Dos motivos para amarte

Capítulo 10: No queremos

Santiago

Aún no lo creo, pero ¿en serio estaba a punto de besarla? Quizás no es el mejor momento de pensar en ello, no cuando ambos hemos quedado paralizados y los pequeños de Gabriela nos miran desde la orilla, ambos parecen confundidos, Gabriela claramente se ha bloqueado al ver a sus hijos y soy quien comienza a salir del agua e ir hacia ellos, mi amigo y empleado del rancho baja la mirada, este sostiene fuerte la soga de chico que está a una distancia prudente, los gemelos siguen mirando a su madre.

—¿Qué les trae por el lago? —suspiro al hacer la pregunta, ellos me mira, luego a su madre que comienza a salir y luego vuelven la mirada a mí, no quería entrar al agua, pero tuve que hacerlo con ropa y zapatos, de verdad caí en la trampa de Gabriela y casi lo hago dos veces al estar a punto de besarla.

—Chico tenía sed —Charles rompe el incómodo silencio.

—Mis pequeños —Gabriela sonríe nerviosa al llegar a ellos, luego mira el caballo —Chico —susurra, mira a los gemelos —¡es esa bestia lo que han estado montando! —grita histérica —es enorme —retrocede par de pasos cuando el caballo se mueve —es

—¿Qué hacías con Santiago en el agua mamá? —la pregunta de Adriana hace que todos la miremos —¿por qué estaban juntos? —Gabriela titubea.

—Me lancé y luego él lo hizo, pensó que me ahogaba y

—Quiero volver a casa —Charles habla interrumpiendo a su madre y comienza a caminar —vamos Leo, llévanos a casa —Gabriela camina hacia ellos.

—Charles —llama al pequeño que la ignora y sigue caminando —Adriana —lo mismo sucede con la niña, Gabriela intenta ir detrás de ellos, pero agarro rápido su brazo, cuando mira mis ojos solo veo miedo en estos y con cuidado suelto su brazo.

—Dales tiempo a llegar a casa —digo entendiendo claramente lo que ha pasado —ellos nos vieron muy cerca Gabriela —bajo la mirada —y hablando de eso, yo

—Hace poco tiempo de la muerte de su padre —habla sin mirarme —y acaban de ver a su madre en un lago con el vaquero del rancho que apenas conocen y que consideran su amigo, son niños, Santiago, pero —mira mis ojos —deben estar imaginando cosas que no son, porque no pasó nada entre nosotros —sigo mirando sus ojos.

—No, no pasó nada, ni iba a pasar tampoco —ella asiente

—Y ahora debo hacerles entender eso —Gabriela sale corriendo y paso una mano por mi rostro, ¡Dios! Es tan complicado todo.

Luego de enviar un sencillo mensaje a Magda bebo un largo trago sin dejar de mirar hacia ella, Gabriela ríe mientras bebe aunque eso no es ahora lo que me causa rabia, sino que ríe todas las tonterías que Carlos habla, sé que la fiesta que Alondra ha hecho es para darle la bienvenida, pero ¿en serio es necesario que todos estén alrededor de este escuchando sus anécdotas? Nunca me sentí tan mal de verle, en otras circunstancias yo también estuviera ahí riéndome, pero ahora simplemente me provoca quedarme lejos mientras bebo.

—¿Es rico? —miro a mi lado cuando escucho la voz, ¿cómo es que se han sentado y no me he dado cuenta? Suspiro

—¿De qué hablan? —Adriana señala mi vaso

—La bebida —miro este dando un suspiro —a mamá parece gustarle —Charles hace una mueca —pero ya debería dejar de beber, no es buena en eso —miro hacia Gabriela, eso se nota, se ha dado par de tragos y no deja de reír, aprieto mis dientes con fuerza cuando Carlos la saca a bailar y llevo mi vaso a mi boca dispuesto a beber todo el contenido.

—¿Te gusta mamá? —de golpe escupo todo cuando escucho a Charles y luego miro a los niños, ambos me miran curiosos

—Niños

—Somos amigos —Adriana se pone de pie —y queremos saber —se coloca frente a mí y me pierdo en sus bonitos ojos.

—Lo que vieron hoy en el lago —me callo sin saber cómo continuar —seguro mamá ya les dijo pero

—No quisimos hablar con ella —Adriana baja la mirada

—¿Por qué? —cuando mira mis ojos siento que no debí hacer la pregunta

—Queremos mucho a papá y no queremos olvidarlo —sonríe —mamá también lo quería y no queremos que quiera a más nadie —sus ojos se llenan de lágrimas —si lo hace quizás olvide a papá y él no lo merece, ¿verdad Santiago? —siento como algo se rompe dentro de mí sin dejar de mirar sus ojos llenos de lágrimas.

—No queremos que estés con nuestra madre —ahora habla Charles —eres nuestro amigo y no queremos tener que escoger entre nuestro amigo y papá porque siempre vamos a escoger a papá —el niño sigue mirando mis ojos —¿lo entiendes Santiago? —parece todo un hombre hablándome y solo me queda sonreír.

—No ha pasado nada entre Gabriela y yo, se adelantan a los acontecimientos —me pongo de pie, ambos deben levantar sus cabezas para mirarme a los ojos —además —formo una fingida sonrisa —tengo novia, es hermosa y la amo mucho —les guiño un ojo y ambos ríen para luego alejarme de los pequeños, sin pensar en nada camino hacia mi casa y dejando la música atrás me encierro en esta, al llegar solo abro una botella y comienza a beber una vez más, el alcohol quema mi garganta y las lágrimas que se forman en mis ojos duelen.

Con dolor de cabeza comienzo a cargar mi camioneta de las cosas que debo llevar al pueblo, lanzo todo sin delicadeza, la rabia aún corre por mis venas luego de una larga noche y siento que si cualquier tonto se cruza en mi camino intentando hacerse el inteligente romperé su cara.

—Santiago —escucho a Alondra y sigo trabajando —Sebastian me llamó, quiere negociar —río con sus palabras, Sebastian es un viejo socio del rancho, pero últimamente he perdido la paciencia con este, pone, pero a todo y siempre busca defectos en nuestros productos, lástima que sea uno de los mejores compradores.

—Negociar —bufo sacudiendo mis manos —dile que no vamos a rebajar nada Alondra, el idiota

—Descuida, no irás tú a negociar con él —me quedo mirando sus ojos

—¿Lo harás tú? —no responde y bufo —bien, porque si voy

—Harás que pierda un socio, ya lo sé —ruedo los ojos con sus palabras y abro la puerta de mi auto




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.