Dos Copas Para Nosotros

CAPÍTULO 19

El sol se filtraba por las cortinas, llenando la sala de una luz tenue. Abrí los ojos lentamente, sintiendo mi cuerpo pesado, como si la noche anterior hubiera sido más agotadora de lo que debería. Por un momento, no recordé nada. Pero entonces, la sensación de anoche volvió a instalarse en mi pecho.

Suspiré, llevándome una mano a la frente, tratando de despejarme. No había dormido bien, y lo sabía. No solo por el cansancio, sino por el ligero dolor en mi cabeza que no desaparecía.

Me levanté del sofá y me sorprendí al ver que Kno ya estaba levantado. Haciendo su desayuno. Me senté despacio, observando la ropa que había dejado sobre la silla. Al parecer, ya estaba listo para salir.

Como siempre, preparando su café como si nada. Como si la tensión de anoche no hubiera existido. Como si todo estuviera perfectamente normal.

—Buenos días —dijo sin voltear a verme, como si realmente no esperara una respuesta.

—Buenos días... —contesté en automático, aún algo confundida.

Había esperado una conversación incómoda, tal vez alguna mención sobre lo que pasó ayer. Pero no. Nada. Se movía con tranquilidad, tomando su taza de café y dando un sorbo sin prisa. Yo simplemente lo observé desde la distancia, como si tratara de leer algo en su expresión, algún indicio de que al menos recordaba lo de ayer.

Pero no. Su rostro era tranquilo, neutral. Como si todo estuviera bien.

—Voy a irme al trabajo en un rato... Ellie —dijo de repente, rompiendo el silencio.

Asentí lentamente.

—Está bien.

—Tú, ¿qué harás hoy?.

Su tono era normal, sin rastro de nada fuera de lugar.

—No lo sé —dije sinceramente—. Tal vez vaya a la tienda un rato, ya que no hay investigaciones nuevas en el trabajo.

—Bien.

Tomó su café en silencio, mirando la ventana por unos segundos. Luego dejó la taza en el fregadero y tomó las llaves de la mesa.

—No llegaré tarde.

Asentí nuevamente, sin saber exactamente qué decir.

Él me miró por un segundo, como si esperara algo más de mi parte, pero al no recibirlo, simplemente se dirigió a la puerta.

—Nos vemos luego.

Y salió.

Me quedé ahí, en medio de la cocina, sintiéndome extraña de nuevo. Como si anoche nunca hubiera pasado. Como si solo hubiera sido un mal sueño.

Pero no lo fue. Lo sentía en mi pecho. Suspiré, sintiéndome un poco frustrada conmigo misma. Tal vez estaba exagerando. Tal vez solo estaba buscando algo que no existía.

Pero la sensación seguía ahí. Y por más que intentara ignorarla, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarla.

Mi mañana en casa, no fui ni al lugar porque mis ganas no eran la misma y el jefe llamó solo para ver si estaba aún viva, lo cual me causó un poco de gracia. Al terminar de ver cada detalle de la casa no me di cuenta de que la noche había caído hace rato. Me acomodé en el sofá con una taza de té caliente entre las manos. El día había sido largo, pero al menos ya estaba en un lugar seguro y tranquilo.

O al menos eso pensaba, hasta que mi teléfono comenzó a sonar. Fruncí el ceño al ver el número desconocido en la pantalla, desde que cambié de número al llegar a Barcelona, todos los números son desconocidos, qué cólera. Dudé por unos segundos antes de contestar.

—¿Hola?

Del otro lado de la línea, una risa baja resonó.

—Vaya, funcionó.

Mi cuerpo se tensó.

—¿Quién habla?

—¿Ya te olvidaste de mí tan rápido? Qué decepcionante. —Pude notar el tono divertido en su voz antes de que continuara—. Soy yo, el chico de la universidad donde fuiste a concursar. Nos encontramos ayer en tu local.

Me quedé en silencio, procesando sus palabras.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—De la tarjeta de presentación de tu negocio. Fue más fácil de lo que pensé —respondió, como si fuera lo más normal del mundo.

Apreté la mandíbula.

—No deberías llamarme.

—No te pongas a la defensiva, ¿por qué no podría llamarte? —dijo en tono ligero—. Solo pensé que sería interesante volver a vernos. Para charlar, ya sabes. Un café, quizás.

Negué con la cabeza, aunque él no podía verme.

—No. No creo que sea necesario.

—Vamos, no seas así. No haré nada raro. Solo quiero conversar.

—No, de verdad. No estoy interesada.

—Olvidemos el pasado Ellie.

Justo en ese momento, escuché pasos detrás de mí.

—¿Todo bien?

Me giré y vi a Kno en la entrada de la sala. Se veía serio, con los brazos cruzados.

Apreté los labios.

—Sí, todo bien.

No quería que escuchara más, así que corté la llamada antes de que él pudiera hacer más preguntas.



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En el texto hay: olvidar, romance, traición. amor

Editado: 05.10.2025

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