::Conor's POV::
Un grito agudo hace que me alerte. Agudizo al máximo mis sentidos, intentando averiguar la procedencia del chillido. Los latidos de un corazón humano resuenan en mis oídos, y sonrío pensando en alimentarme. Comienzo a andar hacia la causante de tal alboroto, preguntándome cómo alguien ha podido llegar hasta aquí. Pero cuando estoy más cerca la huelo. Su fragancia a arándano y bosque se cuela entre mis fosas nasales, junto con otro olor que hace que enloquezca, que mis colmillos se alarguen y la fiera que guardo dentro de mí luche por salir al exterior. En menos de un suspiro llego hasta su lado.
Está tirada en el suelo, con ambas manos sobre su costado, y su pecho sube y baja irregularmente. Sangre corre entre sus dedos. Sangre... Intento apartar el pensamiento a un lado, pero es imposible. Me pongo de rodillas y me acerco un poco a ella, manteniendo una calma que no logro conseguir del todo. Le cojo la cara entre mis manos, haciendo que me mire.
-¿Conor? -murmura con los ojos entreabiertos.
Llevo, a duras penas, la mirada hacia su costado. Sus manos lo presionan débilmente, pero no deja de sangrar. Por un breve momento, me siento tentado de morderla, pero lucho, lucho contra ese ardor que se forma en mi garganta y la cojo entre mis brazos. ¿Qué demonios hacía sola en el bosque? El simple hecho de que Marco no la estuviera vigilando me enfurece. Justo antes de teletransportarme hasta la casa de Venia la miro a los ojos con rabia y con un sentimiento que no logro identificar del todo.
Cuando entro a la casa, tiendo a Talía en un sofá del salón, tal y como cuando la encontré por primera vez.
-¡Venia! -grito, y mi voz hace eco en las paredes de la casa.
Al instante Rosaly aparece en la habitación, seguida de una Venia furiosa.
-¡¿Qué diablos ha pasado?! ¿Dónde está el que se suponía que la iba a vigilar toda la noche? -exclama refiriéndose a Marco.
Rosaly mira a Venia algo asustada.
-No... No lo sé -murmura.
La bruja se acerca al cuerpo de Talía, que respira entrecortadamente. Le aparta con cuidado las manos de la herida, y rompe su camiseta para tratarla. Observo cómo las costillas de Talía se clavan en su piel. Mierda, está demasiado delgada, pero ¿desde cuándo a mí eso me importa?
"Joder, Conor, ¿qué mierda te pasa?", me digo a mí mismo. Niego con la cabeza y entonces aparece Marco de la nada. Gotas de sudor cubren su frente y sus ojos casi se le salen de las órbitas.
-¿Dónde demonios estabas? -pregunta Rosaly.
-Los lobos, están aquí.
-Fuck -mascullo.
Entonces me giro para mirar a Venia, que, arrodillada ante Talía, baja la cabeza.
-¿Qué tiene? -pregunta Marco abriéndose paso hasta la chica.
-Mordedura de hombre lobo.
Rosaly pone los ojos en blanco, y yo simplemente miro a Talía, que lucha por respirar. Sin embargo Marco se lleva las manos a la cabeza, maldiciendo en voz baja.
-Yo... escuché algo y salí al bosque. Se me escaparon, joder, los lobos fueron más rápidos que yo. Se esparcieron, dejándome confuso y sin saber en qué dirección dirigirme -recita.
-¿No escuchaste a Talía gritar? -le pregunto, sabiendo que con esa pregunta puedo alimentar su culpabilidad.
-No, supongo que me llevaron hacia el sentido contrario, y como estaba tan concentrado en atraparlos, yo...
-¡Basta! -lo interrumpe Venia-. Chicos, necesito vuestra atención ahora. La joven está a punto de sufrir su transición, pero está demasiado débil. Ha perdido mucha sangre, y además está en los huesos. Necesita sangre, sangre de vampiro, aunque ya conocéis las consecuencias si la toma...
-Que tome de la mía -digo casi sin pensar en lo que puede pasar si bebe mi sangre.