Orión empujo el vaso con yogurt en la mesa hacia mí — Tienes que comer algo
— Los lácteos son malos para los humanos bajo emociones fuertes
— Tú no eres humana, eres una mutante, come o te llevare a esa cama, te atare y no te dejare salir hasta mañana
— No estas entendiendo nada, sé que debo buscar a Viemort
— ¿Y qué es Viemort?
— No lo se
— ¿Entonces como planeas buscar algo del cual ni siquiera conoces su naturaleza?
— Porque sé que debo buscarlo, lo sentí cuando lo recordé, es algo importante para mí, no sé, quizá me ayudara a recordar quien soy, a recordar mi pasado — me observo — Voy a encontrar Viemort con o sin tu ayuda
— Así como planeas traer humanos a nuestra dimensión, así como planeas dirigir nuestra dimensión, así como planeas encontrar al asesino de tus padres ¿No es así Fausta? Y no me mires así, sabes perfectamente que tengo la razón amor, estas tomando decisiones apresuradas y tontas, mañana es 24 de diciembre
— ¿Y?
— Tendremos una cena en casa de mamá
— Estupendo
— Acepto recibirte y te pido por favor no ocasiones problemas sacando esos temas a flote por favor, aunque sea por una noche seamos dos mutantes normales que tendrán una cena de navidad normal
— La navidad pertenece a los humanos
— No pidas que dejen todo su pasado atrás, es una celebración y queremos llevarla en paz ¿Sera posible eso amor?
— Esta bien, no diré nada sobre Viemort — Solo lo dije para que quitara esa cara de pocos amigos, iría tras Viemort y nadie me detendría, sabia en el instante en que lo recordé que era importante para mí, tome el vaso y comencé a comer el yogurt con mango picado — Orión — levanto la vista — No sé por qué pero me siento débil
— ¿Qué quieres decir con débil? — Parecía preocupado — ¿Te duele algo? ¿Quieres que te lleve al hospital?
— Tranquilo, digo que desde el problema de la pelea me siento débil, como si hubiese gastado mi energía en exceso y estoy segura que está relacionado con el regreso de mis recuerdos — Note que Orión dudo antes de preguntar
— Amor ¿Qué recordaste de Edwin? — Su pregunta no me sorprendió
— Hablaba con el — Parecía esperar más — Orión, no vale la pena pensar en eso en este momento — Deje mi silla para acercarme, coloque mis brazos alrededor de su cuello y le di un beso, me dio una leve sonrisa — No tienes nada de qué preocuparte, te quiero, te escojo a ti — Después de eso nos dimos un fuerte abrazo — Mañana iré al centro comercial
— ¿Para qué?
— Quiero un bonito vestido para la cena — Beso mi frente
— Te llevare para que puedas comprarlo aunque te deseo suerte considerando la cantidad de gente que habrá, muchos harán compras mañana
— Creo que podre soportarlo — Ambos nos fuimos a dormir abrazados a la cama, mi cabeza descansaba sobre su pecho mientras pensaba en cómo podría obtener información sobre Viemort y quien era ese hombre en mis recuerdos
Orión nunca se equivocaba, el centro comercial estaba repleto de personas corriendo de un lado a otro tratando de conseguir lo que necesitaban, el lugar era enorme, tenía la forma de un decágono, contaba con 26 pisos y era treinta veces más grande que cualquier estadio en La Primera, los cristales de la fachada funcionaban como displays donde las empresas anunciaban sus productos, en el centro de este en el interior estaba un árbol de navidad protegido por un enorme tragaluz en la parte superior, el árbol estaba decorado con millones de luces y esferas, los cyborgs de los mutantes ayudaban a cargar las bolsas mientras ellos compraban cada vez más, Orión se despidió de mi porque iría a comprar un regalo para Estela, nos reuniríamos en el árbol de navidad en la planta número quince, yo para entonces ya me localizaba en la última planta probándome un vestido ceñido color vino con mangas hasta las muñecas y corte a las rodillas, mientras probaba distintos tipos de zapatos note algo extraño, pude apreciar entre las compradoras a un mujer con albinismo observándome a momentos, en un principio no me molesto considerando que era la gobernante pero llego un momento donde la incomodidad gano, me baje de la plataforma y busque a aquella mujer, había desaparecido, busque entre la multitud, pensé que quizá había visto mal y estaba siendo paranoica así que decidí regresar, escogí mi vestido y zapatos, mientras buscaba un vestido libre una mano me tomo desde adentro de un vestidor, antes de poder gritar me cubrió la boca y me llevo adentro.
— No te asustes, soy yo — Esa voz la reconocía, no sabía de dónde pero la identificaba, su agarre aflojo y pude afrontarla, la chica con albinismo, me dio un fuerte abrazo — Te extrañe tanto
— Ehhh lo siento, no te conozco — Se apartó con la mirada triste pero una sonrisa en su rostro, sus manos se colocaron en mi hombro
— Lo sé, sé que no me recuerdas pero nos conocemos
— Es imposible, yo soy tu gobernante, no hay manera de que pudiéramos tener contacto
— Hermana, todo estará bien una vez que recuperes la memoria