Liv Barker
Cuando era más joven solía soñar cosas un tanto extrañas, cosas sin explicación alguna.
Duendes, hadas con vestidos hechos de flores de colores, gigantes inmensos que se paseaban por todo el lugar, criaturas sin explicación alguna. Castillos hermosos, flores extravagantes y un ambiente único.
Decía que la cosa mas extraña que me había pasado eran los sueños, bueno, ahora no puedo decir lo mismo cuando un desconocido está en mi cama.
Algo que nunca entendí era ¿Porque soñaba eso? Cuando tenía siete años eso sueños empezaron, haciéndose aún más fuertes y realistas. Mi madre y padre solo decían que eran sueños normales, no eran verdad. Yo estaba completamente segura que significaba algo, ¿Porque era tan realista? Era como si yo misma lo estuviera viviendo.
Habían cosas que me dejaban perpleja, y otras cosas que eran fantástica y hermosas. A medida que crecía me iba acostumbrando a los sueños, y cuando cumplí diez años los sueños cesaron, aún sigo recordando cada cosa que sucedía.
— ¿En qué piensas niña? — pregunto Damen.
— Tonterías.
— Ya lo sé pero quería ser amable para que pensarás que me importas.
Puse los ojos en blanco mientras miraba por mi ventana las gotas de lluvia, toda la tarde ha estado lloviendo y hacia un frío insoportable. Me abrazo a mi misma, miró de reojo mi cama donde está Damen leyendo un libro que sacó de la biblioteca, ya no aguantaba el frío así que sin decir una sola palabra me acercó a la cama para acostarse. Damen me miró con una ceja alzada.
— ¿Que? Es mi cama puedo dormir aquí.
— Como digas — murmura.
Me tapo con las sábanas suaves y veo a Damen sonreír, pero no era la sonrisa de siempre, la burlona o divertida era... Tierna.
— ¿Que quieres sapo? — solté de mala gana.
Su sonrisa desapareció y volvió a leer su libro sin decir una sola palabra, sonreí y me acomodé dispuesta a dormir.
— Tu gentil novio .— soltó Damen de mala gana —. Me dijo que me alejará de ti.
— ¿Novio? .— repetí confusa —. Estoy más sola que una cucaracha.
— Cucaracha .— repito —. ¿Eso se come?
Sonreí divertida.
— Un día te voy a traer una cucharada para que la pruebes.
El asintio lentamente y se mordió el labio inferior.
— Me cae mal tu novio .— informo —. Es muy feo.
— No tengo novio.
— Ajá.
Fruncí el ceño y mi vista fue hacia su libro, parecía un libro antiguo, nunca iba visto algo parecido.
— ¿Que lees? — pregunte con una sonrisa.
— Un libro.
— Ah.
Me acerque a Damen para poder leer pero el rápidamente se aparto nervioso, fruncí el ceño y le arrebaté el libro, sus ojos se abrieron de sorpresa.
— ¿De que trata? — dije mirándolo a los ojos.
— De... Leyendas.
— ¿Enserio? Parece muy antiguo.
— Si, son leyendas antiguas, ahora dame el libro .— Damen intento arrebatarme el libro pero no lo logro —. Dije que me lo dieras.
— No.
Empeze a leer la página en la que Damen estaba, las páginas estaban muy desgastadas al igual que la portada que simplemente era de color rojo, las letras no se veían muy bien pero aún así no era tan difícil leer.
La leyenda del castillo.
Me quedé perpleja al ver lo que Damen estaba leyendo, era sobre la leyenda del castillo, todo lo que investigue con Marley y lo que dijo el profesor estaba ahí, incluso habían más cosas y ahora sí tenía algo de sentido, miré de reojo a Damen quien parecía querer morirse. Algunas cosas no coinciden con lo que las personas hablan pero la mayoría si.
En el libro habla de el 31 de octubre, cada 30 años la historia se repite, una joven es la elegida, es la persona perfecta para el chico el cual viene de algún lugar desconocido, un lugar donde no tiene sentido, algo aterrador. El 31 de octubre la elegida llegará al castillo en el bosque, y se encontrará a el chico que viene de otro mundo totalmente diferente. Una noche es suficiente para que ambas almas unidas y destrozadas sean solamente una sola, sean algo perfectamente imperfecto.
No todo será bueno, tendrán que luchar por su amor, día tras día. Superar a el mounstro que está dispuesto a destrozar cada humano que es feliz, cada humano que tiene amor. El mounstro será liberado cuando el chico pise este mundo, las dos almas perdidas, se encontrarán peleando contra el, se encontrarán envueltas en un desastre, un desastre peligroso.
Un desastre en el que solo uno será el ganador...
— Vaya, Mucho información que procesar.
Damen me quito el libro de mala gana y me miró como si me quisiera matar. ¿Cómo rayos consiguió ese libro? ¿Es verdad?
— ¿Dónde lo conseguiste?
— En la biblioteca, la sección restringida.
— ¡No puedes ir ahí! ¡Ni mucho menos agarrar un libro!
— Lo se .— dice obvio —. Por algo se llama restringida.
— No te hagas el gracioso, ¿Eso es verdad?
— Creo.
— ¿Crees?
— Si, puede que sea verdad puede que no, todo es posible.
— Eso no ayuda, Damen .— replique —. Si es verdad, todo este pueblo está en gran peligro.
— Eres demasiado ciega .— murmuró mientras miraba a otra parte —. Tonta.
— ¿Ciega? .— repetí confusa —. Veo muy bien, gracias.
— ¡De verdad eres tonta!
— ¡No lo soy!
— ¡Estúpida lenta!
— ¿¡De que hablas!?
— ¡De que tú eres la elegida!
Abrí mis ojos como platos ¿Que? Sentía que me desmayaría en cualquier momento, miré a Damen como si estuviera loco pero el solo se limito a verme furioso ¿Porque se enoja? Yo no tengo la culpa de nada, me calme y lo volví a ver.
— ¿Y quién es el chico?
Damen se quitó la cobija de mala gana y salió de la cama dando fuertes pasos hacía el baño, ya dentro, cerro la puerta de un portazo.
— ¡Estúpida lenta!
— ¡Pero dime quién es! — protesté.
Me acerque al baño y toque la puerta, escuché el gruñido de Damen después de unos segundos abrió la puerta y me miró con mala cara, yo sonreí incómoda.