Dos corazones de hielo

12.1; Decisiones para el arrepentimiento

::Talía's POV::

En cuanto lo veo sé que es él: mi padre. Un miedo absurdo e inexplicable se apodera de mí y, sin pensarlo, me agarro al brazo de Conor, que se encuentra a mi lado. Este me lanza una mirada tranquilizadora, y hace que me calme un poco.

-¿Qu-qué haces aquí? -murmura el hombre acercándose a Magda.

Ella esboza una sonrisa triste antes de contestar.

-Tienes una hija, Tom -suspira mirándolo.

Sus ojos se abren abruptamente en confusión, y entonces repara en la presencia de los demás, y mira uno a uno lentamente, hasta que llega a mí.

-Eso no es posible -intenta afirmar, sin quitar aún su verde mirada de la mía.

-Sí es posible, la tienes delante de tus ojos. Sólo tienes que mirarla para saber que es tuya -murmura mi madre.

La mandíbula de Tom se aprieta al igual que sus puños, y sus ojos se entrecierran.

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Y por qué ahora? -pregunta enfadado, sus ojos volviéndose amarillentos por un segundo.

-Es una larga historia, yo...

-¿Una larga historia? Magda, ¿cuántos años tiene? -la corta furioso.

-Dieciséis -contesto con un hilo de voz.

Todas las miradas se centran en mí ahora, y me remuevo, incómoda. Tom se queda callado durante algunos segundos, al parecer recordando algo. Y entonces sus ojos se iluminan, como si una bombillita se hubiera encendido en su cabeza.

-Dieciséis... -repite ensimismado.

-Supongo que ya lo recuerdas -dice Magda, y este asiente despacio.

Entonces se acerca a mí, y yo doy un paso hacia atrás instintivamente, chocándome con Conor.

-Ya ha pasado su transición... ¿Cuándo? -pregunta olfateando levemente.

-Hace apenas unas semanas. Todavía no controla su lado animal -contesta mi madre.

-¿Por qué nunca contactaste conmigo? Todo podría haber sido diferente.

-Tenía miedo, Tom. Ambos sabemos que esto no es bueno para nadie, no está permitido. Es más, las brujas de mi aquelarre me la quitaron de las manos en cuanto nació, y no pude hacer nada para impedirlo. Si no se la llevaban, la matarían ellas mismas, así que accedí. Como he dicho, es una larga historia, deberíamos sentarnos y hablar... -explica.

-¿Y por qué traes vampiros contigo?-cuestiona el lobo mirando desagradablemente a Conor, Rosaly y Marco.

-No son peligrosos -afirma-. Ellos la encontraron.

Tom me mira a los ojos profundamente, como intentando ver a través de ellos, y lleva una mano a mi mejilla, que aparto rápidamente con un movimiento reflejo.

-Yo... L-lo siento... -murmuro.

-Está bien... -dice dejando la frase en el aire.

-Talía -le digo mi nombre.

-Talía... Talía Reynés Ábalos... -susurra, y me doy cuenta de que ni siquiera yo sabía mi nombre completo.

Mis padres: Tom Reynés, Magda Ábalos. Todos los días se aprende algo nuevo ¿no?

-Pasad... Pasad -dice abriéndonos la puerta.

Entro seguida de Marco, que me da un apretón de mano antes de pasar. La casa está decorada de manera simple y sin mucha ornamentación, y el suelo es de piedra.

-¿Podéis quedaros aquí un minuto? Tu padre y yo tenemos algunos asuntos sin resolver -nos dice Magda dejándonos en una pequeña sala, y me estremezco cuando la palabra "padre" sale de sus labios.

-Tranquila -me susurra Rosaly con una sonrisa.

Pero no estoy tranquila, estoy asustada. No quiero tener un padre, volver a sufrir todo de nuevo. Los golpes, los cortes, todo. Mi mente está hecha polvo, no necesito más de esta mierda. Es por eso que una lágrima cae por mi mejilla, disolviéndose en la comisura de mis labios, y dejando un sabor salado en mi boca. Entonces Conor me ve, y me lleva a un lado de la pequeña sala. Su mirada profunda me hiela, pero a la vez, no sé cómo, me derrite. Sé que intenta decirme algo, y que no encuentra la manera.

-¿Estás bien? -pregunta, al fin.

-¿Tú qué crees? -suelto sonando algo fría, pero sin pretenderlo.

Sus labios se crispan en una sonrisa de lado, y eso me molesta.

-Que sigues siendo tan cabezona y especial como siempre.

-¿Especial? -pregunto.

-Sí, eres distinta, no me preguntes por qué -me dice, y frunzo el ceño.

Con una mano, retira las lágrimas de mis mejillas y vuelve con los demás, que de seguro han escuchado nuestra extraña conversación. Agudizo el oído y oigo que están hablando de mí. Magda le está contando cuán desastre ha sido mi vida hasta ahora, lo que hace que me pregunte si algún día llegaré a sentir felicidad. Es extraño, hace unas semanas me hubiera matado sin pensarlo, pero ahora estoy pensando en el hecho de llegar a ser feliz. Aunque todavía no desmiento que preferiría no sentir nada, no tener que enfrentarme a todo esto.

Sumida en mis pensamientos, no me doy cuenta de que mi madre y Tom ya han salido de la habitación en la que se encontraban, y que ahora se encuentran en el marco de la puerta de la salita.

-Talía, tu padre y yo hemos tomado una decisión.

De nuevo usa esa palabra que hace que retuerza por dentro, que quema mis oídos cuando la escucho. Asustada por lo que puedan haber decidido, miro a los vampiros nerviosa, en busca de apoyo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.