Doppelgänger - Procesión

Capítulo 4

Rigel suspiro mientras pasaba de canal en canal de televisión sin encontrar algo verdaderamente interesante, era como si poco a poco el hechizo que estuvo sobre sus ojos se estuviese desvaneciendo, quería ir a por Europa pero ella no respondía llamada alguna, luchaba entre no incomodarla y protegerla, después de lo aburrido en aquel accidente no sabía como reaccionar, era evidente que necesitaba cuidados médicos y de alguna forma extraña Dimitri Grimaldi se había encargado de todo, a pesar del aparatoso accidente las cosas con respecto a la atencion médica y las preguntas policiales rutinarias fueron tan sencillas que cualquiera hubiese pensado que en realidad no le había ocurrido nada de gravedad. Estaba confundido ¿Qué se suponía que debía hacer en casa como estos donde la notoriedad de intenciones dudosas por parte de Dimitri podían poner en riesgo incluso a la propia Casterbell? Su mente se situaba entre la moral y el deber, Europa le hizo prometer no hablarlo con nadie ni cuestionar nada pero aquellos destellos como corriente eléctrica en las manos y brazos de la joven le hacían dudar de no buscar a Wogrilng. Su cuerpo un dolía en las costillas, quería sentirse útil de alguna forma. 
En ese momento de silencio en su cama solitaria deseo más que nunca encontrarse y charlar con Edwin, solo el podía dar una solución a su tormento pero continuaba desaparecido, el vació que dejó se había convertido en una tormenta y no solo para el. Había llamado tantas veces a Europa que tuvo que detenerse en la veinteava vez antes de que su número fuera bloqueado por acoso y hostigamiento.  
Después de meditar por un rato más que debía hacer y decidió ir a hablarlo con Wogrilng pero aquella idea se desvaneció tan pronto abrió la puerta y se encontró con Estella, aquella visita alteraba todos sus planes y no necesariamente los dejaba en orden, pero tampoco podía decir que hiciera todo un desastre. 
—Te juro que no se que hacer, no tengo a quien más recurrir y menos cuando es buscado por violar la ley, no quiero que toquen a mi pequeño, dime que debo hacer, temo por el y eres el único en que realmente puedo confiar 
—Me alaga mucho señora pero ¿Y Orión? —No hubo incomodidad en la receptora pero si tristeza  
—Mi otro pequeño… no se que le haría Fausta pero no escucha a nadie que no sea ella, es como si estuviese bajo un hechizo, solo mira lo que esta haciendo ahora 
—Si, yo se que es extremo pero a Edwin no le harían daño porque Fausta jamás lo permitiría, es algo que ninguno puede aceptar pero ella ama a los dos y no dejara que nada malo les ocurra, realmente desconozco a Fausta pero lo único que no ha cambiado en ella es ese amor por ambos, deberías considerar hablarlo con ellos dos, sabes que mi rango no bastará para protegerle  
—Tu rango no pero tu inteligencia siempre fue valorada por mi hijo, y sobre todo, tu lealtad— el joven le miro incrédulo —No eras la mano derecha de mi hijo solo por ser su amigo, sino porque sabía que tienes capacidades y destrezas que aportarán a nuestra dimensión en caso de peligro y sabes, aunque no me veas a los ojos que miles de vidas están corriendo peligro en este momento  
Recordó porque Wogrilng le busco, en aquel entonces no parecía tener intenciones de alguna revuelta pero bajo los comentarios de la madre de Edwin ahora las cosas se estaban inclinando a derrocar a Fausta y esa idea ya no parecía ser grata, sería mentir al negar que temía al poder de esta y no el político, sino el físico, más no olvidar a Dimitri y sus actividades extrañas. 
—Estela… conozco a alguien que puede ayudarnos y que definitivamente puede hacer mucho más que yo, en realidad me sorprende que no lo buscaras primero a él—tras esas palabras la madre pareció entender—Temo que la ley sea más importante para el, por eso no pedí su ayuda  
—No se que me aterra más, que me creas capaz de traicionar nuestro sistema o que en serio lo esté considerando… anda, ven conmigo, hablaremos con él para buscar la mejor opción 
Las esperanzas se marcharon cuando se dieron cuenta que estaba restringida la salida de la tierra por políticas aisladas, era evidente la furia y el desconcierto en los rostros de todo ser en espera de ir a sus destinos, Rigel observo en todas direcciones la confusión y la desconfianza que esta generando prohibirles el libre tránsito al que tanto se estaba acostumbrado. 
Una sensación nueva terror llegó a la columna del joven, era claro que las cosas no estaban bien y dudaba que mejoraran, Estela le observo con auténtico terror, le tomó del brazo y caminaron entre las hojas de presentes girando entre los corredores cada cierto tiempo. Rigel no está seguro de hacia dónde le estaba llevando pero algo dentro se el le decía que el orden que conocía había llegado a su fin y que tendrian que tomar acciones a escondidas de su Guardiana, su memoria nunca fue tan buena como la de Edwin pero logró grabarse los corredores que tomaron tras haber abandonado la sala de espera principal de los puertos de despegue. Dos corredores derecho, luego a la izquierda, derecha y 25 metros derecho hasta topar con unas escaleras subterráneas, continuaron perdiéndose entre los corredores de cristal color púrpura a mano derecha, luego izquierda y nuevamente derecha, al fondo del corredor de encontraba una sola puerta, a penas perceptible al ojo mutante, perdida entre el cristal, en ese momento el piso de mármol parecía más ruidoso de lo que jamás había escuchado, la iluminación era más fuerte en aquel pasillo, con la intención de no levantar sospechas a cualquier intruso. 
Estela no tuvo problema en codificar el número de acceso y ambos ingresaron. 
—¿Dónde aprendiste a hacer eso?  
—Atlas era muy bueno con los códigos , una vez los niños casi mueren de hambre, no pare de intentar hasta que lo conseguí —Rigel no pudo evitar sentir lástima y ternura por la mujer, a pesar de la edad de ambos, ella seguía llamándolos niños, si había una persona en la existencia que amara tanto a sus hijos esa debía ser Estela y no desacreditada el amor de su propia madre pero a veces sentía que era más fiel al sistema que a sus hijos. 
—¿Qué hacemos aquí?  
—Este fue el primer centro de control que Fausta mandó a construir pero con el avance de la tecnología quedó abandonado—y no mentía, los monitores estaban apagados y cubiertos de polvo aunque aun parecían funcionales, el ruido de arrastre lo saco de su interés por analizar el lugar, Estela estaba empujando un monitor del tamaño de la pared, lo cual era decir mucho considerando que el centro de control debía medir cerca de veinte metros cuadrados, Rigel se apresuró a ayudarla y encontró como si se tratase de una novela de fantasía un pasadizo secreto detrás de tal pantalla 
Rigel no atino a decir nada más que soltar un silbido de aire mientras observaba estupefacto el corredor que se iluminaba con luces de censor, no podía imaginar que secretos estaban ocultos debajo de la ciudad o incluso en el propio castillo. 
Aquellos pasadizos no estaban abandonados del todo, al contrario, estaban aseados y con olor a detergente, comprendió que el centro de control solo era una fachada, Estela esta ocultando algo más grande de lo que aparentaba y como si ella pudiese escuchar sus pensamientos explico que esta ocurriendo. 
—Este es el único lugar donde no hay un solo micrófono que pueda espiarnos, pensé que al trabajar en el castillo estábamos exentos de vigilancia pero no, Fausta todo este tiempo estuvo escuchando nuestra conversación—Rigel sintió su sangre helarse pero a pesar de su palidez Estela continuó —Antes de salir todo funcionaba de forma normal y tan pronto llegamos se detuvo todo tipo de movilidad, esclavo que no quieren que salgamos de la tierra y tampoco que nos comuniquemos con algún guardián 
—No estoy entendiendo nada ¿Dónde estamos? ¿Qué es todo esto? 
—Edwin nos necesita y Orión esta cegado, necesitamos un líder, alguien con la misma capacidad de mis niños —tras empujar una puerta de madera llegaron a lo que parecía ser un centro de control viso únicamente en el propio castillo 
—Así que decidieron traicionar a Fausta —completo el tras ver a varios miembros de alta confianza para la gobernante, se sorprendió de no ver a Hipólita entre sus filas porque fue la primera en oponerse en cada una de las decisiones proteccionistas de Fausta 
—Traicionar es una palabra muy fuerte considerando que ella nos está escondiendo cosas, limitando nuestra libertad de pensamiento y expresión, nos dimos cuenta que estamos en una jaula de oro y diamante ¿Cómo puede llamarse ir en contra de sus sentencias? Contra su autoritarismo—reclamo Grand quien se encontraba al fondo con Mónica y Mand a cada lado 
Rigel comprendió todo pero no estaba seguro de poder der el líder que el grupo de rebeldes necesitaba, ni siquiera sabía si quería rebelarse contra Fausta ¿Edwin estaría de acuerdo? ¿Qué pensaría el con respecto a la conducta de Fausta? 
El no tenía familia en La Primera pero si la mayoría de los presentes, no era su dolor pero si el de ellos, aunque no sabía si eso bastaba. 
—Me encanta su entusiasmo pero ¿Cómo planean derrocar un sistema establecido por la persona más poderosa de la existencia? Porque Fausta fue suministrada con la dosis más poderosa que incluso cualquier guardián, no quiero ser la oscuridad de su candil pero veo prácticamente imposible cambiar algo tan grande  
Todo le observaron, en cada rostro se mostraban emociones diferentes, algunos temerosos, otros molestos, algunos tristes, otros más minimizando la situación y unos pocos con euforia ante la posibilidad de que algo más grave ocurriese, Estela por su parte tomó asiento en una de las sillas frente a un computador aunque mirándolo a el, era claro que ella ya había tomado su decisión, no se detendría ante nada ni nadie , necesitaría un respaldo, apoyo en caso de un arresto, Rigel apretó los labios unos instantes con una mano en la cintura. 
—Esta bien, hagamos lo pero necesitaremos hacer algo con esto ¿Cómo es que libraré un arresto si escucharon nuestra conversación? No odio a La Primera pero sinceramente tampoco tengo ganas de vivir en ella —al notar la reacción de sus nuevos colegas tuvo que disculparse —lamento las palabras pero ustedes me entienden… ¿a que tienen acceso?   
—¿estarás con nosotros hasta las últimas consecuencias? Cuestiono Trémula con sus brazos cruzados, Rigel observo a Estela  
—Mi fidelidad esta donde se busque el bienestar de Edwin y Estela es la primera en esa lista, hasta las últimas consecuencias—hizo una pequeña pausa no busco ser un líder, nunca lo eh hecho pero mientras las circunstancias no estén a nuestro favor no abandonaré el cargo, y aunque no sea líder, siempre buscare el bienestar de todos aunque también el camino con menos piedras 
Al notar la determinación en el joven no hubo más protesta ante su integración, tomaron sus puestos y Canredw se unió a el y Estela quien ya había ingresado a un sistema de control para tomar una nave. 
—¿De donde la sacaron?  
—Tenemos cuatro más, solo dos tienen capacidad para 25000 tripulantes, una para 1100 y tres para 200 tripulantes, son pequeñas, lo sabemos pero fue difícil construir naves con tecnología de Fausta sin que ella u Orión se diesen cuenta, sobre todo con el camuflaje, esos paneles casi me cuestan un destierro —Explico Canredw—soy ingeniero en náutica, puedo construirte casi cuaquier nave que desees, siempre que tenga las herramientas disponibles 
—¿Entonces porque formaste la cerradura? No había necesidad 
—Estamos en un punto de control absoluto, esta es una de las entradas de emergencia, nunca la use, por eso la force, era huir o ser aprendidos —esa declaración aterraba a Rigel, siempre un ciudadano ejemplar, eso había llegado a su fin 
—Necesitaremos un vehículo con menos capacidad y gran alcance, ese no nos servirá, es más llamativo y será mejor usarlo en caso de defensa—Explico Rigel a Canredw—Me encargaré de conseguir nos uno 



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En el texto hay: pasion, politica, guerra

Editado: 11.11.2024

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