Doppelgänger

Capítulo 11

Caminaba de un lado a otro mientras escuchaba lo que Edwin me estaba diciendo, después de que Rigel se fuera con Edwin este acudió a mí para decirme que su hermano quería expulsar a sus amigos del castillo, era algo que por supuesto no podía permitir, no alcanzaba a comprender porque Orión estaba haciendo tal ridiculez pero no iba a autorizar la salida de tan valiosas personas. Al inicio estaba desconcertada por la actitud de Edwin, cuando se presentó ante mí no fue de la manera más amable, llego gritando y exigiendo una explicación aunque en verdad no sabía de qué me estaba hablando y no fue hasta que me explico que se percató de que realmente no sabía lo que ocurría con sus amigos, me dijo que Rigel le había pedido que hablara con Orión y no me negué, me explico cómo funcionaba un trozo de cristal que me mostro, se llamaba plaqueta de comunicación virtual, se desbloqueaba por medio de un lector de ojos biométrico, al desbloquearse me apareció un menú, algo semejante al celular de Orión, me indico que debía hacer paso por paso, eral algo relativamente fácil excepto que no comprendía para que, no comprendía que para ellos era necesario tenerlo, bastaba con el celular. También me mostro algunos videos desde una maquina llamada computadora, estos videos eran de mi platicando con otras… eran extraterrestres, yo discutía con alguien pero no podía ver su rostro puesto que la cámara se enfocaba en mí, era de un noticiero, tuve una discusión con una mujer no terrícola y fue la comidilla de toda la Corte sin mencionar al resto de los habitantes.

Al ver llegar a Orión pedí hablar con ambos hermanos, sería complicado pero era algo que tenía que hacer muy a mi pesar.

—Eres un imbécil —Dijo Edwin en cuanto estuvimos en privado

—Gracias hermano, es bueno saber que conoces el significado de la clase

—Chicos, esto no es un juego, no puedo creer Orión que hayas hecho algo tan estúpido

—Amor, me parece que pasaste mucho rato con Edwin —Le lance una mirada envenenada —Esta bien, escúchame por favor, no fue con la intención de ofender a alguien, no quiero eso pero no me puedo arriesgar, exponerte seria la decisión más patética que podemos hacer, si algo malo te llega a ocurrir toda la dimensión colisionara, nos fue muy complicado sostener Casterbell durante tu ausencia, te imploro que razones sobre esto

—No tengo nada que razonar, Europa y Rigel se van a quedar y no hay punto que discutir en ello

—Fausta no estás pensando bien las cosas

—No me contradigas, te pido que respetes mi decisión

—Fausta…

— ¡¿Acaso no soy la reina?! —Estalle en rabia y el pareció asustarse por unos segundos

—En realidad eres una gobernante amor

—No es posible —Comento Edwin quien se cubrió ojos con la mano —Ya escuchaste a Fausta, ellos no se irán a ninguna parte —Camino a la puerta pasando a lado nuestro sin voltearnos a ver, mi respiración era irregular, estaba furiosa, por todo, sentía que en cualquier momento me volvería loca, quería dejar todo e irme pero sería un acto cobarde

Orión me observaba, me di la vuelta y observe a través de la ventana Casterbell, el sol se había ocultado dejando una escena increíble de las luces que adornaban la ciudad, sabía lo que tenía que hacer en ese momento, como si algo o alguien me estuviese guiando, la sensación de vacío seguía estando presente pero cuando los chicos se fueron después de que el castillo cerrara todo acceso tuve una corazonada, no creía estar sola, tenía que conseguir acercarme a las evidencias encontradas de esa nave, ir al lugar donde ocurrió la explosión y la mejor persona para guiarme no era Orión.

Europa estaba dispuesta a ayudarme y era la mejor persona, la adecuada para acompañarme y guardar el secreto.

—Chicos, quiero que convoquen a la Corte

—Espera ¿Qué?

—Fausta no es el mejor momento, el Consejo quiere tu cabeza y se las darás en bandeja de plata

—No les estoy dando nada —Me di la vuelta para confrontarlos — Vamos chicos, ocultarme del mundo solo logra despertar más sospechas ¿Acaso no lo dijiste Orión? Fue por eso que me llevaste a ese restaurant, para que se sintieran más tranquilos

—Eres un bastardo ¿Cómo pudiste hacerlo?

—Edwin, no es el momento para reproches, en realidad fue lo mejor que tu hermano pudo hacer y es lo mismo que estoy intentando hacer ahora, la Corte no estará feliz hasta no verme y créanme, estoy segura de que ya hablaron con ustedes y quieren que nos reunamos — Ambos se miraron — ¿Ven? Digan lo que quieran pero no me retractare, me reuniré con ellos —Al abrir la puerta casi caigo al suelo, solo lo evitaron los brazos de Edwin quienes me ayudaron a ponerme en pie




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