Dos Amigos Y Un ChimpancÉ

UNA BODA PARA LA HISTORIA

La furgoneta derrapó frente a la iglesia, lanzando una nube de polvo. Apenas se detuvo, la puerta trasera se abrió de golpe y Rodrigo salió disparado como un loco.

—¡LLEGUÉ! —gritó, con la corbata chueca y el traje todavía cubierto de hojas y restos de la jungla.

Raquel bajó detrás de él, sacudiéndose el vestido de novia que había logrado ponerse en el camino. Se veía hermosa, aunque su cabello aún tenía rastros de la tormenta.

Dante, Toro, Vanina, el chimpancé y Agustín salieron detrás, tambaleándose.

—¿Cómo es posible que sobrevivimos a una jungla mortal, un laboratorio infernal y una tormenta y lo más peligroso sea llegar a tiempo a la boda? —preguntó Vanina, jadeando.

—El destino tiene un extraño sentido del humor —respondió el chimpancé, acomodando su pajarita (que, por cierto, había encontrado en la furgoneta y se la había puesto porque tenía estilo).

Dentro de la iglesia, el sacerdote esperaba con cara de pocos amigos.

—Ya era hora. Llevamos cuarenta minutos esperando. La novia estaba a punto de irse.

Rodrigo miró a Raquel, que sonrió de lado.

—No es cierto, pero me gusta hacerte sufrir.

Rodrigo suspiró y se acomodó el saco, aunque aún tenía una pluma de pájaro pegada en la espalda.

El grupo entró, pero en cuanto Agustín vio a Vanina con su vestido elegante, soltó un silbido.

—Wow, Vanina, si te hubieras vestido así en la jungla, creo que las criaturas nos habrían dejado en paz por respeto.

Vanina lo miró con una ceja alzada.

—Agustín, si no te callas, te entierro con el ramo de flores.

—Bueno, al menos me enterrarías con algo bonito —respondió él con una sonrisa coqueta.

Antes de que Vanina pudiera responder con un golpe (porque claramente lo estaba considerando), sonaron los primeros acordes de la música de boda.

Rodrigo tragó saliva. Después de todo lo que habían pasado, estaba aquí.

Pero, por supuesto, nada podía salir normal en esta boda.

Justo cuando el sacerdote empezó a hablar, un ruido extraño se escuchó en la cúpula de la iglesia.

Todos miraron hacia arriba.

De pronto, un enorme pájaro tropical, que probablemente había viajado con ellos desde la jungla, salió volando de la parte alta y se lanzó en picada… directamente hacia Rodrigo.

—¡¡AHHH!! ¡¡ES EL PÁJARO QUE ME ATACÓ EN LA SELVA!! —gritó Rodrigo, corriendo en círculos.

—¿Cómo demonios llegó hasta aquí? —gritó Dante.

—¡Debe haber venido escondido en la furgoneta! —respondió el piloto, cubriéndose con un florero.

Raquel intentó ayudar, pero el pájaro estaba empeñado en picotear a Rodrigo como si tuviera cuentas pendientes con él.

Vanina, mientras tanto, miró a Agustín.

—¿Por qué no haces algo útil y ayudas?

—¿Y perder la oportunidad de ver cómo un pájaro arruina una boda? Ni loco.

Vanina bufó, agarró un zapato y se lo lanzó al ave. Diana perfecta. El pájaro salió volando en pánico… y aterrizó en la cabeza del sacerdote.

—¡POR EL AMOR DE DIOS, QUE ALGUIEN ME QUITE ESTA ABOMINACIÓN! —gritó el sacerdote, corriendo como loco por el altar.



#1845 en Otros
#527 en Humor
#95 en Aventura

En el texto hay: amistad, amistad alocado, aventura accion y amistad

Editado: 05.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.