Dos Amigos Y Un ChimpancÉ

CORRER, GRITAR Y UN TELÉFONO CON UNA SOLA RAYA DE BATERÍA

Rodrigo, Agustín, Bongo y el piloto salieron disparados como ratas en una cocina en llamas.
El monstruo rugió y los persiguió con una velocidad injustamente rápida para su tamaño.
Rodrigo gritó mientras esquivaba ramas.
—¡¡¿POR QUÉ LOS MONSTRUOS SIEMPRE SON TAN RÁPIDOS?!!
El piloto, que venía detrás, resopló.
—¡¡ESOS MALDITOS CIENTÍFICOS NO PENSARON EN PONERLE ASTMA!!
Agustín gritó mientras saltaba sobre un tronco.
—¡¡BONGO, NECESITAMOS UN NUEVO PLAN!!
Bongo saltó ágilmente de una liana a otra como un ninja peludo.
—¡Sí! ¡CÓRRANLE MÁS RÁPIDO!
Rodrigo bufó.
—¡¿EN SERIO?! ¡GRAN PLAN, SHERLOCK!
De repente, Rodrigo tropezó y rodó por el suelo. Su mochila se abrió y algo salió volando.
Su teléfono.
Rodrigo se arrastró hasta él mientras el monstruo se acercaba peligrosamente.
Lo agarró con los dedos temblorosos y presionó el botón de encendido.
Una sola raya de batería.
—No, no, no, no...
La pantalla encendió.
Tenía una sola señal intermitente.
"Raquel ❤️ Llamando..."
Agustín, que lo vio, se quedó boquiabierto.
—¡¿AHORA?! ¡¿EN SERIO, AHORA?!
Rodrigo se encogió de hombros.
—Si muero, al menos quiero que me escuche decirle que la amo.
El tono sonó una vez…
Dos veces…
Y entonces…
¿Rodri? —La voz de Raquel sonó al otro lado.
Rodrigo sonrió.
—¡Raquel, mi amor, escucha, estoy en la selva, hay un monstruo asesino, unos cazadores locos, un chimpancé parlante y—!
PÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.
La batería murió.
Rodrigo se quedó helado.
Agustín lo miró con horror.
—¡¿EN SERIO ACABAS DE HACER UNA LLAMADA ROMÁNTICA EN MEDIO DE NUESTRA MUERTE SEGURA?!
Rodrigo guardó el teléfono en su bolsillo y se puso de pie.
—Bueno… al menos ahora sabe que la amo.
El monstruo rugió con furia.
Bongo agitó los brazos.
—¡MENOS ROMANCE Y MÁS CORRER!
Rodrigo suspiró.
—Por favor, díganme que al menos alguien tiene un arma…
El piloto sacó su machete.
—Tengo esto.
Rodrigo lo miró con una ceja levantada.
—¿Quieres pelear con una navaja de cocina contra un monstruo mutante de dos metros?
El piloto se encogió de hombros.
—Bueno… era eso o una piña.
Rodrigo gruñó.
—¡ALGUIEN MÁS DIGA QUE TIENE UN PLAN!
Bongo levantó una mano.
—¡Sí, yo!
Rodrigo lo miró con esperanza.
—¿Cuál?
Bongo se golpeó el pecho y señaló a la derecha.
—¡Salten por ese acantilado!
Rodrigo y Agustín se quedaron helados.
—¡¿QUÉEEEE?!
El monstruo rugió y dio un zancada.
Bongo corrió y saltó al vacío.
Rodrigo miró a Agustín.
Agustín miró al piloto.
El piloto miró el machete y suspiró.
—Al carajo.
Y los tres saltaron detrás de Bongo.



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Editado: 05.03.2025

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