Dos Amigos Y Un ChimpancÉ

MONSTRUOS, TRAMPA Y UNA PIÑA INESPERADA

Rodrigo, Agustín, Bongo y el piloto se quedaron en silencio después de la gran revelación.
Rodrigo fue el primero en reaccionar.
—A ver si entendí bien… ¿estás diciendo que en esta selva, aparte de cazadores armados y un chimpancé parlante, hay una criatura asesina suelta?
Bongo asintió.
Agustín se masajeó las sienes.
—Dime que por lo menos es ciega y lenta…
Bongo negó con la cabeza.
Puede ver en la oscuridad, es rápida como un jaguar y fuerte como un oso.
Rodrigo cerró los ojos un momento.
—Perfecto. Justo lo que necesitábamos.
El piloto levantó la mano.
—¿Y si mejor nos escondemos hasta que se mate con los cazadores?
Bongo suspiró.
—¿Y si gana?
Rodrigo lo pensó por un segundo.
—Nos escondemos hasta que se muera de hambre.
Bongo negó.
—No es una opción. Si escapa de la selva y llega a una ciudad, será un desastre.
Agustín se llevó las manos a la cara.
—Dime que por lo menos tiene alguna debilidad… algo… aunque sea alergia al maní.
Bongo se cruzó de brazos.
—Solo hay una manera de detenerlo.
Rodrigo miró a Bongo con escepticismo.
—¿Y cuál es?
Bongo señaló un mapa improvisado en la cueva.
—En el laboratorio había un dispositivo de contención. Emitía una frecuencia que desactivaba su agresividad. Si logramos encontrarlo y activarlo… podríamos capturarlo.
El piloto alzó una ceja.
—¿Dónde está ese chisme?
Bongo señaló el mapa.
—A dos kilómetros de aquí, en un viejo campamento de GenTech.
Rodrigo se pasó la mano por la cara.
—Déjame adivinar… el lugar está abandonado, lleno de trampas y probablemente con más de esas cosas rondando.
Bongo asintió con seriedad.
—Sí.
Rodrigo miró a Agustín.
—¿Por qué siento que esta despedida de soltero se está pareciendo más a una misión suicida?
Agustín se encogió de hombros.
—Porque lo es.
El piloto sonrió.
—Si sobrevivimos, prometo pagarles unas cervezas.
Rodrigo lo miró con el ceño fruncido.
—Deberías ofrecernos algo más que cervezas… como una maldita casa en la playa.
El piloto se encogió de hombros.
—Lo máximo que puedo ofrecer es una piña.
Rodrigo lo fulminó con la mirada.
Si dices "piña" una vez más, te juro que—
Bongo interrumpió.
—¡Shh!
Todos se quedaron en silencio.
Un sonido rasposo y gutural se escuchó afuera de la cueva.
Rodrigo se puso pálido.
—Dime que es el viento.
Bongo negó lentamente.
—Es Proyecto X. Nos encontró.
Agustín tragó saliva.
—Oh, joder…
Rodrigo se volteó al piloto.
—¡Dime que tienes un plan!
El piloto se llevó una mano al mentón.
—Bueno… podríamos correr en círculos gritando.
Rodrigo lo agarró del cuello de la camisa.
—¡UN PLAN QUE NOS SIRVA!
Bongo sacó una cuerda de la cueva.
—Escuchen. Solo tenemos una oportunidad. Vamos a usar las lianas para hacer una trampa. Cuando entre, lo hacemos caer y lo atrapamos.
Agustín alzó la mano.
—¿Y si falla?
Bongo se encogió de hombros.
—Morimos.
Rodrigo suspiró.
—Genial. Me encanta esta jungla.



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Editado: 05.03.2025

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