Doppelgänger - Alecto

Capítulo 32

Me tomo trabajo hacer que Orión se alejase de mí, necesitaba abrir el libro y era arriesgado en su presencia, afortunadamente le mandaron a llamar en Marte y no tuvo otra alternativa que dejarme sola, me asegure de que la oficina estuviera completamente cerrada y saque el libro del ultimo cajón del escritorio, estaba por abrirlo cuando me arrepentí, la oficina del castillo era un lugar peligroso, tome una bolsa que permanecía en el perchero desde mi ataque y guarde el libro dentro, salí caminando entre el personal tratando de lucir lo más tranquila posible, sabia a donde podría ir sin recibir molestias.

Cerré la puerta de oscuro cristal templado, espere a que alguien llamara a la puerta pero no hubo nada, nadie me había visto, me gire para afrontar aquel lugar al que no había vuelto en meses, todo seguía exactamente como lo había dejado, nada había cambiado, me quite los zapatos para evitar que los tacones hicieran ruido, sentí el mármol frio contra las plantas de mis pies y presione más el libro contra mi pecho temerosa de que alguien me lo arrebatase, era lo único que tenía después de tantos meses pero estaba completamente sola, camine entre la construcción, explorándola, mi doble no me permitió hacerlo en el pasado, miles de pasillos que conducían a ningún lado, conforme más me adentraba más melancólica me tornaba, como si ese lugar fuese una parte de mí, subí las escaleras que conducían a un pasillo lleno de habitaciones pero no preste suficiente atención por la gran puerta de madera al final de este.

Todo el lugar era frio pero me pareció extraño que al tocar el pomo de la puerta estuviese caliente como si fuesen brazas, dentro de la habitación todo era claro gracias a un tragaluz que cubría completamente el techo. Era una enorme sala con paredes cubiertas por espejos y piso de madera clara, me pareció extraña la claridez, no debían pasar las 11:00 pm ¿Había pasado más tiempo del que conocía? En el centro de la sala estaba una pequeña piscina pero no tenía agua, me acerque y tome un poco entre mis dedos, era mercurio liquido o al menos eso parecía ¿Qué era ese lugar? Tome una bocanada de aire y me cubrí con mi chaqueta esperando no tomar una mala decisión y baje, el mercurio era cálido, cerré mis ojos y continúe descendiendo, permanecí algunos segundos aguantando la respiración.

Abrí los ojos de golpe, deje escapar el aire y me incorpore, había estado flotando sobre el mercurio pero no tenía una sola marca de haberlo tocado, todo estaba exactamente igual, salí de la pequeña piscina y me aleje de la sala, fue ahí donde me di cuenta que había descubierto algo muy importante, ya no estaba en la cripta, solo pasillos y pasillos de piedra cubiertos con esqueletos humanos, mientras más caminaba entre los pasillos más me daba cuenta en donde me encontraba, las catacumbas de Paris, fui cuidadosa de ver hacia donde me dirigía pues era bien sabido que cualquiera que se adentrara en el lugar y no conociera la salida se perdería para siempre. Trate de ignorar los ruidos y gritos que me parecía escuchar, daba gracias de ser una mutante porque no había un solo rayo de luz en aquel lugar y solo mi vista desarrollada me evitaba pisar alguna rata, después de algunos metros recorridos los esqueletos dejaron de aparecer, me preocupe, debía cerrar el conducto o cualquier humano podría llegar a nosotros si contaba con la misma o mayor curiosidad que yo, avance algunos metros más hasta que accidentalmente el libro se resbalo de mis manos y se abrió, me incline para recogerlo y vi los escritos, ya que no había visto ratas en metros de distancia tome asiento, estaba muy cansada y comencé a pasar las páginas del libro.

No se podía apreciar mucho pero no tenía otra cosa que hacer hasta que escucho claramente unos gritos desgarradores de auxilio entre las paredes, mi piel se erizo y quise correr pero me di cuenta que me había perdido, me pare en seco y trate de calmarme para pensar en alguna ruta de escape y entonces una mano me tomo por la muñeca, solté un grito y me aparte, entre los cráneos salía una mano huesuda, me alerte pero me di cuenta que no era algo fantasmal, era una persona viva, rápidamente aparte los cráneos y huesos para abrirme paso, dos pobres hombres estaban postrados sobre la piedra, moribundos, ambos se giraron para verme y al hacerlo ambos proliferaron un terrible grito y trataron de apartarse aunque su cuerpo no se los permitiese, eran prácticamente huesos y piel.

—  Tranquilos, no les hare daño

—  ¿Qué haces aquí? Déjanos ¡Vete!

—  Permítanme ayudarles

—  Aléjate maldita bruja

—  ¿Cómo?

—  Ya lograste lo que querías, vete antes de que condenes más a tu alma

—  No sé de qué hablan —  Y comprendí todo

—  Me están confundiendo, yo solo quiero ayudarlos —  Ambos lucían aterrados, decidí llamar a Orión, solo dos timbres y respondió

—  ¿Amor? ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Por qué desapareciste?

—  Tranquilo, estoy bien, solo me fui un momento

—  Fausta, llevas desaparecida dos días

—  ¿Qué? No es posible, yo me habría dado cuenta

—  Dime donde estas

—  En La Primera

—  ¿Qué haces en ese lugar?

—  Bueno… te interesara saberlo pero necesito que vengas por mi

—  No tenemos registros de tu chip, estas en estado de desaparecida, tenemos graves problemas con La Corte y el Parlamento



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En el texto hay: pasado oscuro, guerra interestelar

Editado: 26.09.2023

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