Doppelgänger - Procesión

Capítulo 3

Eris recibió por días mensajes de varios gobernantes con la esperanza de que ella pudiese convencer a Fausta de una reunión diplomática, si bien todos estaban de acuerdo con no dejar acceder a los humanos tampoco tenían sencilla la labor de mantener a raya el comportamiento de sus habitantes y así lo había hecho pero siempre que llamaba a la tierra recibía el mismo mensaje “no se encuentra, ella le devolverá la llamada” y jamás lo hacía recordándole al tiempo que estuvo desaparecida pero lo más extraño en ella es que había cerrado toda vía de comunicación con La Primera, ni siquiera ellos podían ver que estaba ocurriendo, solo lo poco que había logrado filtrarse y no era agradable ni de ver ni de escuchar. 
—Nada, no responde ¿Qué más puedo hacer? —Comento a Ares mientras esté le observaba desde el sofá enfrente de su escritorio, se puso de pie tan pronto la vio frustrada y apoyada en el borde de la mesa y se acercó a ella uniendo ambas frentes para calmarla  
—Eres nuestra única esperanza  
—Me encanta tener ese puesto pero ciertamente odio la presión y más en estos momentos, no entiendo ¿Por qué tengo que ser yo quien la busque? En primer lugar es más que evidente el aborrecimiento mutuo que nos tenemos  
—No mientas, se odian y es justamente por eso, es cierto que no soportan verse la una a la otra, pero—Añadió tan pronto la vio intentar replicar—Ese odio las lleva a tenerse respeto a la par 
—No me hagas reír Ares ¿De qué respeto hablas? Solo ve como ignora mis llamadas  
—Solo a ti no te recibe, a todos nos dio la misma respuesta “todo esta bien, no hay nada de que preocuparse, confíen en mi” —comento esto último en un mal intento de imitación a la fina voz humana de Fausta generando una ligera sonrisa en Eris —Sabe que tu descubrirás la verdad, eso pasó la última vez también y sostienes que algo nos ocultan de aquel entonces  
—Claro que nos ocultan algo—Replico rápidamente—Se que algo no está bien desde hace años, esto no es de ahora  
—Por eso no te recibe  
—Y quieres que la convenza de que estoy completamente de acuerdo con todas sus decisiones y así ustedes podrán hacerle preguntas incómodas durante toda la cena mientras me mira con mayor odio que antes—Ares asintió divertido — De acuerdo, iré directamente a la tierra para buscarla pero déjame decirte que en realidad no estoy en contra de todo lo que esta haciendo, esta es la primera vez que compartimos la mis a decisión  
—Podría decir lo mismo de no ser por el hecho de que no somos sus animales para que nos restrinja el acceso a la información de La Primera  
—¿Qué más da? Si sufren o no es asunto de ellos, no es nuestra obligación ayudarlos, si nos limitaremos a llorar como ellos no tendríamos todo esto, es así porque actuamos, deberían aprender eso  
—Puedes fingir con los demás tu frialdad y odio a los humanos pero conmigo no, ambos sabemos que lo que sientes por ellos es lastima y miedo a la vez, te vi con la humana y su hija cuando nos rogaron las dejáramos quedarse, sentiste lastima y miedo por sus vidas, tu no quieres acceso no por que te de lo mismo, sino porque temes que tu intuición sea verdad y la estén pasando mal, porque cederas y querrás ayudarles  
Eris se burlo de sus palabras para después rodear el escritorio y tomar asiento en su  cómoda silla color carmesí con acolchado poco más arriba de su cabeza. 
—Por favor amigo mío, esta vez tu humor fue excesivo  
—Miente si te hace sentir mejor pero lo último que supe es que están en una tercera guerra mundial, la hambruna aumento, no hay medicamentos, los discapacitados de todo tipo son los primeros que están siendo sacrificados, los hombres buenos asesinados y las mujeres agredidas, los niños… bueno, desearía que todos durmieran y olvidasen todo  
—¿Por qué me dices algo así?  
—Intentaron cruzar una de las murallas pero Fausta activo un código que asesina a unos cuantos valientes que se acercan demasiado, no los quiero, no te confundas pero tampoco me gusta verlos sufrir, no me deja dormir, comer o divertirme, fingir no hará que dejen de estar ahí, lo sabes 
Ella se mordió el interior de la mejilla por algunos segundos mientras su amigo le esperaba en silencio pacientemente. 
—Tu no quieres obtener respuestas, quieres que Fausta este distraída con nosotros y enviemos ayuda y eso no puedo aceptarlo, tal vez tengas un poco de razón pero no por eso comprometeré a mi gente, están sufriendo todo lo que tu digas pero igualmente no hace que valga la pena, el día que un humano demuestre que su especie tiene una salvación entonces estaré de su lado, mientras tanto solo puedo asegurarles una reunión aquí para que puedan ver qué está pasando, si es que les gusta ver dolor 
—Haznos saber cuando hayas logrado obtener una afirmativa por su parte, hay muchos temas que tratar aún  
—Puedes buscar a Hipólita si gustas, supe que tuvo problemas con Fausta por esto así que sabe cosas, quizá puedas convencerla de hablar, ahora vive en casa de su hermano en Andrómeda Causal, cerca de la Nebulosa de la Creación, es el cantante y actor Magno, supongo lo conoces  
—Mi sobrino sueña con casarse con el, ese nombre ya es mi pesadilla, veré si logro obtener algo, cualquier cosa házmelo saber a la brevedad por favor y gracias por la ayuda —Salió a prisa no sin antes unir su frente con la de ella una vez más en señal de despedida y respeto  

*** 
Cassandra ingreso a la oficina de Asteria a quien encontró recostada en el sofá que se encontraba delante de la ventana trabajando en su computador portátil y justo al lado de un librero que mostraba un ligero golpe llevándole a revivir aquella noche donde cruzaron el límite por primera vez y el librero terminó por ser uno de los testigo de todo el deseo que ambas habían guardado la una por la otra pero las cosas habían cambiado, parecía haber pasado siglo de aquellos buenos tiempos. 
—Te recomendaría cambiar ese mueble pero considerando el futuro incierto que nos promete Fausta la verdad podría considerarse un bonito recuerdo  
—Podría decir que me impresiona tu nivel de arrogancia, pero la verdad estoy bastante ocupada desde hace meses como para prestar atención a detalles como esos, mi tecnología es usada en temas mas importantes, así que si solo viniste a burlarte de como me abandonaste y me hiciste a un lado puedes retirarte, ya lo dijiste, Fausta no está poniendo las cosas fáciles —Respondió sin apartar la vista de la pantalla que era lo único que alumbraba su rostro en aquella oficina tan oscura  
Cassandra sintió todo el veneno y el rencor en aquellas palabras y por más que deseo ir hacia ella y besarla, no, revivir aquella escena en su mente con aquel librero no debía hacerlo, estaba ahí por un objetivo meramente diplomático aunque no fuese su trabajo oficial, al menos no ante Fausta. Carraspeo evitando el tema y tomando asiento en la mesita frente al sofá de Asteria. 
—Mira, después hablamos de todo el odio que me tienes y si después de eso aun quieres que nos divirtamos lo haremos, pero…—Añadió tan pronto le vio la ira en lo que consideraba el rostro más bello que jamás vio—Wogrilng quiere hablar contigo, Fausta esta poniendo el pellejo de todos en riesgo por unas medidas un poco autoritarias y ciertamente estamos en una partida de ajedrez 
—Y tu como siempre viéndome como una pieza  
—Si, la reina y créeme que no es por el cargo, pero esto es diferente, hay que detener a esa…mujer—comento considerando cambiar mujer por loca —la única forma de detener sus acciones es que la mayoría se oponga a ellas 
—¿Y por qué habría de oponerme? —Esa respuesta tomo con la guardia baja por completo a la que Fausta ya consideraba una contrincante  
—No hablaras en serio, lo esperaría más difícil o hasta imposible de los demás, pero no de ti, tu no eres indiferente al dolor ajeno incluso el de los humanos, ni siquiera creo que Eris lo sea, mucho menos tu  
—Las personas cambiamos —Se puso de pie para ir a su escritorio y apagar el computador que ahí permanecía en pausa con la proyección de burbujas con estrellas encapsuladas en ellas —Ya deberías suponer eso, si era lo único que tenias que decirme puedes retirarte, ya es hora de dormir en este planeta y como principal actitud de diplomacia la hora de cada planeta se respeta  
—Bueno, echarme de tu oficina por eso es absurdo, no duermes tanto y sabes que tengo la razón al traer este tema contigo, Fausta esta actuando como una psicópata 
—Para eso tendría que matarlos y lo único que esta haciendo es dejar que el destino de una especie con tan poco valor llegue, se abalanzaron a los brazos de la muerte por voluntad propia ¿Que se supone que deba hacer yo? ¿Interponerme y pedirle a la guardiana que actúe como madre y regañe a los pequeños bebes enfermos que no encuentran otra salida a sus diferencias más que con violencia? No va conmigo y aunque ella los matara no es nuestro problema, estoy cansada de que Fausta permita el acceso a quien sabe que loco y termine por causar un caos completo, la especie humana debe desaparecer  
—Yo soy humana 
—No, eres una mutante 
—Nací humana y si, son una porquería muchas veces pero no todos, hay humanos que aun conservan lo que los convierte en eso, humanos, tristeza, dolor, culpa, deseo, amor—Pronunció la última palabra con más énfasis esperando que Asteria comprendiera aquella cobarde confesión— no somos perfectos pero se hace lo que se puede con el que se tiene, eso incluye la salud mental y aun así no es justo que inocentes paguen como culpables, merecen ser ayudados y no me refiero a dejarlos solos, por eso Wogrilng quiere hablar contigo, hay muchas cosas que no sabes, Fausta no es el ángel salvador que todo el mundo piensa  
—¿Y en que parte de esta conversación eh dicho que pienso eso de ella? La considero un ser egoísta y arrogante, pero prefiero soportar esos defectos a una tonelada de asesinatos, discriminación y odio que esa especie ha traído  
—¿Discriminación? ¿Odio? Aquí actúan igual, pero con La primera, es lo mismo que los blancos contra negros, ricos contra pobres, mujeres contra hombres, heteros contra otras orientaciones, estamos siendo crueles e indiferentes para permitir que Fausta cometa el genocidio que tanto ah soñado? 
—Pues se había tardado  
—Se tardo porque perdió la memoria y les estuvo viendo la cara de estúpidos todo este tiempo—Soltó sin más con voz furiosa pero también con una descarga de adrenalina y paz por haber soltado una piedra que le atormento por meses — Orión lo sabe, Europa, Rigel y Edwing, fue así como esta alianza que ahora quiere tu ayuda lo supo 
Al notar el silencio de la criatura que tanto amaba decidió continuar. 
—Fausta esta drenando a los humanos que ella considera dignos de ser mutados porque planea destruir toda vida existente sobre La Primera, eso incluye otros planetas, yo lo supe hace mucho tiempo y me costo la salida y con lo mal que esta de la cabeza no dudo que te hubiese hecho daño a ti, la muerte de sus padres fue un invente que jamás tuvo fundamento solo con el fin de expulsarme, tuve que protegerte  
—¿Y quien diablos te dijo que quiero ser protegida? Tonterías, solo inventas cosas por esa enemistad que tienes con Fausta y seguramente es por Edwin, esa manzana de la discordia que siempre estuvo entre ustedes dos y donde terminaste enredándome —Su boca expulso aquellas palabras como e veneno de una serpiente, estaba llena de odio contra ella y no podía evitar sentir más odio hacia Fausta 
Sabía que no debía cruzar el límite nuevamente pero tampoco estaba cediendo y si lo hacía entonces obtendría ambos objetivos, ganar un nuevo aliado contra la dictadura que ella consideraba jaula de oro de Fausta y satisfaceria el hambre abrumadora que sentía, una que solo Asteria podía aliviar; durante todo ese tiempo se mantuvo sentada con la vista hacia la ventana y los antebrazos apoyados en las piernas pero abandono la postura para acercarse a la gobernante sin tocarla, solo invadiendo el espacio personal de la criatura que a pesar de inicialmente intentar alejarse pronto quedo acorralada entre la pared detrás del escritorio y su ex amante. 
—Lárgate o hare que te echen  
—Puedo irme, pero solo si logras convencerte de que no quieres que lo hagamos —Comento en voz baja, casi como un susurro contra las mejillas y la nariz de la gobernante, podía sentir la temperatura de Asteria, ver sus labios temblar y solo deseaba tomarla nuevamente  
—Eres un asco, mira que recurrir a instintos tan bajos para llevarme del lado que quieres  
—Que soy un asco no te lo negare pero que esto tiene que ver con la anterior propuesta…estas muy equivocada—Paso su brazo por su cintura atrayéndola para cerrar todo espacio entre sus cuerpos, la gobernante poso sus manos en sus hombros en un intento psicológico de alejarla —Desde que me fui no eh hecho otra cosa que desearte, pasar una noche completa disfrutándote, si de mi dependiera no te dejaría salir de aquí jamás 
—Suéltame, te odio, no quiero que me toques, no quiero volver a verte en lo que me quede de vida  
—Tenemos suerte de que ambas viviremos mucho así que hay suficiente tiempo para que tu odio se desvanezca y si tenemos que morir ates no veo por que negarnos esto—Cerro el espacio entre sus bocas con ternura y delicadeza para transformarse en deseo incontrolable haciendo que la ropa poco a poco fuera desapareciendo 
—Te digo que te vayas ¿Por qué insistes en hacerme sufrir? —Dijo con lágrimas en los ojos 
—Porque tu sufrimiento y el mío son el mismo, estar separadas, aunque sea por esta vez solo olvídate de todo, prometo que esta vez no romperemos nada a menos que tu quieras guardar un buen recuerdo—pudo escuchar una ligera risa de parte de Asteria y supo que no saldrían pronto de aquella habitación, le guio hasta el sofá para ver su desnudez a la luz de las luces de la ciudad —Como amo las noches de 27 horas 

***  



#1805 en Ciencia ficción
#9214 en Fantasía
#2006 en Magia

En el texto hay: pasion, politica, guerra

Editado: 11.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.