Dos mundos - Dos amores

Capítulo III

Ha pasado un mes desde que llegue a casa de Tom, él me ha estado ayudando a buscar a mi familia o algún conocido, pero no hemos tenido éxito y la policía tampoco. Este tiempo que he convivido con él he descubierto que es un hombre muy humilde, respetuoso e inteligente, he de confesar que creo que me atrae, es decir; es el hombre ideal para cualquier mujer.

Es viernes por la noche y Tom me ha invitado a cenar, según él salir me va a ayudar a relajarme un poco. Me he puesto un vestido azul marino que él escogió para mí el día que fuimos de compras, es de manga larga, al cuerpo, con un pequeño escote y me llega a mitad de los muslos, y decidí usarlo con unos zapatos altos color oro rosa, y me he puesto un labial del mismo tono. Mi cabello es lacio así que lo dejé suelto, estoy parada frente al espejo y siento que me veo bien, no soy alta, he de medir 1.60 y el vestido marca mis curvas. Mis ojos son un tono entre verde y gris, soy de tez blanca, mi cabello es castaño oscuro y mis labios son color rosa.

-Wao, te ves hermosa-. Tom no deja de mirarme, y no puedo evitar sentir pena, estoy segura que me he sonrojado.

-Gracias, tú también te ves bien.- lleva una camisa color vino que le realza los músculos de sus brazos y un pantalón negro, se ve muy apuesto, como siempre.

-¿Sólo bien?- pregunta haciéndose el ofendido.

-Eh, sí, quise decir que te ves muy guapo-. Creo que me voy a desmayar de la vergüenza.

Tom sonríe y me toma de la mano para salir de la casa, no sé porque lo ha hecho pero sentir nuestras manos juntas hace que mis nervios se disparen. Aunque he de admitir que me gusta que lo haya hecho, creo que él me gusta.

Después de cenar, insistió que fuéramos a bailar, yo no quería, pues no estoy segura si sé hacerlo, pero al final no pude decirle que no. La manera en la que me ve es irresistible y me cuesta concentrarme o pensar con claridad. Al llegar a la disco me siento algo fuera de lugar, miró a Tom y parece que el ambiente sí es de su agrado, él me lleva a una mesa tomando mi mano, como ha hecho toda la noche; noto que cada vez que lo hace se le dibuja una sonrisa en su rostro y yo me sonrojo cada vez más.

-¿Qué quieres beber?

-La verdad no sé, pero creo que no me gusta el alcohol.

-Entonces te traeré un refresco, enseguida vuelvo.

Mientras se aleja hacia la barra no dejo de verlo y me doy cuenta que de verdad me atrae bastante, no sólo físicamente, es un hombre espectacular y se ha portado increíble conmigo. Pero sé que no debo ilusionarme, lo conozco hace muy poco y su trato gentil hacia mí es porque desea ayudarme.

Hemos pasado parte de la noche conversando muy amenamente, he descubierto que tiene un buen sentido el humor y eso hace que me guste más.

-Kate

-¿Sí?

-¿Bailas?

-Creo que no soy buena bailarina.

-Oh vamos, tienes cara de que sí lo eres y si no es así yo te guío, por favor-. De verdad que no puedo resistirme a sus ojos negros ni a su sonrisa.

-Ok

Él toma mi mano y caminamos hacia el centro de la pista, no reconozco la canción pero tiene un ritmo muy pegadizo, y sin darme cuenta estoy bailando y lo disfruto. El lugar está lleno de gente bailando, por lo que Tom y yo estamos muy cerca, él me mira fijamente con un brillo particular en los ojos, unos segundos después desvía su mirada un momento hacia mis labios y se acerca a mi oído logrando que mis nervios se disparen al escuchar lo que dice.

-Desde que te vi he querido hacer algo-. Siento que se me eriza la piel y él vuelve a fijar su vista en la mía. Casi no logro articular ni una sola palabra.

-Ah sí... y ¿qué es?- estoy casi susurrando.

-¿De verdad no lo imaginas?- mira fijo mis labios sonriendo.

Bajo la mirada, porque no soy capaz de verlo a los ojos en este momento, y por mi mente pasa la idea de que tal vez quiere hacer lo mismo que yo he querido estos últimos días. Mi cuerpo reacciona, alzo la mirada a sus labios y sin pensarlo más me paro de puntillas para besarlo, es un beso tierno y corto. Al notar que él no se mueve me aparto sintiéndome una tonta. Pero mientras me lamento internamente, mis pensamientos son interrumpidos cuando siento sus labios sobre los míos y sus manos en mi cintura; haciéndome sentir un cosquilleo en el pecho, mi corazón late muy rápido y el suyo también. Al separarnos me regala una gran y pícara sonrisa, a la cual respondo de la misma forma.

 




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