Dos Corazones Infantiles

Capitulo 2 (Buenos Amigos)

-Cuando Seiya te aconsejó llevarle flores a Shun, pero no te diste cuentas de la abeja que lleva dentro y término picándole una oreja- Miro serio a los implicados.

-No me recuerdes eso…- Toco su frente en donde tenía una pequeña cicatriz.

El pobre peliverde suspiro con un sonrojo –Ese día, mi hermano se enteró de que Hyoga y yo somos novios y…-

-Ja, ja, ja, ja lo persiguió por las doce casas y tuvo que esconderse en Tauro, porque Ikki es respetuoso con Aldebarán- Reía a carcajada, por recordar aquel día, que no fue hace mucho.

El rubio con los brazos cruzados, mirando enojado al castaño –Tienes razón Shiryu… No hagas caso a los concejos de Seiya, mejor deja que Shun y yo te ayudemos-

-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡OIGAN, QUIERO AYUDAR A MI AMIGO!!!- Grito desesperado, para que no lo ignoraran.

Le daba bastante gracia el comportamiento infantil de Seiya, después de todo es de los más jóvenes de los allí presentes.

Pero pensar de nuevo que debía confesar sus sentimientos a la joven Shunrei, pero sigue sintiendo inseguridad…

La quiere, la ama de verdad, pero… Su camino puede no ser fácil, por todo lo que la ha hecho sufrir aunque ha sido por un bien mayor.

-Shiryu- Andrómeda llamo al mencionado, el cual se había dispuesto a suspirar un poco alejado.

-¿Qué pasa Shun?- Contesto con una leve sonrisa, el miedo se refleja en sus ojos.

-Si no estás seguro de esto, no tienes que preocuparte, no te forzaremos a nada- Le doy una suave palmada en el hombro, comprendiendo que este tema puede ser delicado para cualquiera.

Asintió, la amabilidad del joven Andrómeda es su mayor característica aparte de su belleza.

-No dudo lo que siento por Shunrei, pero…-

Mientras el cisne y Pegaso, discutían por recordar la gran idea que tuvo el castaño, que casi le costaba la vida y le dejo una marca al final.

-Sé que tienes miedo de que te rechace, sin embargo ¿Qué es lo peor que puede pasar?- Shun sonrió tan pacíficamente, no se daba cuenta que la mentalidad del dragón, dejaba ver tantos escenarios en su mente, uno peor que el otro.

-Podría enojarse- Seiya se unió a la plática, después de traer la camiseta arrugada, por el forcejeo con el rubio.

Invisiblemente aquellas palabras cayeron como un peso en los hombros del azabache.

-O, no volver a querer ver a Shiryu- Y ahí estaba el Ruso, ayudando.

-Decirle al viejo maestro que lo mande lejos- Con esta aprecia divertirse, porque sabía que no pasaría.

-¿Qué tal si al final le gusta alguien más?-

-Sabes, la he visto muy cerca de Jabu… ¿Sera que?-

-¡¡¡YA ABASTA!!!- El peliverde, les grito, con los ojos serrados y sus manos en puño.

Al captar la atención de estos dos, señalando que habían logrado deprimir a su amigo, el cual se había ido a sentar en un árbol cabizbajo.

-¿Ya ven lo que provocan?- Cruzado de brazos, suspirando bastante preocupado por el de cabellos largos.

Los tres asintieron, esta no sería una tarea fácil, si tenían a un dragón muy fuerte y valiente para la lucha, pero en el amor es un caso perdido.

¿Por qué será que la mayoría de los caballeros de Atena sus habilidades de ligue son muy bajas?

O ¿No las sabrán manejar bien?

---Días después (Templo de Libra)---

-Aaaaaah, mi pequeña Shunrei, me alegra tanto que estés aquí- El castaño, abrazaba muy animado a la pequeña que había criado desde que la encontró en aquel bosque de los cinco picos.

Aquella joven, se encontraba bastante feliz de poder volverlo a verlo después de un tiempo –Me alegra de nuevo estar cerca de nuestra familia- Se apartó del abrazo, para ver a quien la cuido con tanto esmero.

-Eso es lo mejor de todo- Acaricio la cabeza de la menor –Sabes que puedes venir aquí cuando quieras, al fin de cuentas estamos en época de paz y el santuario se ha vuelto un lugar lleno de alegra y…- Se escuchaba el llorar de un infante que sin duda venia entrando a Libra por la parte trasera.

-Mi pequeña estrella de virgo, por favor… Cálmate- El patriarca sí que había perdido un poco de practica en cuidar bebes, o es porque está involucrado emocionalmente con la pequeña que carga, al final es considerada su nieta.

-Bebes, muchos bebes nuevos- Dohko sonrío a la joven que considera su hija menor, rápido se giró para encontrarse con su amado borrego -¿Qué pasa?- Cargo a la niña de dos años, que venía llorando.

Suspiro resignado –Creo que ya no sirvo para esto- Le dolía escucharla llorar.

-No es nada de eso- Empezó a hacer caras graciosas para la pequeña rubia.

La cual de a poco empezó a reír.

-¿Cómo logras hacer eso?- Bajo la mirada, le molesto un poco que no supera que quería la Lemuriana.

-A veces a los niños les gusta que actuemos como ellos, para reírse de nosotros- Seguía haciendo reír a la niña, mientras la alzaba levemente con los brazos, sin duda un experto en la materia. –Así hacía reír a mi pequeña Shunrei cuando se ponía algo triste de niña- La señalo sin ninguna preocupación.

La china solo asintió, riendo levemente, por recordar aquellos momentos infantiles que vivió.

Fue cuando el patriarca se doy cuenta de la presencia de la joven –Lo siento Shunrei, por no saludar, pero...- Suspiro cansado –Anshin me tenía muy preocupado-

-No se preocupe, vine a visitarlos unos días- Abrió sus ojos con sorpresa, pues llego sin avisar antes –Si es que… No existe molestia alguna…- Puso la mano delante de la boca avergonzada, por tomar una decisión sin consultárselo a nadie antes.

-No hay molestia alguna, al fin de cuentas… También perteneces a nuestra familia- Le sonrió a la chica de trenza, de alguna manera al ser hija aunque no biológica de Dohko, también la consideraba como suya.

Al fin de cuentas, así como Libra pudo cuidar y proteger a la distancia a su discípulo Mu, el patriarca aceptaba también querer y cuidar a la joven allí presente.

De repente recordó algo muy importante, sorprendiéndose de más y girándose a la China, casi asustado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.