Liv Barker
Entro a la habitación lentamente y ahí veo a Damen acostado en mi cama sin camisa, me quedo helada al ver su sexy cuerpo en mi cama relajado. Trago saliva y entro por completo, Damen me mira de reojo y sonríe.
— ¿Estás bien? — pregunta.
— Si, lo estoy.
— Una lastima.
Fruncí el ceño ¿Es enserio? Acaba de decirme que me quiere, ¡Que me quiere! ¿Y aún sigue siendo un idiota? Creo que la personalidad de Damen es ser así de brusco y cruel. Ignora sus palabras y camino hacia la cama para sentarme al lado de el. Suspiro intentando mantenerme sería y no hacer tantas preguntas como una niña pequeña.
— ¿Existen los gigantes? .— pregunto de pronto —. ¿Las hadas son verdaderas? ¿Hay sirenas? ¿¡Lo de mis sueños era tu mundo!? ¿Como es?
Damen parpadea perplejo y se incorpora intentando responder mis pregunta pero falla y me mira con mala cara.
— ¡Cálmate!
Me acercó más a él con una amplia sonrisa. Bueno, se que estoy siendo un poco grosera al preguntar sobre eso y no por sus sentimientos pero, ¡Son hadas! Desde que tuve esos sueños empeze a creer en todas las criaturas que veía, incluso les puse nombres al no saber que eran. Cualquier niña se hubiera asustado al ver todas esas criaturas tan extrañas, raramente yo no. Al principio me pareció extraño y algunas cosas me asustaban, como por ejemplo cuando entraba al bosque, en mis sueños eso era repetitivo.
Había un bosque, y cada vez que iba entrando iba siendo aún más oscuro. Me daba miedo la oscuridad, pero, al entrar por completo en medio del bosque termina toda la oscuridad, varias criaturas se encontraban en el. Y todo era divertido, algunas bailaban y reían, era como si yo fuera la que las estaba viendo, como si estuviera ahí. Aveces incluso me ponía triste al despertar de pronto y no poder seguir viendo las criaturas. Mi criatura favorita era obviamente las hadas, no eran pequeñas como en la película, eran como la estatura de un humano, tenían alas preciosas, sus vestidos eran hechos de flores o hojas, todo era hecho de cositas del bosque.
— ¿Has visto a las hadas? .— pregunto intentando no ponerme a saltar como niña pequeña —. Cuéntame de tu mundo.
— Pensé que ibas a hacer otras preguntas .— confiesa divertido —. Talvez pueda decirte algunas cosas de mi mundo...
— ¡Si!
Me lanzó hacia Damen abrazándolo con una amplía sonrisa, se que no le gusta que lo abracen de pronto. Aún así no me importo y empeze a abrazarlo como un osito de peluche gigante. Damen soltó una risita y me envolvió en sus brazos.
Minutos después yo ya estaba acostada en su regazo mientras el acariciaba mi cabello. Su mundo me daba mucha curiosidad al igual que el, estoy tan emocionada por escuchar sobre el. Estoy dispuesta a hacer todo para que me cuente sobre su mundo.
— Bueno, ¿Que quieres saber? — pregunta.
— ¡Sobre las hadas!
Damen hace una mueca y se aparta de mi.
— No grites .— se queja —. Te contaré sobre mi mundo pero no grites.
Asiento como una niña pequeña y me acerco más a él, me mira con los ojos entrecerrados y pongo mi cabeza en su pecho, bueno, digamos que me estoy aprovechando un poquito de la situación... Pero el no se dará cuenta. Paso mano por su mejilla acariciándola lentamente, Damen no dice nada y solo se limita a mirarme fijamente, las ganas inmensas de besarlo amenazan , ¿Porque tiene que ser tan lindo?
— Las hadas son, bueno, hadas .— explica y yo hago una mueca triste —. ¿Que?
— Eso no es nada .— me quejo —. Aver, dime ¿Hay hadas del jardín, agua o...
— No .— responde confuso —. ¿De dónde sacaste eso?
— De una película .— digo con una sonrisa —. ¿Entonces no hay hadas del jardín, agua o...
— No Liv, no hay.
— ¿Y entonces que hacen?
— Bueno, en mi mundo envés de personas son criaturas, como hadas y duendes. Ellos trabajan en diferentes cosas como los humanos .— explica —. La mayoría trabaja en el castillo del rey.
— ¿Castillo? ¿¡Hay un castillo con un rey!?
El asiente divertido, su mundo es como el que todo niño imagino de pequeño, con hadas, principes y princesas, reyes y reinas, todo lo que imaginé está en el mundo de Damen. Cuando tenía cinco años ya soñada con ser una princesa y que mi príncipe viniera a rescatarme, el cual nunca llegó.
— Si, en mi mundo tenemos un rey, ya sabes, se encarga del reyno y también una reina.
— ¿Como se llama el reino?
— Elwood.
— ¿Hay una princesa?
— No, nunca tuvieron hijas, solo hijos.
— Oh, ¿Y usan vestidos elegantes? — digo soltando una risita.
— No .— responde —. La familia real solo se viste con blanco y negro.
— ¿Blanco y negro? .— repito —. ¿Porque solo de esos colores?
— Bueno, hace muchos años la alegría se fue de ese castillo tras la muerte de la reina Ann. Era una reina muy hermosa y perfecta, amaba los colores. Después de su muerte sus hijos y el reino quedaron devastados, sobre todo su hijo menor.
« El rey también estaba demasiado triste, y, aún así decidió casarse con otra mujer. Un hada muy conocida de ahí, venía de un lugar muy importante. Y después de un tiempo tuvieron su primer bebé.
— ¿Y está enamorado de ella? — pregunto refiriéndome a la nueva esposa.
— No...
— ¿No? .— repito confusa —. ¿Como se casaría con alguien que no está enamorado?
— Hay una gran diferencia entre... Querer, amar y estar enamorado, Liv.
— ¿El la quiere?
— Si.
— Pero no la ama .— murmuró y el niega —. Eso es triste...
— No todos tenemos finales felices.
Ambos nos quedamos en silencio, la historia de los reyes es muy... Triste. No puedo creer que allá pasado algo así, muchos dicen que en tu vida llegan dos amores, el amor de tu vida, y tu alma gemela. Siempre he pensado ¿Quien es mi alma gemela? Es una pregunta que me hago desde niña ¿Quien es? ¿Algún día la voy a conocer? Desde pequeña miró novelas románticas, y una que otra vez he dicho, ojalá me pasará algo así. Como el típico cliché que la chica es nueva en el instituto y se enamora del popular... O del profesor.