El silencio entre nosotros se volvió más denso. Kno seguía sosteniendo mi mano, sin apretar demasiado, pero tampoco soltándola. Mi respiración se sentía inestable, como si algo dentro de mí temiera lo que estaba por venir.
—Hay cosas que no quiero pasar por alto, Ellie —su voz era baja, pero firme.
Lo miré, esperando que continuara.
—Sé que hay una parte de ti que todavía se aferra a lo que viviste antes. No sé si lo extrañas, si aún lo amas o si simplemente temes dejarlo atrás —hizo una pausa, como si eligiera sus palabras con cuidado—. Pero no quiero que eso te impida ver lo que tienes delante y lo que pueda pasar.
Mis dedos se crisparon ligeramente entre los suyos.
—Kno...
—Escúchame —me interrumpió suavemente, y por alguna razón, me dejé llevar—. No estoy diciendo que finjas que el pasado no existió. No estoy pidiendo que borres lo que sentiste o lo que viviste. Lo único que quiero... es que te permitas conocerme a mí.
Mis labios se separaron ligeramente, pero no salió ninguna palabra.
—Que nos demos la oportunidad de intentarlo —continuó, con esa seguridad que siempre había tenido—. De hacer que las cosas salgan mejor, que no sean un error o algo que se desmorone.
Bajé la mirada, incapaz de sostener su intensidad.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de que funcionará? —pregunté en un susurro.
—Porque quiero que funcione —respondió sin dudar—. Porque estoy dispuesto a intentarlo, una y otra vez, si es necesario.
Sentí un nudo formarse en mi garganta.
—Kno... No sé si pueda.
Él sonrió, pero no era una sonrisa arrogante ni burlona. Era una sonrisa tranquila, paciente.
—No te estoy pidiendo que me respondas ahora. Solo quiero que sepas que estoy aquí. Que siempre he estado aquí.
Cerré los ojos por un momento.
—Da miedo.
—Lo sé.
—Podría salir mal.
—O podría salir bien.
Lo miré de nuevo.
—¿Por qué estás tan seguro de todo esto?
Kno respiró hondo y me sostuvo la mirada.
—Porque en mi historia, en el libro que yo estoy escribiendo, quiero que mi final feliz sea contigo.
El impacto de sus palabras me dejó sin aire.
Mi corazón latía con tanta fuerza que sentí que él podía escucharlo. No supe cuánto tiempo pasamos mirándonos. No supe cuántos pensamientos cruzaron mi mente.
Solo supe que, cuando Kno soltó mi mano para darle espacio a mi decisión, lo primero que hice fue volver a tomar la suya.
—Me quedaré.
Kno exhaló suavemente, como si hubiera estado conteniendo la respiración.
Me jaló con delicadeza hacia él, y por un momento, mi cabeza descansó en su hombro. No dijimos nada más.
El cansancio nos envolvió poco a poco, y mientras el sueño me arrastraba, sentí cómo su cuerpo se relajaba junto al mío.
Pero entonces... Un sonido suave.
Me desperté apenas unos minutos después y giré la cabeza.
Kno seguía allí.
Me incorporé lentamente, sintiendo el entumecimiento en mi cuerpo después de haber estado mucho tiempo apoyando mi cabeza en su hombro. Estiré un poco los brazos y parpadeé varias veces antes de fijar mi atención en Kno.
—Debes acostarte y relajarte —murmuré, acomodándole mejor las sábanas.
—Me voy a acostar relajado, Ellie —respondió con voz aún adormilada o quizás dolor.
Suspiré.
—Me refiero a que dejes de mirarme de reojo.
Kno arqueó una ceja con una sonrisa de lado.
—¿Y tú?
—¿Qué hay conmigo?
—Dormiré en el sillón —contesté sin titubear.
El ceño de Kno se frunció de inmediato.
—¿Por qué?
—No quiero topar tu herida por accidente —respondí sin pensarlo demasiado.
Esperaba que aceptara mi decisión sin más, pero en lugar de eso, soltó una leve risa, sacudiendo la cabeza.
—Ellie, esto no es una herida tan grave.
Lo miré con incredulidad.
—Kno, fue un disparo.
—Que no alcanzó ningún órgano vital y que ya fue atendido.
Rodé los ojos.
—Aun así...
Él dejó escapar un largo suspiro antes de girarse un poco hacia mí, su expresión ahora más relajada.
—Mejor acuéstate aquí conmigo.
Mi cuerpo se tensó ante sus palabras.
—¿Qué?
—Vamos, Ellie —insistió, dándole un par de palmadas al espacio vacío a su lado—. Es lo más lógico. El sillón es incómodo y apenas has dormido bien estos días.