::Conor's POV::
Me paro en el pasillo cuando la voz de Rose llega a mis oídos.
-Ni siquiera lo dudé -ríe-. Era tan, tan estúpida e ingenua. Así que me marché con él. ¿Adivinas adónde?
-¿España? -dice Talía.
-Exacto. Él había estado viviendo durante años en Inglaterra, pero algo le sucedió con su familia y se vio obligado a volver, solo que esta vez me trajo con él. Fue en el viaje cuando descubrí que era un vampiro; al principio fue extraño, no podía mirarlo casi a los ojos. Pero después, cuando lo hube asimilado del todo, le rogué que me convirtiera, y así podríamos vivir una vida perfecta para siempre. Y lo hizo, me convirtió. Sólo que cuando desperté de la transición se había marchado, dejando un frasquito con su sangre encima de la mesa para que sobreviviera. Nunca más volví a verlo.
-Vaya... -oigo que murmura la pelirroja.
-Semanas después encontré a Conor. Fue tan amable conmigo... aún le debo la vida -suspira, y aprovecho para irrumpir en el salón-. Conor, ¿cuánto tiempo llevabas ahí? -me pregunta la rubia exaltada.
-El suficiente -contesto con una sonrisa torcida-. Veréis, necesito contaros algo importante -digo cambiando de tema.
-¿Qué sucede? -cuestiona Talía con el ceño fruncido.
-Aquí no -susurro-. ¿Dónde está Marco? -les pregunto.
-Se marchó hace un rato, supongo que no muy lejos -contesta Talía.
-¿Marco? -lo llamo mentalmente.
-¿Conor? -me contesta.
-¿Dónde estás, tío?
-En el bosque, intentando cazar algo.
-OK, ven a la entrada de la casa, es importante.
-Odio cuando hacéis eso -se queja Rosaly, que no puede comunicarse mentalmente con otros vampiros.
-Lo sé, sweet -le digo sonriendo de lado.
Salimos de la casa y Marco aparece de entre los árboles. Nos alejamos algo de allí y el vampiro habla, impaciente.
-¿Quién se ha comido a quién? -suelta, haciendo que Rosaly le propine un pequeño golpe en el hombro.
-Por esta vez no ha habido muertes -digo con ironía-. Fuera tonterías. Creo que Héctor oculta algo -confieso seriamente, recordando la conversación que escuché esta mañana.
Talía suelta una suave carcajada, y la miro con el ceño fruncido.
-Todos sabemos que tú y Héctor no sois muy compatibles, pero eso no significa que...
-Lo he escuchado hablando por teléfono está mañana, con alguien al que él llama "jefe" -la corto fríamente colocándome en frente de ella.
Esta retrocede varios pasos debido a mi cercanía momentánea.
-¿Qué? -preguntan Marco y Rose a la vez.
-Creía que trabajaba para Magda -susurra Rosaly.
-Pues esa es la cosa. Y estaban hablando de ti, Talía -afirmo mirándola seriamente.
-¿Qué decían? -murmura.
-Que ya faltaba poco para que te consiguiese, y en cuanto te tuvieran allí, acabarían con todo el problema.
-¿Dónde? Y, ¿cuál es el problema? -vuelve a preguntar.
-Pequeña e ingenua Talía, te quieren muerta, honey, aunque el por qué aún no lo tengo claro.
-Tenemos que averiguar quién es el padre, o si no la cosa puede acabar muy fea -interviene Rosaly.
-Vamos a hablar con Magda, ella tiene que decirnos sobre su padre. Y debe saber que Héctor no es tan fiel como ella cree -habla Marco.
-Está bien -asiento y volvemos a la casa.
Magda se encuentra en el salón, quemando algunas hierbas y depositándolas en un recipiente de cristal.
-Magda, tenemos que hablar -digo firmemente, y la bruja levanta la cabeza y me mira apenada.
-Sabía que este momento llegaría, pero esperaba que tardara más en suceder. Me vais a preguntar por el padre, ¿no es cierto?
Todos asentimos.
-Antes de nada, Héctor te ha estado traicionando -digo, y Magda me mira incrédula.
-¿De qué hablas? -pregunta observándonos a todos.
-Va a llevarse a Talía, si no lo impedimos. Lo escuché esta mañana hablando con alguien por teléfono, y diciéndole que ya mismo acabarían con el problema.
Los ojos de la bruja se agrandan conforme acabo la frase.
-E-eso es imposible... Conozco a Héctor desde que era un cachorrillo, él no puede hacerme algo así... -murmura.
-A veces las personas no son como esperamos que sean -dice Talía.
-Tienes toda la razón, hija -suspira, y vuelve a mirarme con determinación-. Veréis, el padre de Talía es... el Alfa Tomás.
Abro los ojos como platos, al igual que Rosaly y Marco. Los tres hemos escuchado las historias del valiente Tom, y de cómo hizo que su manada se convirtiera en una de las más fuertes de España.
Talía nos mira a todos confusa, sin tener ni idea sobre su padre. Una parte de mí siente pena por ella, por su triste vida, pero otra no siente nada, al igual que nadie se compadece de mi mísera existencia, de mi corazón helado incapaz de amar. Aunque, últimamente, ese hielo se está quebrantando, muy despacio: algo ha hecho que ciertos sentimientos vuelvan a surgir en mi pecho. Es complicado de explicar.