Mi mente parecía haberse nublado, todo era completa felicidad para mí, caminaba en las calles tomada de la mano de Orión, disfrutaba de ver los displays en los rascacielos de cristal, ver a los mutantes caminar felices, disfrutando de la vida que habría puesto en sus manos, todo lucia excepcional exceptuando que había un cadáver humano en la morgue, alguien lo había asesinado y traído hasta nuestra dimensión, Orión y yo pensamos en las posibilidades y motivos y pensamos que quizá el asesino quería intimidarme como una forma de amenaza hacia mi persona, que lo estaba haciendo para que cediera a la presión. Desde aquel incidente los entrenamientos habían aumentado, debía aprender a protegerme si las circunstancias me obligaban a luchar.
Mientras veía los noticieros note que cada día la situación de vida era más complicada en La Primera, la sobrepoblación, hambruna en algunas regiones, los crímenes de odio iban en aumento por cosas tan ridículas, muchos de ellos ni siquiera se cometían por venganza sino por falta de tolerancia a la vida ajena, definitivamente eran como simios carentes de razonamiento, mientras hacía revisión de mis acciones en el pasado leí que la extinción de varias de sus especies estaba en aumento y como prevención decidí extraer una pareja de cada especie para conservarles con vida en nuestra dimensión.
Mientras trabajaba alguien llamo a mi oficina, al ver por la pantalla de cristal de mi computadora pude ver a el cyborg que se encargaba del trabajo de mi secretario quien me dijo que en la sala de espera había una familia esperando a poder hablar conmigo lo cual me dejo realmente sorprendida ¿Tenían algún problema? Los mutantes ya sabían que por grave que fuera el problema no tenían por qué acudir a mí, simplemente podía hacer uso de los derechos que gozaban, ir al médico, ayuda legal, pedir un préstamo al gobierno por comida o lo que fuese, debía ser grabe para querer tratarlo directamente conmigo así que les permití el acceso, cinco minutos después estaban llamando a la puerta, presione el botón de acceso en mi escritorio para que esta se abriera. Era una familia bastante numerosa, ocho hijos, todos hombres y la madre y el padre, ocho sillas salieron de la habitación de reserva y la mesa se extendió.
— Buenas tardes — Ambos padres me saludaron de mano
— Buenas tardes señorita Fausta, estos son nuestros ocho hijos — A todos los salude asintiendo
— Un gusto
— El gusto es nuestro — Dijo el mayor
— Bien, tomen asiento ¿A que debo tal honor? Digo, son vacaciones, pensé que todos estarían disfrutándolas, no viniendo a ver a su gobernante
— Lamentamos venir a molestarla en fechas como las del Torneo pero creímos necesario hablar con usted sobre algo realmente importante — hablo el padre de la familia
— Me están preocupando, díganme con total confianza que ocurre, saben que ayudare con todo lo que sea necesario
— Es que ese es el problema, que no sabemos si querrá ayudarnos con esto
— ¿Por qué dicen algo así? ¿No les eh dado todo esto? Pueden confiar en mí, adelante, hablen — El patriarca de la familia miro a su esposa y asintió, la mujer temblando levanto la mirada, su rostro reflejaba tristeza, empezó a hablar y lo que dijo me dejo completamente anonadada
— Queremos pedir su autorización para que mi hermano viva aquí — Me apoye en el respaldo de la silla
— ¿Y porque crees que tu hermano sea digno de vivir entre nosotros?
— Bueno, la vida de mi hermano corre riesgo en La Primera
— El simple hecho de que su vida corra riesgo no implica una razón para poder ser un mutante corazón, necesito más que eso para admitirlo
— Yo lo se señorita pero sé que también es muy piadosa y creí que quizá usted podría aceptarlo
— Dime el nombre de tu hermano — Comencé a teclear en la computadora, después de esperar un rato y no haber respuesta la mire — Ya vinieron hasta aquí, hagan que valga la pena, dime su nombre
— David Fish — respondió
— País
— Estados Unidos — una vez insertados los datos no me sorprendió que la familia estuviera tan temerosa, cargos por acoso sexual, racismo y homofobia
— Una persona encantadora desde luego — Comente fríamente, note su tensión — Ya conocen las reglas, si ocasionan problemas no puede estar aquí
— Lo se señorita y yo de verdad puedo jurarle que el ya cambio, se sabrá comportar y no hará daño a nadie
— Once denuncias por acoso sexual, golpeo a una pareja gay con ayuda de dos “Hombres” — Dije resaltando las comillas — y casi asesina a un hombre afroamericano mientras gritaba “Muerte a los negros” ¿Crees que yo puedo aceptar a alguien así en mi dimensión?
— Señorita, por favor
— No convertiré este lugar en el mismo agujero del que ustedes salieron y del cual muchos escaparon, es una persona problemática, sé que si lo recibo pronto habrá las mismas denuncias y sabes que los habitantes exigirán que se le destierre
— Lo asesinaran, la gente se está coordinarlo para capturarlo y asesinarlo, por favor señorita Fausta
— Creí que querían una vida libre de violencia, creí que ustedes eran felices aquí