-Podríamos hacer que el tío Shiryu y la tía Shunrei nos cuiden- Sonrió la pequeña rubia.
-Así podrían estar solitos- El castaño asintió, mirando a la niña-
-Y se dirán que se quieren- Camil levanto sus manos emocionado por la idea.
-Si- La pequeña Buda como es conocida, comenzó a dar pequeños saltitos en su lugar bastante feliz –Seria muy bonito- Su sonrisa no se puede negar, pensando en que sus tíos pudieran por fin decir lo que sientan.
-Entonces ¿Si nos ayudas Sander?- El próximo Escorpión hablo, mirando al castaño.
Si hubiera sido petición solo por parte de Camil, posiblemente no aceptaría, no porque no le agradara el pequeño, la verdad es que sentía un poco de celos.
Ya que el pequeños escorpión es muy amigo de la rubia y aunque Sander también es uno de ella, a veces pasa más tiempo con sus padres y hermano, que jugando con los otros niños, ya que cierto géminis es algo proyector, además que en ocasiones su tío Kanon lo lleva junto a Argus a los territorio de Poseidón.
Pero cuando lograba estar con Anshin, sonreía más y siempre trataba de jugar, hacerla feliz.
Mas con este plan, podría ayudarla y hacerla sonreír, en su infantil mente esta idea es muy buena.
Esperemos que en el futuro no existan problemas con cierto caballero de Virgo, por que fije sus ojos en su pequeña hija.
Miro a la niña, dedicándole una sonrisa con sus mejillas algo sonrojadas –Si, ayudare en lo que pueda-
-Gracias Sander- Le dedico una gentil sonrisa al pequeño.
-¿Qué están haciendo pequeños?- Justamente de la joven que han estado hablando los infantes apareció, trayéndoles algunos juguitos y frutita picada para los tres.
-De nada tía- La rubio le sonrió.
-¿Puedo jugar con mis cubos?- Camil de inmediato pidiendo permiso para hacer alguna cosa que implique hacer desorden.
-Claro que si- La pelinegra sonrió –Pero primero vamos a lavar sus manitas, comer su merienda y después podrán jugar-
Los tres niños asintieron, haciendo caso a las indicaciones de la jovencita.
Ella está encantada de cuidar de las pequeñas bendiciones de los caballero dorados, le provoca una gran felicidad, como si fuera una práctica para cuando ella este en esos caminos.
Suspira, pensando por un momento, como sería si formara una familia con su mayor amor.
Por ende su mente trajo ese momento en que casi se dan un beso, pero si no hubiera sido por su padre que interrumpió sin querer, hubiera pasado sin duda.
Se puso toda roja, ocultando su rostro con las manos.
-¿Qué hubiéramos hecho?- Pregunto con la voz más baja que pudo, con el miedo de que alguien la escuche.
Más algo parece que le hizo clic ante esa posibilidad.
-Pero… Si Shiryu… Me quería besar… Significa que…- Sintió como su corazón comenzó a latir con fuerza, pensando de inmediato en esa posibilidad que parecía que ella no se había dado cuenta, hasta ese momento -¿Le gusto? ¿Le gusto a Shiryu?- Sonrió sonrojándose más, y pensando que todo este tiempo debió estar bastante ciega para no notarlo.
Mas no es de las que se dejan guiar por lo que cree, si no que le gustaría comprobarlo, si es que de verdad ella está pensando en hacer el primer movimiento.
Pues… ¿Quién dijo que una no puede hacerlo?
Pero debía calmarse, respirar, pues si deja expresar lo que siente abiertamente, se pondría en evidencia, además tiene tres pequeñas responsabilidades por esa tarde que cuidar.
Lo bueno que son los mejor portados de todos, dejando de lado que Argus es un poco travieso, más se puede controlar.
Después de aquella merienda, les dio permiso jugar un poco con los cubos de Camil, y con la pelota que la pequeña rubia tiene de nuevo juguete, que comparte con sus dos amigos.
Podría vigilarlos perfectamente, mientras prepara la cena de esta noche.
Pero justamente en ese momento, se escucha la voz de alguien que conoce perfectamente, notando como los pequeños se alegran al ver a esa persona.
-¿Cómo están pequeños?-
Al unísono los tres gritaron -¡¡¡ABUELO DOHKO!!!- Dejando de lado todos sus juguetes con tal de recibir un abrazo de Libra.
Lanza un grito fingido de dolor -¡¡¡OH!!! ¡¡¡MI AMADO BORREGUITO!!! ¡¡¡ME ATACAN TRES PODEROSOS CABALLEROS DORADOS!!!- Mientras recibe los abrazos de los pequeños infantes.
El patriarca, sonrió ante esta pantomima de su amado Libra, sabiendo que es sumamente cariñoso y a veces igual de infantil que sus nietos.
-No sean muy crueles con su abuelo- Contestó, riendo levemente.
-¡¡¡ABUELITO SHION!!!- La pequeña niña de inmediato después de dar el abrazo a Libra, corrió para ser cargada por el peliverde.
-Hola mi pequeña flor de Aries- Usa el sobrenombre que le ha dado, pues es lo que es su hermosa nieta para él.
De inmediato la joven salió de la cocina, para saludar a los mayores, que considera como sus figuras paternas, su padre y bueno el patriarca seria su otro papá.
-Bienvenidos- Saluda contenta.
-¿Estas cuidando de estos tres pequeñines?- Libra sonriendo por ser rodado de tanto cariño.
-Sí, aunque mi hermano Mu fue a Jamir y Shaka, está entrenando a Shun, parece que no está muy contento- Hablo pensando en que podría ser el motivo.
-Ja, es normal- El castaño de inmediato sonrió, mirando a su amor.
-Al regresar Ikki, tiende a molestarse por el entrenamiento que lleva Shun, pero no se puede hacer nada- Si que el patriarca disfruta mucho cuando su yerno tiene dificultades ese caballero de bronce, pues es como un karma.
Después de esa cálida bienvenida, los abrazos, las risitas y que los pequeños contaran un poco de lo que han hecho, volvieron a jugar con sus juguetes.
Aunque cierto patriarca ha notado esa cercanía que el castaño tiene con su pequeña flor de Aries, pero no puede crearse ideas, aunque su intuición es muy grande.
Ambos adultos, acompañaron a la joven pelinegra a preparar la deliciosa cena de esta noche, y obviamente comida para los pequeñines.