Desperté en medio de la nada, desorientada, confundida, adolorida y sola. Miro a mi alrededor, hay muchos árboles, parece que me encuentro en un bosque. Me siento muy confundida, no logro recordar cómo llegué aquí. La cabeza me duele y siento náuseas, hace frío y mucho viento, estoy asustada y empiezo a desesperarme, aún es de día pero puedo notar que pronto empezará a anochecer. Llevó rato caminando sin rumbo, ha empezado a llover y no tengo ni idea por cuánto tiempo he caminado; mi vista se nubla y me comienzo a marear, de pronto todo se pone negro.
Escucho voces susurrando, me cuesta abrir los ojos, mis párpados pesan, pero al lograrlo veo que estoy en una habitación en la cual hay mucha luz, estoy en una cama, llevo una bata puesta, lo que me hace suponer que me encuentro en un hospital. Tengo una vía puesta en mi brazos derecho. La cabeza aún me duele, trato de recordar qué pasó pero todo es muy confuso. Logro divisar a dos personas hablando cerca de la puerta, un hombre joven y una mujer de mediana edad, al darse cuenta que los observo ambos se acercan a mí. El joven es moreno, alto, su cabello es rizado y negro al igual que sus ojos, sus labios son hermosos, él me detalla con cautela; cuando está a mi lado sonríe dejándome apreciar su hermosa sonrisa. Lo que me hace sonrojar.
-Hola, soy el doctor Jensen, Tomas Jensen. ¿Cómo te sientes?- pregunta amablemente.
-Me duele la cabeza, pero estoy bien.- balbuceo. Al menos eso creo.
Él asiente y sigue mirándome fijamente, haciendo que me sienta aún más tensa.
-¿Cómo te llamas?
-Me llamó Kate.
-Bien Kate, ¿sabes qué te pasó?
-En realidad no.
-Ok. Alguien a quien podamos llamar. ¿Un familiar o amigo?
Mi mente queda en blanco. Intento recordar que sucedió o pensar a quien llamar, sin embargo sigo en blanco.
-Yo no sé.- susurro. Mi labio inferior tiembla ligeramente y la impotencia me invade, ¿por qué no recuerdo nada?
-Tranquila.- habla el doctor. -¿qué recuerdas?
A mi mente sólo vienen ciertas cosas, cómo mi nombre, mi edad, mi comida favorita, pero no logró recordar mi apellido o dónde vivo.
-Yo no recuerdo qué pasó, sólo mi nombre y que hace una semana cumplí 25 años, pero nada más.- en ese momento mi frustración me sobrepasa y empiezo a llorar desesperada, ante la impotencia que siento.
-Tranquila, todo estará bien, te ayudaremos-. Dice dulcemente la mujer, que por su vestimenta me doy cuenta que es una enfermera. El doctor me ofrece un vaso con agua, tratando de calmarme.
-Gracias-. Le digo y bebo el agua. No dejo de pensar quién soy y qué me pasó.
La enfermera salió y el médico se sentó en la silla al lado de la cama, mirándome con una dulce sonrisa. Yo sólo lo observo, es joven, tal vez unos años mayor que yo y muy guapo. Él sigue en silencio mirándome, me hace sentir nerviosa, así que decido romper el silencio.
-¿Cómo llegué aquí?
-Venía camino al hospital y te vi tirada al lado de la carretera, me detuve, al acercarme pude ver que estabas inconsciente, así que te traje al hospital para atenderte. Tienes una contusión y estuviste casi dos horas inconsciente desde que llegaste.
-¿Pero qué me pasó? ¿Por qué no puedo recordar nada?
-Estabas deshidratada y muy débil, de hecho sigues algo débil, pero con descanso y buena alimentación mejoraras en unos días. Y la pérdida de memoria puede deberse a la contusión. Espero que en unos días logres recordar, de todas formas te haremos más estudios.
La enfermera entra a la habitación de nuevo, y nos informa que contactó a la policía para preguntar si tiene algún reporte de persona desaparecida con mi descripción. Le dijeron que de momento no, pero que mañana vendrán para hacerme algunas preguntas y tratar de averiguar algo.
-De momento te quedarás en observación hasta que te recuperes y mientras recibimos noticias de la policía o quizás haya alguien buscandote-. Me indica el médico.
-Ok, gracias-. Suspiro y me siento completamente sola y perdida.
Ha pasado casi una semana y la policía vino hace un par de días a hablar conmigo, pero todavía no tienen información sobre mi identidad, y sigo sin recordar. Toda esta situación me hace pensar que quizás estoy sola en el mundo, sin familia ni amigos que se preocupen por mí, ya que nadie me ha reportado como desaparecida.
Los días pasan y sigo en el hospital, sola y sin saber quién soy.
El doctor Jensen me ha atendido muy bien, en ocasiones incluso se queda acompañándome después que su turno termina; se ha portado muy amable conmigo, es una buena persona, me agrada de verdad y ya no me siento incomoda bajo su mirada directa a mis ojos, me acostumbré, bueno no del todo.
Es sábado y el doctor me ha dicho que hoy debe darme de alta. El pánico se apodera de mí con solo pensar que no tengo adónde ir, ni cómo sobrevivir.
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Editado: 27.03.2024