Prólogo.
-Misa, ya es hora de que bajes a cenar –Bufó la mamá de Misa por tercera vez, seguramente tendría los brazos cruzados ya que eso hacia cuando empezaba a desesperarse sin embargo, Misa no se despegaba del televisor no quería perderse ni un segundo de su programa favorito y algunos se preguntaran ¿Por qué era su programa favorito? ¿Qué era lo que tenia de especial ese programa a tal punto que no bajara a cenar por verlo? Cosas de niños muchos dirán pero Misa no pensaba que era algo de niños, ella sabía que esto no era algo pasajero y lo supo desde muy pequeña.
-Mama ¿No puedes subirme la cena a mi habitación? Sabes que no me pierdo mi programa a esta hora –Rogo con un hilo de voz a pesar que sabia la respuesta, sin despejar los ojos de la pantalla apenas parpadeaba.
-Sabes lo que pienso sobre comer en tu habitación Misa, la idea es comer todos juntos, en el día ni te veo por estar trabajando y ahora ¿No te veré en la noche tampoco? –Alicia, la madre de Misa sube la escaleras lentamente lo que hace que Misa apague la televisión con prisa planeando cenar rápido para tener algo de tiempo de ver los últimos minutos de su programa favorito.
–Así me gusta –Alicia baja las escaleras satisfecha de ver que Misa le ha hecho caso y sin tener que subir a buscarla, Alicia no entendía que tenía ese programa de especial habían visto juntas muchos más pero ese en particular era el favorito de Misa, ni siquiera las caricaturas le gustaban tanto.
Misa se sienta muy rápido en la mesa moviendo la pierna de forma inquieta y empezando a comer antes que todos.
-¿Tienes mucho afán? –Pregunta Gustavo, el padre de Misa al notar su comportamiento.
-Sí, sabes cómo se pone al tratarse de su programa favorito –Alicia se sienta al lado de Misa mientras da las gracias por los alimentos.
-Oh ya veo, que raro que no estás comiendo en tu habitación.
-Sabes como es mi mama, no le gusta que coma en mi habitación –Responde Misa atragantándose con la pasta. Gustavo le lanza una mirada a su esposa.
-Sabes lo que pienso de eso, no la malcriaré –Gustavo empieza a comer y decide no decir nada sabe que es mejor no contradecir a su esposa, el no suele ser tan duro con Misa y muchas veces se ha preguntado si eso está mal pero termina por concluir que ningún padre es perfecto.
-¡Terminé! –Pega un brinco Misa mientras lleva los platos al fregadero, se lava las manos y sube corriendo las escaleras cuando un llamado de Alicia hace que se detenga.
-¿Cómo se dice antes de pararte así de una mesa?
-Permiso –Da una mirada a las escaleras que le faltan por subir y se pregunta si valdrá la pena ignorar a su madre y solo subir.
-Permiso concedido –Misa no pierde ni un segundo sube las escaleras que le quedan y pega un salto hacia la cama que hace que los padres de Misa se echen a reír.
-Sabes cómo es con su programa favorito –Murmura Gustavo con la intención de que Misa no escuche.
–Lo sé intento que esa obsesión se le pase un poco pero ya ves –Atisba las escaleras –Al parecer no lo puedo lograr.
Gustavo da un bocado –Déjala es solo una niña, solo tiene 12 verás que en unos años se olvidará de él y hasta se avergonzará de haberlo visto, y la verdad prefiero que tenga ese vicio a que tenga otros –Señala hacia la puerta de la casa –Las niñas del frente se la pasan todo el día en la calle.
-Las he visto, dijeron que querían venir a jugar con Misa pero eso no sucederá –Refuta con horror en su mirada Alicia –Son solo unas niñas, es increíble que sus padres les den tanta libertad de andar por ahí tan tarde y con unos shorcitos que ni te digo.
-Pronto no serán unas niñas… Igual que Misa.
Alicia termina de comer y empieza a servir el jugo cosa que se le había olvidado por andar pensando en Misa y en cómo hacer que dejara su programa, así que para no formar otro drama decide llevárselo.
-¿Ya terminó? Se asoma a su habitación.
-Sí, ya terminó pero logré ver al menos los últimos minutos –Dice tristemente y Alicia se sienta a su lado dándole el jugo.
–Dime ¿Qué es lo que te gusta tanto de ese programa? –Misa sorbe un poco de jugo dudando que responder.
-Es entretenido.
-¿Solo eso? O ¿Hay algo más que no quieres decirme? Digo lo he visto y pienso que hay… mejores –Misa emboza cara de ofendida que hace que Alicia carcajee.
-Para mí no, para mi es el mejor programa que existe en especial por… Por sus actuaciones son muy buenas mejores que las telenovelas que ves.
-Ya te veré en unos años viendo telenovelas conmigo y no ese programa que seguro pasara de moda en algún momento.
-Cuando pase de moda te aseguro que lo seguiré viendo por internet ya busque una página donde puedo verlo. –Le entrega el vaso de jugo vacio –Gracias, ya voy a dormir.
-Buenas noches Misa, no sueñes mucho con ese programa, recuerda cepillarte los dientes yo me iré a dormir en un rato –Le da un beso en la frente –Buenas noches.
Apenas Alicia sale del cuarto Misa revisa su gaveta y saca una foto de actor favorito, la única razón de que sea su programa favorito y el que hace que su corazón se acelere con tan solo ver una foto suya. Foto que imprimió a escondidas de sus padres y foto que ve casi todos los días.
-Te prometo que algún día nos veremos, se que digo esto casi todos los días pero espérame ¿Si? Solo… Necesito crecer e ir a buscarte no importa cuánto me lleve prometo que lo haré hasta hice una lista de lo que me voy a llevar suena estúpido lo sé pero necesito recordarlo todo no se me puede quedar nada espera aquí ¿Si? La hice hoy... –Corre hacia otro cajón como si la foto fuera a desaparecer –Escucha tengo que llevar muchas galletas, supongo que el vuelo es largo tengo que hacer algunas paradas pero no hay nada comparado con las galletas de avena de mi mama y me tengo que llevar muchas de esas, también tengo que llevar a mi osita –Toma su peluche y lo abraza, no lo tiene desde hace mucho tiempo pero Misa se había encariñado mucho con ella ya que tenía un significado, el peluche tenía un gorro de graduación que para Misa significaba superación y con esa superación iba a lograr llegar el costara lo que costara.