Dos almas unidas

Capitulo 17

Pasado

Contaré una historia, de un reino, uno con gran poder.

Elwood.

Elwood siempre fue un reino lleno de belleza y poder, y claro, la riqueza no podía faltar. Pero hubo algo, algo que empezó de un día para el otro que hizo que todos se quedaran sin palabras.

Cada treinta años en la familia real un hombre era el elegido para ir al mundo humano a conocer al amor de su vida. Pero no todo era fácil, tendrían que vencer a un monstruo. Uno que está dispuesto a destrozar todo con tal de que no allá amor y felicidad. El Heartbreak está dispuesto a todo.

La familia real ha vivido eso por décadas. El elegido desaparece y no hay un rastro de el. Según las personas, el final ya se sabe, y esas dos almas unidas, no podrán tener su "felices para siempre"

Poco a poco todos aún confundidos se fueron acostumbrando a ello. Los reyes no querían que alguno de sus hijos pasará por ello, tenían que separarse de él amor de su vida. Y intentar destruir a ese mounstro, el cual nadie a derrotado jamás.

La maldición del amor, así le pusieron. Cada rey que hubo en Elwood, tiene su trágica historia de amor. Gracias a esa maldición.

Pero hubo una en especial, que cambió todo.

Damen era el menor de tres hermanos, y por ello, el que menos atención le daban.

El sabía que no llegaría a ser rey, eso era algo muy difícil. Y toda la atención iba a sus otros dos hermanos, Adel quien era el hermano mediano y a Elián quien era el hermano mayor.

Todos creían que el elegido sería Elián. Por ser el hermano mayor, su padre al escuchar esas palabras no le gusto para nada. Y mandaba a la horca cualquiera que dijera eso.

Ya estaba todo listo para ir a ver quién sería el elegido, el padre de Damen estaba furioso, ni siquiera quería saber quién era. Al llegar con el que les diría quién sería, Damen podía notar que sus hermanos estaban muy nerviosos.

— ¿Quien será el primero? — pregunto el brujo que se hacía llamar
Bruno.

Damen con tan solo cinco años miró a sus hermanos quienes miraban hacía la pared sin decir una sola palabra. Damen frunció el ceño, nunca iba visto a sus hermanos tan nerviosos. El sabía a qué venían, pero no sabía mucho, Damen sonrió y empezó a caminar hacia el brujo. Todos quedaron perplejos, incluso su papá  cuando el se sentó al lado de el dispuesto a hacer todo.

Bruno soltó una risita baja, el era un muy amigo de la familia real. Bruno agarró la mano de Damen y le sonrió.

— Si cuando toques la poción negra se convierte en dorada, significa que eres el elegido — explico. 

Damen asintio sin borrar su sonrisa y lentamente metió su mano en el caldero, no paso nada.

Damen vio como su papá suspiraba aliviado y en un momento a otro la poción negra se torno de color dorado.

Todos quedaron perplejos menos Bruno y su madre.

— ¡Padres, soy el elegido! — exclama Damen muy emocionado.

— No... — murmura el rey.

El padre de Damen se fue de ahí dando pasos furiosos y llamando a sus hermanos para que los siguiera, Damen estaba confuso ¿Porque no estaba orgulloso de el? La madre de Damen se acercó a el con una sonrisa

— Mi pequeño Alik. — murmura. — Me alegro por ti, podrás conocer al amor de tu vida.

— ¿Porque papá entonces está enojado? — pregunta el niño.

— Eso no importa, pronto dejara de estar enojado.

Pero su madre no tenía razón.

El padre de Damen se alejo de el, no le hablaba y siempre reprochaba. Su madre, la reina Ann, era la única que le ponía atención a Damen y escuchaba sus ideas. A diferencia que su padre, los apoyaba a los tres en las cosas que parecían correctas. Los amaba y los cuidaba, pero sobretodo a Damen. Damen podía hacer algo mal pero su madre estaba ahí para decirle en lo que falló. Aveces se sentía mal al ver lo orgulloso que estaba su padre de sus hermanos, al parecer ellos hacían todo bien.

Desde que Damen descubrió que el era el elegido, su padre no lo quería. Y se lo demostraba todo el tiempo. Algo que siempre quedó marcado para Damen fue el día que se hizo el que lo recordaba su nombre.

— ¡Papá! — grita Damen intentando llamar su atención — ¡Papá te hice un dibujo!

Su padre se giró y lo miro fijamente mientras Damen sonreía y le mostraba el dibujo que había hecho. Era un dibujo dónde estaba el y su padre abrazados.

— ¿Eres mi hijo? — cuestiona su padre haciendo que el quedé desconcertado.

— Si — murmura Damen.

— No, yo solo tengo dos hijos que si hacen todo bien. Ni siquiera se como te llamas.

— Pero, soy Damen.

— Nunca he escuchado ese nombre.

Dicho eso se fue dejando a Damen solo, los ojos del niño se cristalizaron y se tiró al suelo a llorar desconsoladamente. Eso era algo que el nunca iba a olvidar, que siempre estaría en sus recuerdos.

Damen levanto la cabeza al escuchar unos pasos apresurados, al levantarla vio a sus hermanos corriendo por el pasillo. Ellos al ver a Damen se detuvieron y lo miraron con el ceño fruncido.

— ¿Que te pasa? — pregunto su hermano mayor, Elián.

— Papá dice que no soy su hijo, dice que ni siquiera sabe quién soy.

Sus hermanos compartieron una miraba y Adel nego varias veces con la cabeza.

— Eso te pasa por aver sido el elegido.

— El no tiene la culpa — dice Elián enojado.

— Yo nose, yo iré a jugar.

Su hermano Adel se fue dejándolo solo con su hermano mayor. Elián sonrió y se acercó a el dándole palmaditas en su cabeza, algo que hacía muy seguido.

— Tranquilo Alik. — murmura intentando calmar a su hermano menor. — No tienes la culpa de nada, papá siempre se enoja por el tema del elegido. No le hagas caso, tienes a Adel, mamá y yo.

— Adel dice que es mi culpa.

— El ni siquiera sabe nada sobre ese tema. — replica. — Solo lo hace por molestar.

Damen asiente y abraza a su hermano sin dejar de llorar.

Damen se acostumbro a nunca ser el centro de atención, se acostumbro que en las cenas todos los invitados quisieran ver a sus hermanos y no a el, se acostumbro a los rechazos de su padre y a la crueldad de sus palabras.




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