Doppelgänger

Capítulo 5

Olía a limón y lavanda, estaba muy cómoda y no abrí los ojos hasta que sentí unos dedos deslizarse sobre mi mejilla… sus ojos purpura me miraban, mi cabeza estaba recostada sobre su hombro, de algún modo extraño no me aleje de su lado, permanecí ahí con él, lo deje que me abrazara, tal vez sus brazos me harían olvidar todos los problemas que se venían. Beso mi frente y me acerque más, aspire su aroma cada vez que pude, deseando quedarme con él siempre.

La sala de espera aun vacía fue iluminada por la luz del amanecer, a lo lejos se oían voces pero no parecía que fuera a llegar alguien, me estrujo contra su pecho, no rechiste, simplemente le permití hacerlo porque me daba tranquilidad, una tranquilidad que hasta ese momento nadie me había dado desde lo poco que podía recordar, tenía mucho escalofrió, su mano se posó sobre mi frente

—No es posible, estas ardiendo en fiebre—me tomo entre sus brazos, parecía que estaba corriendo— ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Maldita sea ayúdenla!

— ¿Qué paso? —Era la voz de Rigel—Creí que Edwin la estaba cuidando

—Rigel, llama al doctor, tiene fiebre y está temblando, no sé qué hacer, ayúdenla

— ¡Europa! —Pasaron segundos antes de escuchar su voz pero ya no podía comprender las palabras, me sentía muy mareada, Orión es escuchaba verdaderamente preocupado

La cabeza me dolía demasiado, tenía náuseas y me dolía todo el cuerpo sin embargo no podía moverme, sentía las extremidades pesadas. Abrí mis ojos lentamente evitando la luz del día pero parecía ser que estaba anocheciendo, podía ver una sombra en el marco de la puerta, Edwin, aun a pesar de estar mal no dejaba de alejarse de mí, no me miraba, solo permanecía en silencio mientras usaba un aparato que no conocía, parecía estar usando algo semejante a un cristal rectangular del tamaño de su mano, estaba en una habitación amplia con dos sofás reclinables, un mueble con una pantalla de cristal del tamaño de mi cuerpo en la pared y un armario.

—Parece ser que te obligaron a cuidarme

—Duerme, pasaste un muy mal rato

—No, quiero ir con el doctor ¿Por qué no me puedo mover?

—Estas anestesiada, sabíamos que no estarías tranquila así que fue lo primero que pensamos, duerme

—No quiero, tengo que estar con ellos, saber que pasa conmigo—Parecía molesto cuando guardo en el bolsillo trasero de su pantalón el aparato, se acercó a mi cama hasta tenerme cara a cara, solo unos pocos centímetros nos separaban

—Quiero que te quede claro, lo que diré solo será una vez ¿Entendiste? Tienes amnesia temporal, tu memoria regresara con el paso del tiempo, no podemos hacer más

— ¿Y por qué luces molesto?

—Luzco molesto porque tenerte aquí, indefensa y no poder acercarme a ti es más difícil de lo que imagine

—Yo—No podía articular palabra, tenerlo tan cerca de mí afectaba mi raciocinio de una manera increíble, sus ojos eran oscuros, muy hermosos… podía perderme en ellos

— ¿Qué pasa? ¿No dices nada? —No había palabras para responder, su mirada intensa me tenía hipnotizada, pude sentir el leve rose de sus dedos en mis brazos, la comisura de sus labios se elevó — ¿Sabes? Creo que luces más hermosas que hace dos semanas, es eso o el hechizo que lanzaste sobre mí se está volviendo muy fuerte — Era la primera vez que veía su sonrisa, una verdadera sonrisa, para mí — Eres demasiado hermosa, tanto que duele

—Yo… ¿Puedes hablarme de ti? —Pregunte sin dudarlo, su rostro de desconcierto reflejo muchas cosas, incluyendo decepción

—No es necesario—Se alejó de mi dejándome solo la sensación de sus dedos sobre mi piel, su aliento sobre mi rostro —Cuando recuperes tu memoria, no creo que sea necesario

—Por favor

— ¿Por qué?

—Porque quiero y necesito saber quién eres, tengo una extraña sensación… cuando me tocas siento algo raro ¿Acaso tu no?

—No se dé que me hablas

—Edwin, esa electricidad que sentimos cuando nos tocamos, aunque sea un poco, sé que tú también sientes eso, necesito que me ayudes a recordar quien eres, yo…—Dude por segundos— Yo te recordé antes de verte —Su mirada cambio, tenía un brillo especial—No tu nombre pero tuve un recuerdo tuyo, por eso quede sorprendida cuando los vi a ustedes tres en el bosque




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