Nuevo día, aunque todo marcha igual, desde esa vez que sentí sus brazos en mi cintura, no dejaron de llamar a su celular más seguido, por esto, por ello. En fin, tenemos que seguir, ¿no es así?
Llamaron a la puerta y tuve que alistarme primero para ir de forma presencial a ver de quién se trataba. Llego a la puerta y un hombre me mira sonriente, me comenta que mandaron unas flores y que debo firmar por la entrega. Sonrío mucho y firmo de inmediato, cierro la puerta y con las rojas en el brazo, doy un par de saltitos como una niña. Dejo las rosas en la isla y me encargo de traer un florero, empiezo a tararear una música y no puedo negar que estoy sonriendo mucho. ¿Qué me escribió?, cierto, no revisé la notita. dejo el florero a un costado para buscar la nota y todo mi momento se cae. No se trataban de unas rosas elegidas por Harper, sino que alguien más las había enviado, ya que la nota decía: No estés triste por quien tiene una vida ocupada.
¿Quién las mandó? pues a eso quiero llegar y no estoy entendiendo nada. Pero como si fuera una novela llega justo Harper y me mira sorprendido. Se acerca y lo único que dicen sus labios es un: hola, las rosas que te mandaron están lindas. No sé si está molesto, pero es que ni yo sabía que alguien más me las envió.
_No sé quien las mandó... incluso pensé que tú me enviaste.- Sujeto su mano, ya que trataba de irse sin escucharme.
_No quiero que me des explicaciones, no las pedí.- suspira._ Suelta mi mano, quiero descansar.- trato de explicarle como pasó, es que me parece muy extraño que alguien me mande rosas sin que conociera a esa persona, seguro fue equivocación o no lo sé. Pero no quería que él se sintiera mal por eso, sino que me entendiera.
_No estoy molesto, solo estoy cansado, creo que no sabes lo que es ello.- puso mirada firme sobre mi rostro. ¿Qué trata de decir con eso? sus palabras resuenan en mi cabeza y en un momento suelto su mano y él solo se va. Me quedo sin entender, no sé que espera que entienda de sus palabras; me niego a creer que lo dijo porque solo estoy en casa o porque aún no ejerzo mi carrera. Miro las rosas y mi alegría se va, las dejo sobre la isla, agarro mi celular y las llaves. Salgo de la casa, ¿con dirección? con dirección desconocida, solo dejando que pueda el aire llevarme a un destino que me deje pensar. Rápido llega la tarde y toda mi mañana la pasé caminando.
Decidí tomar el control de mi destino, al menos en lo que respecta a mi carrera. La oferta de trabajo en el extranjero había estado en la mesa durante semanas, y aunque inicialmente la había postergado para no complicar aún más las cosas, llegó el momento de enfrentar la encrucijada. No hubo momento para que escuchara sobre mis planes.
Harper nunca tuviste tiempo de escuchar mis planes, luego de nuestro fin de esa etapa de estudiante. Regreso a casa y él no se encuentra en ella ya, ¿sospechas? pues seguro en el hospital; como hace seis meses, creo que ya vive en ella.
Me preparo un café para procesar las cosas que tengo que hacer, las palabras de Harper resuenan en mi cabeza y su rostro muy frio y serio me lastima el corazón; es que no miento, es un dolor como punzadas de aguja.
Mientras saboreaba mi café, repasé mentalmente los pros y los contras. El trabajo en el extranjero significaría nuevas oportunidades profesionales, una experiencia enriquecedora y la posibilidad de crecimiento. Pero, al mismo tiempo, implicaba alejarme de todo lo conocido, incluyendo a Harper.
El sonido de mi teléfono rompió el silencio. Era una llamada, la confirmación de que mi posición estaba asegurada en el extranjero. Mi corazón latía con fuerza, mezclando la emoción del logro profesional con la pesadez de la decisión que se avecinaba. Esto es rápido, creo que no debí llamar para preguntar sobre este trabajo, debería contarle de esto a Harper. Hasta este momento mi enojo había desaparecido; pero lo que me dijo aún permanecía. Pero tengo que olvidarlo, puede que tenga razón cundo dice que no entiendo como es una vida ocupada, quizás para él, mantener el orden en nuestros negocios no es nada.
Creo que debería llamarlo...
Eso hice, pero fue por gusto ya que no contestó, entonces me queda escribirle, le mando: Amor, ¿podemos hablar?, sobre las rosas no es lo que parece, no es que sepa quién me las mandó, enserio pensé que fuiste tú. Pero con respecto a lo que mencionaste me gustaría que compartas conmigo lo que significa para ti lo que dijiste... deja que pueda entenderte. Listo, termino el café y decido ir a comprar por unas cosas y pasar por la pastelería para comprar el postre que Harper dejó como receta en el negocio.
Llego a casa con tastas bolsas y con mucha calor, no me gusta estar así, hay agua que corre por mi ¡cuello!, no no no. Me doy una buena ducha y preparo la cena, reviso mi celular a un rato y veo que Harper no respondió mi mensaje, solo un visto; supongo que si va llegar hoy a cenar.
Me vestí con la determinación de alguien que está dispuesto a abrazar el cambio. La oferta laboral era un paso significativo en mi carrera, y sabía que no podía dejar pasar una oportunidad así.
Son las once y veinte de la noche, Harper no llama, no contesta y no hay ni un mensaje. Creo que esto se está perdiendo...
Dejo toda las cosas, busco una hoja y escribo en ella que este era una noche en la que quería que escuchase mis planes, menciono también que es la tercera vez que lo intento. Subo a nuestra habitación y me sostengo a un sueño acogedor, no quiero llorar por lo que pienso que puede suceder.