Di un bocado a la comida que había preparado papá, mientras que padre mantenía su mirada fija en la computadora. Suena extraño, ¿Cierto? Hable con ellos mil veces del tema, pero era más fácil discutir sobre la política del país que el asunto de llamar papá a ambos.
A diferencia de la mayoría de los matrimonios, mis padres son una pareja homosexual, según lo que me contaron, fui concebida por padre y una amiga cercana a ambos, fue una especie de favor extraño que aun no me queda muy claro, pero henos aquí con 17 años (casi 18) y apunto de ingresar a un nuevo colegio con un papá escritor y un padre músico.
Miré a papá hacer una llamada telefónica, al notar mi mirada me sonrió con ternura y regresó a su llamada, di un sorbo a mi zumo de naranja y mire a padre, al sentir mi mirada arqueo una ceja, reí levemente y negué con la cabeza, me divertía observar lo diferente que es la personalidad de cada uno, era como comparar un gato serio y un tanto gruñón con un perro alegre y juguetón.
Al terminar mi desayuno tomé mis platos y lave estos, como marcaba una de las reglas plasmadas en la puerta del refrigerador "Traste que ensucias, traste que lavas", según papá eso nos ayudará a ser más limpios y evitar lavar muchos trastes.
— Abril, ¿Ya tienes todo listo?
— Sí papá —Afirme con una sonrisa.— Solamente tomaré un abrigo.
— Bien, te veo en el coche entonces, Ab —nuevamente me regaló una tierna sonrisa y salió de la cocina.
Sequé mis manos con el trapo de la cocina y corrí por las escaleras que conducían a la planta superior para tomar un abrigo, tomé una chamarra delgada y baje con el mismo ritmo las escaleras, tomé mi mochila del sofá y antes de salir, me dirigí hacia mi padre y bese su mejilla.
— Ten un buen día, hija —dijo con su gruesa voz mientras me miraba.
Yo asentí sonriendo y salí de la cocina para posteriormente salir de la casa, subí a la camioneta blanca de papá y nos pusimos en marcha hacia el colegio.
— ¿Estás nerviosa, Ab?
— Un poco, no quiero atrasarme por ser nueva —dije en un suspiro mientras miraba el panorama pasar por mi ventana.
— Lo entiendo cariño, pero mira el lado bueno, podrás hacer nuevos amigos, conocer una nueva ciudad.
— Suenas más entusiasmado tu, papá.
— Solamente quiero transmitirle la seguridad de que esto no es tan malo —me guiño un ojo. — Puede que incluso conozcas chicos o chicas.
Mis ojos se pusieron en blanco. — Papá, me gustan los chicos, pero no son importantes, es mejor concentrarse en la escuela.
El solamente soltó una leve risa y no hubo ningún comentario de respuesta, ambos nos quedamos en un silencio cómodo mientras escuchábamos las canciones de la radio.
Fije mi vista en lo que pasaba por mi ventana, árboles, personas, cosas inanimadas, una que otra hoja de algún árbol volando libremente, perros callejeros, la acera y otros vehículos que se dirigían hacia sus destinos, sentí la velocidad disminuir, indicando que habíamos llegado.
Frente a mi se encontraba un enorme campus, con una estructura delicada y refinada, era obvio que se trataba de un colegio de alto estándar, no pude evitar sentirme intimidada como si un matón me estuviera viendo, observé como las chicas y chicos entraban a este, ya sea solos o acompañados, todos con el mismo uniforme que identificaba al colegio, todos se veían radiantes, comencé a encogerme.
— Ab, ¿Qué pasa? —preguntó papá con preocupación. — ¿Estás asustada?
— Demasiado, este colegio es diferente al otro, papá... Siento que no encajó, míralas y míralos.
— Cariño, no dejes que la fachada te intimide —apartó un mechón de mi cabello. — Eres la mejor niña que he conocido, inteligente y carismática, no te compares, mi niña —deposito un beso en mi frente.
— Gracias papá —puse mi mano sobre la suya. — Enserio ayudas a que me calme.
— Solamente soy sincero, se que te adorarán, ahora ve —me sonrió.
Asentí, bese su mejilla y salí del auto, —Te amo, escuche decir a papá, me gire para sonreírle, pero al girarme sentí el choque contra otro cuerpo, me gire rápidamente encontrándome con una chica acompañada de dos chicos, ella me miró con sorpresa y los otros chicos me miraban serios.
Los ojos color café de la chica se fijaron a mis espaldas, siendo más específica, en el vehículo donde iba mi papá, su vista volvió a mí y sonrió.
— ¿Eres nueva? No te había visto antes.
— Oh, sí, soy Abril, un gusto.
— Soy Emma, ellos son Romeo y Axel.
Romeo era castaño claro, su piel era blanca acompañada de unas pecas en su rostro, resaltando sus ojos aceitunados, por otro lado, Axel era pelinegro, sus ojos eran azul algo claro, tez pálida, pero no lo suficiente para parecer un cadáver.
Ambos me sonrieron y dijeron un hola a la par, les devolví el gesto y salude con mi mano.
— ¿En qué salón estarás? —preguntó Emma.
Saqué el papel donde estaba escrito mi grupo y el horario. — Estaré en el 615 si no leo mal.
— Es el mismo salón que Noah, te agradara, es muy guapo y algo travieso —me dio un leve codazo mientras sonreía pícaramente.
— Yo, eso... No es mi prioridad, pero gracias Emma.
— No hay de qué, pero te agradara. Nosotros nos iremos, falta poco para que el timbre suene.
— Es verdad, nos veremos pronto, Abril —se despidió Romeo y con un movimiento de mano se despidió Axel.
Les devolví el gesto y vi como se alejaron, me gire hacia atrás, pero papá ya no estaba, suspire y camine hacia el interior del colegio. El pasillo principal estaba lleno de chicos y chicas, era inmenso y en este había casilleros por doquier, era de un bello color blanco acompañado de color vino y todas las personas se veían elegantes.
Caminé por el pasillo en busca del aula que marcará el número 615, no tardé mucho en encontrarlo, la puerta era de madera y corrediza, lo cual resultaba bastante atractivo, era como estar en Japón en algún colegio de un dorama.