Doppelgänger - Alecto

Capítulo 28

Era una idea peligrosa considerando que Edwin podía estar en cualquier parte del universo o  dimensión pero tampoco podía poner en riesgo a quienes confiaban en mí, decidí que después de hablar con Atlas y Orión en la fábrica investigaría más sobre esa dimensión, sobre sus guerras y sobre su estructura política – social para saber si presentaban un verdadero riesgo. Orión pasaría la noche en su oficina de control de portales, no sabía dónde estaría Atlas pero esperaba que no averiguando más que nosotros, comenzaba a representar una verdadera amenaza.

No había información relevante además de sus guerras y protestas, eran tan cual pensaba, simios inútiles sin capacidad para lograr un pequeño avance, algunos países trataban de mantenerse en paz mientras que en otras partes del mundo se asesinaban unos a otros por sus estúpidas creencias religiosas.

—  Nada extraño que pongan sus creencias sobre la vida de inocentes —  Comente mientras seguía leyendo y buscando información que me asegurara que La Primera era un potencial peligro, pensé en porque si esa dimensión eran tan inútil tenía en la nuestra a varios de ellos y el censo que mostraba la pantalla de mi computadora decía que en su mayoría eran habitantes de Lupus, del 100% de la población humana solo había 23% procedentes de La Primera

Camine frente a mi escritorio pensando, si tenía poca población de esa dimensión y nos manteníamos ocultos significaba que si eran peligrosos pero algo me preocupo aún más, algunos gobernantes sabían de nuestra existencia, se había hecho un acuerdo con ellos si no hablaban  y que cubrirían las anomalías que ocurrieran en ambas dimensiones ¿Estaban simplemente tranquilos? ¿No les importaba la amenaza? No, no era un comportamiento normal en ellos, eran ambiciosos, querían siempre tener lo mejor, no podían simplemente estar con los brazos cruzados, debían sentir curiosidad por nosotros, de eso estaba segura y eso podría explicar el humano encontrado. Tome mi celular y salí corriendo hacia un automóvil del castillo, di gracias que tuviera control automático o me habría estrellados tres segundos después, la morgue no estaba lejos del castillo, solo a quince minutos, antes de que el automóvil se detuviera salte fuera y entre en la construcción, en la recepción me recibió el velador.

—  Buenas noches señorita Fausta —  Inclino la cabeza —   ¿En qué puedo ayudarla?

—  Quiero entrar en la cámara de conservación —  Su rostro mostro gran asombro

—  ¿Puedo preguntar porque?                                   

—  Solo limítate a dejarme entrar

—  Claro, como usted diga —  Me condujo hasta un pasillo oscuro donde hasta el fondo se veía la luz del lector de huella

—  Gracias, déjeme sola, podre regresar sin ningún problema

—  Si señorita —  lo escuche dar pasos rápidos por el pasillo, sabía dónde estaba el cadáver, era el único en la morgue, la tasa de muerte en nuestra dimensión era mucho menor y las morgues siempre solían estar solas, me acerca y tire

La plancha se deslizo fuera, dentro, en una bolsa, el cadáver deposaba, baje el cierre para verlo mejor, el forense se había tomado el tiempo de cerrarle el tórax, rodé los ojos, bajo sus pies estaba la ropa rasgada, la examine, aún tenía manchas de sangre, use unos guantes de látex y las tome para buscar alguna posta de que lo había llevado hasta nosotros, estaba por vencerme cuando encontré una pequeña tarjeta en su bolsillo izquierdo trasero, tenía un águila con las alas extendidas y dos círculos a su alrededor

—  ¿International Association Against Biological and Nuclear Threats? Trabajaba para una asociación gubernamental —  Estaba sentada frente a la mesa de herramientas cuando escuché un ruido detrás de mí, me gire para ver que era, salte de la silla al ver que ocasionaba el ruido, el cadáver del hombre se arrastraba lentamente hacia mí, quería gritar pero había perdido la voz, el cadáver se detuvo por un momento para después comenzar a contorsionarse, era una mujer que no podía ser mucho más mayor que yo, no tenía cabello, su cuerpo desnudo, cubierto de cortes y magulladuras comenzó a acercarse a mí de nuevo, mi espalda choco contra la fría pared

Caí sentada, abrace mis rodillas esperando lo peor, la puerta estaba a siete metros de distancia, no llegaría a ella sin tropezarme o herirme, sus manos huesudas comenzaron a subir por mis piernas, cuando abrí los ojos le tuve enfrente mío, a solo centímetros de distancia, trate de regular mi respiración pero me era imposible y más cuando aquel cadáver emanaba un olor desagradable a carne podrida, la mujer sonrió mostrando unos dientes cubiertos de sangre seca, un escalofrío recorrió mi cuerpo, temblando trate de mantener mi vista en alto, su mano derecha acaricio mi rostro, su piel estaba helada ¿Dónde estaba el guardia?¿Acaso no veía lo que estaba ocurriendo? Trate no llorar pero algunas lágrimas escaparon sin que pudiera controlarme, pensé en cuanto tiempo les tomaría encontrar mi cadáver, aquel ser emitía gemidos de dolor pero se perdían entre sus carcajadas.

—  Estoy gozando tanto esta venganza —  Estaba temblando completamente, sus manos sudaban

—  ¿Q-quién eres? —  Pregunte tratando de no tartamudear, su sonrisa se ensancho y su garra rasgo parte de mi mejilla, sentí la sangre caliente comenzar a salir en gotas rodando por mis mejillas hasta mi barbilla

—  Le dije que sería su peor pesadilla por el resto de su miserable existencia pero el atormentarle una y otra vez en sus tantas versiones es un deleite que amo demasiado



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En el texto hay: pasado oscuro, guerra interestelar

Editado: 26.09.2023

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