El sol filtraba suavemente a través de las cortinas cuando abrí los ojos. Harper no estaba a mi lado. ¿Otra vez? o ¿quizás ni llegó a acostarse? La sensación de soledad se intensificó. Suspiré y decidí que no dejaría que este día se desperdiciara; un día más, puede que las cosas cambien y solo sea yo quien esté pensando mucho. Ordené la casa, doblé las mantas en el sofá y limpié la cocina. La rutina me proporcionó cierto consuelo, algo familiar en medio de la creciente incertidumbre.
Decidí visitar nuestros negocios hoy, antes de cerrar la puerta de nuestra casa; nuestro hogar, me enfrento a la realidad de que, aunque compartíamos un hogar, nuestras vidas seguían caminos separados... perdón dije que ya no hablaría sobre ello. El café, la pastelería y todo lo que habíamos construido juntos merecían mi atención. Caminé por las calles familiares, tratando de ahogar el nerviosismo con cada paso. Al llegar a la cafetería, la campana sonó alegremente cuando entré. La chica detrás del mostrador, con una sonrisa amable, me saludó.
_¡Hola, Ellie! ¿Cómo estás?
_Estoy sobreviviendo, ¿y tú?, Vine de visita, quiero saber sobre las cosas que hicimos pedido y de ese café.
_Bien, bien. Fran traería todo cuando lo dejen en el despacho, aunque Harper se encargaría de las firmas, porque está en su nombre ese pedido.- noto inmediatamente su mirada en mi._ No he visto a Harper por aquí últimamente. ¿Está bien?
La pregunta, aunque inocente, me sacudió. Traté de mantener la calma mientras le explicaba que estaba ocupado con su nuevo trabajo en el hospital.
_¡Ah, claro! Debe ser genial trabajar en un hospital. ¿Cómo se lleva con eso?
_Él... está lidiando. Es mucho para él; creo, pero es lo que siempre ha querido.
La chica asintió comprensivamente, pero sus ojos mostraban un rostro de preocupación. ¿Sería solo yo quien sintiera que algo estaba fuera de lugar?
_Mira, Ellie, si necesitas hablar, aquí estoy. Harper es mi amigo, y sé que las cosas han estado un poco agitadas últimamente.
Agradecí su ofrecimiento, aunque no estaba lista para compartir más de lo necesario. Me sumergí en el trabajo, revisando los precios y hablando con algunos clientes habituales. La cafetería estaba llena de energía, una vibración que normalmente me hubiera levantado el ánimo, ah sí, si se preguntan de la chica, obviamente que ella ya no trabaja en mis emprendimientos y menos en la de Harper. Pero hoy, ni eso despertaba mis energías, estaba teñida de un matiz de melancolía.
Caminé hacia la pastelería después de cerrar la cafetería. Al entrar, el aroma dulce y reconfortante de los pasteles recién horneados llenó el aire. Recordé las tardes en las que Harper y yo compartíamos risas, planeábamos nuevos sabores y soñábamos con un futuro que parecía cada vez más distante. Ordené las vitrinas y me detuve frente al mostrador, perdida en mis pensamientos. ¿Cómo habíamos llegado aquí? ¿Cómo perdimos ese vínculo que solía ser tan fuerte? Después de que todos se marchasen, cerré la pastelería, una tristeza silenciosa se apoderó de mí. Necesitábamos encontrar una manera de reconstruir lo que teníamos. Mis pensamientos quedaron suspendidos en el aire mientras miraba a través del cristal hacia el atardecer que pintaba el cielo de tonos cálidos.
Mientras mis pensamientos quedaban suspendidos en el aire, absorta en el espectáculo del atardecer, noté a una chica que se aproximaba al otro lado del cristal. Sus ojos expresaban un eco de tristeza, aunque su sonrisa intentaba disimularlo.
_Hola, ¿está por cerrar?.- aunque la respuesta era obvia, asentí con la cabeza. Estuvo ahí parada delante mío, mientras cerraba del todo la pastelería.
_Hermoso atardecer, ¿verdad? - comentó finalmente, rompiendo el silencio.
_Sí, siempre me ha fascinado.
_Me recuerda a tiempos más simples, cuando la vida era más fácil.
Me intrigó su confesión, y una chispa de curiosidad se encendió en mi interior. _¿A qué te refieres?
_Solía venir aquí con alguien especial. Un chico del que estaba profundamente enamorada. Pero un día, simplemente se desvaneció. No supe nada de él.- Miro el horizonte, Harper, la idea de unir a personas en lugar como este, se vuelven después en recuerdos que duelen. Empieza a relatar y yo la invito a caminar; sé que es extraño una conversación así con alguien que se apareció de la nada. Su relato resonó en mi interior. Historias de amores perdidos y destinos que se desvanecen tenían una extraña conexión con mi propia vida o eso siento ahora mismo.
Aunque mi pregunta era: ¿Qué pasó después? o ¿Qué buscas hacer ahora?, creo que solo buscaba ser escuchada y no alguien que quiera hacer una novela de ella; con reflexiones de lo que está bien y cosas así.
La sinceridad en sus palabras resonó en mí, después de que terminó de contar su historia. llegamos hasta una calle en la que tomaríamos caminos diferentes. sentí que quería decir algo más, me mira y sujeta mi mano._ A veces, las personas entran y salen de nuestras vidas sin previo aviso. Pero a veces, es necesario dejar espacio para nuevas historias. Su filosofía resonó en mí, una chispa de consuelo en medio de la incertidumbre.
No buscaba aconsejar, pero ella hizo más conmigo que yo escuchando su historia.
_Espero que encuentres la respuesta que buscas. Y, tal vez, en algún momento, puedas escribir un nuevo capítulo. Fue grato hablar contigo.