Dos corazones de hielo

1.2; Talía Duque

::Conor's POV::

Su nombre no me dice nada, y retiro la mano, dejándola que respire. Me mira con los ojos como platos y le paso la mano por la mejilla. Respira entrecortadamente y observo cómo lágrimas se forman en sus bonitos ojos. Me acerco a su cuello e inspiro profundamente. Qué extraño, su olor es distinto, una mezcla de arándano y bosque.

-¿Qué... qué quieres? -murmura asustada.

-A ti -respondo mostrándole los colmillos, y le pongo la mano en la boca antes de que grite.

Se retuerce y me obliga a pegarme más a ella para inmovilizarla. Me mira a los ojos, y atisbo un resplandor en los suyos. Tengo que descubrir qué es esta chica. La envuelvo entre mis brazos a la fuerza y recojo su mochila del suelo antes de teletransportarme hasta mi casa. Entonces se desmaya. Podría matarla. Eliminarla. Fingir que nunca la he visto. Pero algo me lo impide. Ha sido su mirada. Y su olor. No sé cómo, pero creo que esta chica no es tan diferente a mí, que hay algo sobrenatural en su ser. Entro en mi antigua casa, y tiendo a la muchacha en el sofá. Entonces aparecen Rosaly y Marco.

-¿Nos has traído la cena? -pregunta Marco, sus colmillos alargándose.

-No es humana -les digo poniéndome en frente de ella para protegerla.

-¿Te la has tirado? -sisea Rosaly.

-No es asunto tuyo -respondo con una sonrisa de lado.

Rosaly me mira y me muestra sus colmillos. A continuación se acerca a Talía y la observa.

-Bruja -dice alejándose con la mandíbula desencajada y los ojos enrojeciéndose.

Rosaly tiene la capacidad de detectar a las brujas a millas de distancia, y sin embargo se ha tenido que acercar a Talía para darse cuenta. Tiro la mochila de la chica a un lado de la habitación.

-¿Estás segura? -pregunto y ella asiente.

-Su olor la delata. Aunque... hay algo raro en ella.

-Eso mismo noté yo, si no ya no respiraría -afirmo, confuso.

Marco pone los ojos en blanco.

-Tú y tu obsesión de matar a cada chica humana viviente.

Sonrío recordando a Nora. Su sangre era tan deliciosa, todo un manjar.

-¿Y qué pretendes hacer con ella? -interviene Rosaly.

-Rose, baby, yo me encargo de ella. No se te ocurra tocarla, ¿huh? -le digo poniéndole un rubio mechón detrás de la oreja.

-Fine -sisea enojada y se marcha de la habitación.

Rosaly es una vampiresa de origen inglés, como yo. La encontré perdida y desorientada en las calles de Madrid, y la recogí y entrené para que pudiera sobrevivir. Marco, sin embargo, nació en Zaragoza, y coincidimos en una fiesta de depredadores. Nos hicimos buenos amigos y decidió venirse a vivir conmigo, ya que mi casa es lo bastante grande como para que dos familias enteras habitasen aquí.

Me acerco a Talía y la observo. Sus grandes ojos verdes están cerrados y su cabello anaranjado enmarca su delicado rostro. Salgo al jardín y me siento en el césped, observando el bosque que se cierne a mi alrededor. No es que me guste la soledad, pero vivir en medio del bosque es la única opción cuando eres un vampiro, a menos que sepas controlar tus ganas de comerte a un humano. Cuando el silencio empieza a relajar mi retorcida mente, unos gritos agudos me espabilan. Llego al salón a velocidad sobrehumana, y me paro en el marco de la puerta. Mi pequeña rehén está de pie, sujetando una lámpara entre sus manos, y Marco le saca los colmillos en posición de ataque.




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