El doctor me ofreció que me quedé con él, mientras recupero la memoria o aparece algún familiar o conocido. Eso me tomó por sorpresa, de verdad no lo hubiera imaginado. Creo que a la enfermera también la sorprendió, ya que su cara fue de total asombro cuando él lo propuso.
-No quisiera ser una molestia.- estoy muy apenada, aunque en el fondo preferiría quedarme con él que en la calle sola.
-No eres ninguna molestia, acepta por favor porque no podría estar tranquilo sabiendo que estás allá afuera sola sin tener adónde ir-. Su mirada me transmite confianza, pero de todas formas sé que sigue siendo un desconocido y no debería aceptar, aún así algo dentro de mí me dice que con él no corro peligro y termino por aceptar.
-Está bien, acepto-. Digo apenada. –Gracias de verdad, no tengo como pagarle todo lo que ha hecho por mí-. Se le dibuja una gran sonrisa, y me pierdo por un momento admirando sus dientes perfectos y sus labios gruesos.
En la tarde llegamos a su casa, es hermosa y tiene un bello jardín al frente que de inmediato llama mi atención. Podré no saber quién soy, pero estoy segura que me encantan las plantas. Su casa es grande pero acogedora a la vez.
-¿Quieres beber o comer algo?
-No, gracias-. El asiente sin dejar de mirarme, lo que causa que de inmediato sienta mi cara arder.
-Ok, te enseñaré dónde dormirás, vamos-. Se va por el pasillo y me hace una seña para que lo siga. Llegamos a una habitación espaciosa, ordenada y muy linda.
-Espero que te sientas cómoda aquí-. Sigue observándome con una sonrisa en sus labios. – Descansa, en un rato iremos a comprarte ropa y todo lo que necesites-.
-No.
-¿No?
-Es que no puedo aceptarlo, no quiero aprovecharme más-. Admito fijando mi vista al suelo.
-Tranquila, no te estás aprovechando, es un regalo que quiero darte. No podrás estar solo con la ropa que traías cuando te encontré-. Dice acercándose a mí.
-Ok, pero prometo que se lo pagaré todo, no sé cuándo ni cómo pero lo haré-.
-No es necesario, te dije que es un regalo. Ah y por favor llámame Tom, estamos en confianza.
-Está bien, gracias por todo Tom-. Se queda pensando unos segundos antes de volver a hablar.
-Ve y descansa Kate, en un rato salimos.
Un par de horas después fuimos a comprar ropa, zapatos y objetos de higiene personal para mí. Siento demasiada pena pero estoy decida a pagarle todo de alguna manera, quizás pueda conseguir algún trabajo, porque debo ir pensando cómo me mantendré, si no logro recordar nada o no aparece alguien que me conozca.
Tomas es una persona muy amable y agradable, luego de realizar las compras me invitó a comer y platicamos un rato. Me dijo que tiene 28 años, es médico general, su familia vive en otra ciudad, está soltero, le gusta bailar y ama ayudar a los demás, por eso decidió ser médico. Mientras más conversó con él más atractivo e interesante lo encuentro.
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Editado: 27.03.2024