin pero sabía que ninguno de los dos lo había logrado, parecía ser que con la explicación de los físicos las habitantes habían logrado calmarse un poco, en la televisión ya no hablaban de eso, preferían continuar en su burbuja de perfección, hablaban de conciertos próximos, artistas, shows y los juegos, mientras tomaba un sorbo de agua pude ver a lo lejos la construcción del estadio a través de los ventanales del aeropuerto, una construcción muy ambiciosa, contaría con 20 pisos y los asientos serian reclinables y acojinados, perfectamente cómodos para disfrutar de los juegos, todos en Casterbell hablaban de ello, los boletos para la inauguración se habían agotado a tan solo una hora de haber salido a la venta.

Las ciudades continuaban creciendo y cada vez existían más construcciones majestuosas que a todos dejaban impresionados. Mi celular vibro, nuestros asientos estaban listos, mire a Orión quien ya comenzaba a guardar todo en la pequeña maleta, salimos del restaurant tomados de la mano. El avión eran bastante amplio, asientos acojinados y con espacio para convertirlos en cama y poder dormir, teníamos una mesa justo en frente por si deseábamos usarla o podía hacer que descendiera y se ocultara bajo en piso, los asientos estaban acomodados por cantidad, algunos eran en parejas y otros en grupos de cuatro, la azafata se acercó para decirnos que usáramos en cinturón de seguridad, no era necesario pero si un requisito. El resto del viaje continuamos hablando de los documentos pendientes, el viaje duro una hora y para el final del viaje ya teníamos tres pendientes menos de que ocuparnos.

Un automóvil color naranja con negro conocido como taxi nos esperaba para llevarnos hasta el estadio, una vez en el me di cuenta que habíamos llegado antes de lo previsto, la gente en las gradas gritaba emocionada mientras los robots caían al césped después de un estridente choque entre ellos, era una pelea, algunas veces era tan violenta la pelea que volaban sobre los asientos de los espectadores los cuales no salían lastimados debido al sensor de protección que se activaba alrededor de cada uno, me pregunte porque les gustaba ver dos máquinas golpeándose.

—  Pensé que tendría el honor de verla más tarde —  Hablo un hombre detrás de nosotros, al darnos la vuelta di un paso hacia atrás, era realmente intimidante, me extendió la mano para saludarme, temblando le respondí, era el presidente de la Asociación Terrícola de Deporte mejor conocida como ATD, su piel bronceada, altura de 1,90 m y sonrisa escalofriante me helaron la sangre, llevaba su cabello marrón oscuro ondulado a la altura del hombro recogido en una coleta baja, llevaba puesto un traje azul oscuro a corbata negra y camisa blanca, bajo esta pude apreciar relieves oscuros, piel tatuada —  ¿Se siente bien señorita Fausta? ¿Quiere que le pida un vaso de agua? —  Orión se acercó para examinarme, parpadee rápidamente saliendo de mi transe

—  Si, lo siento, mucho trabajo —  Volvió a mostrar su dentadura blanca y perfecta, el gran Dimitri Grimaldi octavo, de 55 años de edad

—  Bueno ¿Qué les parece si me acompañan a mi oficina y les invito algo de beber? Deben estar un poco cansados por ese viaje

—  Gracias señor, se lo agradeceríamos —  La oficina debía ser casi tan grande como la mía ¿Por qué todo era grande en Casterbell? La madera caliente contra el fuego en la chimenea hacía ruido en la oficina, tomamos asiento en la sala, un robot nos entregó las bebidas, a Dimitri un café amargo, a Orión un té de canela y a mí un jugo de naranja

—  Así que ya casi tenemos ese estadio listo ¿Cierto señorita?

—  Así es, ya tenemos casi todo listo

—  ¿Casi todo?

—  La señorita Fausta decidió ampliar la capacidad del estadio —  La escalofriante sonrisa volvió a aparecer,  por un momento creí haber visto que sus ojos café oscuro tornarse de un color diferente pero fue solo por segundos y no pude apreciarlo bien

—  No me sorprende, la señorita siempre ha sido muy ambiciosa —  Nerviosa mire al cuadro a nuestra derecha



#4571 en Ciencia ficción
#29129 en Otros
#4252 en Acción

En el texto hay: pasado oscuro, guerra interestelar

Editado: 26.09.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.