Esperó mi respuesta unos segundos. Sin éxito.
-Sé lo que quieres, lo que has deseado desde pequeña ¿Lo quieres a él no? –Intercambié una sonrisita nerviosa con Eddie si se enteraba que todavía me gustaba mi amor imposible seguro me mataría y estaría dos horas escuchando un sermón de “Como nunca lo conocería”.
-¿A quién? –Pregunté intentando disimular.
-Sabes perfectamente de quien hablo -Dijo con severidad –Solo te diré que en la mayoría de los casos solo es una fijación, no es amor real he tenido casos en los que solo tienen interés en el dinero, la fama, la belleza y lo emocional es lo último que les importa lo que hace que todo sea pasajero.
-¿A qué se refiere con “Pasajero”? –Inquirió Eddie.
-En casos como este, solo el amor verdadero perdurará y sin embargo todo tiene un precio -Respondió con oscuridad en su mirada –Pero seguramente terminará con a los de la mayoría. Como un simple recuerdo algo que no perduró. Algunos incluso terminaron en la cárcel por no saber hacer bien las cosas y es que claro ¿Quién no pondría una orden de restricción contra una persona que no para de tocarte la puerta todo el puto día? –Se rio para sus adentros –Otros incumplen las reglas… Y puf todo termina.
-Disculpe pero no estamos entendiendo bien de lo que habla ¿Qué clase de reglas? –Mi curiosidad estaba al máximo.
-Si quieres saberlo tendrás que pagar un precio.
-¿Cuánto quiere? –Respondí exasperada -¿Lo quiere en efectivo?
Quería respuestas y si me tenía que dejar el sueldo entero de medio mes para conseguir respuestas lo haría.
-Wou, Espera Misa… Tómalo con calma –Tal vez Eddie tenía razón, pero para comenzar el me había traído aquí.
La señora Prada me vio de arriba para abajo.
-Por ahora… dame tu reloj… Solo por ahora –Dudé por un momento, el reloj que traía puesto era valioso me costó bastante comprarlo, recuerdo enamorarme de él a primera vista y a partir de ese día no me lo quito siento que me da buena suerte. Es como tener mi cámara y mi teléfono encima; muy indispensables. Tenía varias decoraciones de oro que lo hacían relucir con más fuerza.
-No creo que sea necesario lo de reloj –Explico Eddie –Puedo darte el mío.
-¿Quieres conocer a Steven Savarsky si o no? –Genial, el nombre de mi amor de toda la vida estaba en el aire, no quería mirar a Eddie. Sentía como el calor se apoderaba de mí.
-No es posible –Se quejó Eddie -¿Aún con eso? Eres increíble.
Miré al piso de la vergüenza mientras me sacaba el reloj y lo ponía sobre la mesa.
-¿Tomo eso como un sí? –Preguntó Prada. Afirmé.
-Veo que estas decidida a continuar con esta obsesión entonces comencemos… -Se levantó y apagó todas las luces por un instante creí que me apuñalarían aquí mismo, prendió un velón de un color turquesa de lejos –Pero recuerda todo tiene su precio.
-No me quedaré aquí para ver esto –Eddie se intentó levantar pero lo tomé por el brazo antes –Por favor, tú me trajiste aquí, ahora terminemos esto juntos no me dejes aquí sola con esta señora.
Eddie me hizo caso a regañadientes. Prada hizo círculos por toda la mesa tiritando una oración que me dio escalofríos. Pareció como si de pronto su voz cambiara. De pronto la vela se apagó y sentí un aire helado en mi cara como si estuviera frente de un aire acondicionado. Prada apareció frente a nosotros con la vela encendida haciendo que casi me caiga de la silla; oí la risa de Eddie él no estaba asustado ya había pasado por esto ayer seguramente. Pagaría por esto.
-Hoy, caerás dormida en un profundo sueño, tan profundo que cuando despiertes pensarás que estás en tu cómodo cuarto; no habrás notado que realmente estas en otro lado. No sé realmente donde aparecerás podría ser en la calle de una plaza, en un banquito, tal vez dentro de algún apartamento y en ese caso tendrás que arreglártelas tu misma. Ya no eres Misa “la que toma fotos por hobbie mientras espera tener un ascenso” Serás una fotógrafa reconocida, tendrás tu propio apartamento y un buen trabajo –Rio por lo bajo –Créeme te gustará. Lo demás de ir por tu amor ya es cosa tuya.
Eddie y yo reímos. Prada nos puso mirada desafiante, luego tomó con rapidez mi reloj de la mesa.
-Creo que es mejor que nos devuelvas ese reloj –Propuso Eddie con amabilidad –Que puedas leer una que otra cosa esta bien pero de ahí a inventar semejante estupidez es otro nivel.
-Será mejor que se vayan de mi negocio –Las luces empezaron a titilar y un gran estruendo del piso de arriba del almacén sonó, si pretendía que nos iba a asustar con esto estaba equivocada.
-¿No se irán?
-Denos el reloj y con mucho gusto nos vamos –Prada dio un largo silbido que atormentó mis oídos. Se escucharon pasos venir a lo lejos. Aparté el rostro de Prada y miré a lo lejos en el umbral habían unas cuantas personas… Personas que no me gustaría conocer. Observé a uno de ellos a lo lejos, no lograba ver bien sus facciones pero era lo bastante alto y robusto como para matarme de un solo golpe si le daba la gana. Tenía algo en la mano no lograba ver que era y realmente no quería averiguarlo.
-De acuerdo nos iremos… No tiene que haber un problema aquí –Dijo Eddie con nerviosismo. Nos levantamos lentamente lo suficiente para ver que el objeto en su mano era un hacha. Al salir Prada pegó un grito. Nos apresuramos al carro y las personas del almacén salieron, tenían largas batas negras que les llegaban al piso, tenían mascarillas que les cubrían más que solo la boca uno de ellos me llamo bastante la atención por su marca en la cara. Era un chico como de mi edad, rubio y delgado, me pregunto cómo habrá terminado ahí. Empezaron a caminar hacia el carro.
-Creo que deberías apresurarte… -Susurré a Eddie.
-No arranca –El motor del auto se escuchaba como si estuviese atorado, las manos y la frente de Eddie estaban sudadas se solía poner así cuando estaba nervioso,