Doppelgänger - Alecto

Epílogo

El hombre corría cada vez con más lentitud, estaba cansado pero sabía que le seguían de cerca, las desoladas calles de Francia le provocaba miedo, corrió hasta llegar a una glorieta ¿A dónde iría? Misteriosamente las calles estaban vacías, era usual que hubiera pocos automóviles en movimiento pero esa noche no había una sola alma, solo él y quienes le perseguían, respiro agitadamente para después continuar, llego a un edificio en construcción y se adentró en el con la esperanza de perderles, afligido trato de regular su respiración para poder escuchar mejor si se aproximaban.

—  ¿Sabes? Odio jugar a las escondidas —  Era la vos de la mujer, sus tacones hacían eco entre las tablas —  Yo solo quiero darte una muerte rápida pero si continuas haciéndome enojar… —  Su acompañante le interrumpió

—  Caillech, termina con esto ya, sabes que a AYN no les gusta que juegues con ellos, no es divertido —  Se escuchó la risa de la mujer

—  No seas amargado ¿Qué crees que haría ella? Le debemos esto, limpiar la peste, merecen morir

—  Eso estamos haciendo, el juego del gato y el ratón no es divertido, córtale la cabeza, apuñálale… no lo sé, solo deshazte de él y vámonos, tengo hambre

—  Bien, ven ratoncito —  grito —   Prometo que no te hare daño —   El hombre subió las escaleras a trompicones, el movimiento de las columnas de metal les hizo saber a aquella pareja donde estaba su presa, caminaron a paso lento, no había lugar para esconderse de ellos

Corrió hasta llegar a la cima pero no había a donde ir, no puertas, no escaleras, pudo sentirlos detrás de él —  Esto no será doloroso, como sus súbditos no tenemos ordenes de hacerte daño, será una muerte rápida, lo prometemos —  Comento el hombre corpulento de cabello rubio

—  Cállate, aléjense de mí

—  Sera mejor así —  Dijo la chica de cuerpo menudo, ambos usaban mascaras de carnaval que les cubría completamente el rostro, ella de color rojo mientras que su compañero usaba una color rosa con cintas en picos alrededor  —  Si ella estuviese aquí te arrancaría la carne de los huesos, nosotros te ofrecemos la oportunidad de morir de manera tranquila

—  Cállate perra hipócrita ¿Me vienes a dar lecciones de moral? Cuando quieres matarme

—  Solo queremos que corrijas tu error ¿Por qué no quieres pagar por ello? Es lo mínimo que merece ¿Imaginas como vivirá el resto de sus días?

—  Sera como quedarte dormido —  Al acercarse, el tomo una barra de metal y le golpeo en la máscara, esta no era retirada como normalmente se conocía, era digitalizada, un golpe fuerte hacia que el aparato en su oreja la desapareciera, el cabello caía sobre su rostro cubriéndole la mayor parte, la chica levanto su dedo índice para moverlos en dirección contraria como respuesta de no.

El joven que le acompañaba camino velozmente para tomar del cuello a su víctima y dejarla suspendida en el aire, el hombre pedía piedad —  No, merece algo más lento —  Comento la chica, el compañero lanzo al hombre lejos estrellándolo contra un pequeño bote de pintura, la herida que había hecho previamente en el rostro de la joven sano frente a sus ojos, la piel uniéndose nuevamente como si de magia se tratase, se colocó en cuclillas frente a el  —  Has sido un niño muy malo ¿Y sabes qué? Eso no me gusta nada, mi plan era sencillo, darte una muerte rápida y después ir a cenar pero ahora, creo que podríamos divertirnos contigo —  El aire comenzó a escasear para el herido, Caillech lo estaba provocando, todo se nublo y cayo inconsciente, el chico lo cargo sobre su hombro y ambos regresaron a las calles solas.

 Tres días después la policía recibió la llamada de un marinero, durante su viaje visitaron Calanques de piana donde habían visto un cadáver en descomposición en las orillas, no estaban seguros y querían que lo rectificaran y así lo intentaron pero al llegar no pudieron ingresar, hombres misteriosos en traje oscuro en compañía de otros más con overoles color blanco impedían el paso a todos, incluyendo la policía bajo el argumento de juristricción internacional, les mostraron una extraña placa.

—  ¿Asociación internacional? ¿Quién era el cadáver? No debe ser un civil

—  Les pido que se retiren por favor, este no es su trabajo

—  Nos informaron y tenemos que entregar un reporte

—  De eso nos encargaremos nosotros, pueden irse tranquilos —  El policía trato de hablar pero una mujer pasó a su lado acompañada por un hombre alto y robusto de cabello oscuro, ella llevaba un overol en color azul y el cabello castaño recogido en una coleta, ambos caucásicos, parecían no notar a nadie y solo se concentraban en el cadáver

—  Definitivamente es un hombre —  Se acercó más al cuerpo —  De entre 30 y 40 años, caucásico

—  Así que era esto de lo que tanto hablaban

—  Posiblemente, tendré que revisarlo en el laboratorio, no podre estar segura hasta hacer más estudios

—  Pueden retirarse, ya escucho, no hay nada que ver aquí, nos llevaremos a nuestro querido amigo, no se preocupen

—  ¿A quién pertenece su asociación?

—  Permítame hacer una llamada —  El hombre de traje les dio la espalda unos segundos para hablar con alguien por teléfono, después les entrego el celular para que hablaran, eran órdenes del ejercito mantenerse al margen, no pudieron hacer nada y se retiraron junto con todos los espectadores mientras eran observados por el hombre que previamente hablo con ellos, cuando se alejaron lo suficiente llamo a un número diferente



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En el texto hay: pasado oscuro, guerra interestelar

Editado: 26.09.2023

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