Dos mundos - Dos amores

Capítulo VI

Mi relación con Tom va cada día mejor, soy feliz y dichosa de tenerlo en mi vida. La manera en la que me mira, como si fuese lo más hermoso del mundo hace que mi corazón palpite como loco, sus besos cargados de amor y pasión me llevan al éxtasis, y la manera como me hace suya es tan romántica y a la vez llena de pasión. Estoy segura que me ama tanto como yo a él, pero hay algo que me está mortificando hace unos días, es una sensación de opresión en mi pecho, como si mis pulmones se quedaran sin aire, como si me doliera el corazón debido a un sentimiento de culpa; es la misma sensación que sentí cuando nos dimos nuestro primer beso, y desde allí me ha sucedido más seguido y he tratado de ignorarla, pero últimamente es peor y no me gusta sentirme así, no cuando estoy siendo feliz a su lado.

Tom se ha ido a una conferencia médica hace dos días y Abi está remodelando la tienda así que no trabajaré durante una semana. Por lo que aproveche para ir de nuevo a la estación de policía a preguntar cómo va la investigación sobre mi identidad, pero tal parece que los resultados son los mismos de estos meses; nadie me ha buscado. Ya llegue al punto que esta situación ni siquiera me causa tristeza, más bien es un sentimiento de ira, al saber que nunca fui importante para alguien o que era un ser desdichado que no tiene familia ni amigos.

Decidí ir al parque que está cerca de la casa, necesitaba aire fresco y relajarme un poco. Así que me aliste y eché en mi bolso una sábana, una botella con agua y un libro; he descubierto que soy una lectora muy apasionada, por lo que me he comprado varios libros.

Tenía al menos una hora de estar sentada sobre la sábana bajo la sombra de un árbol, estaba muy concentrada en mi libro cuando sentí como si me estuvieran observando, alcé la mirada y empecé a observar todo a mi alrededor, pero no veo que alguna de las personas que están aquí esté mirándome. Sin embargo, dicha sensación no se va y me empieza a inquietar. Trato de no darle importancia y sigo leyendo, eso sí, sin dejar de sentirme vigilada.

Estuve alrededor de dos horas en el parque, hasta que mi estómago comenzó a mostrar signos de tener hambre, entonces no tuve más remedio que volver a casa. Ya estando en casa y habiendo almorzado pensé en escribirle a Tom, casi no hemos hablado y sé que debe estar muy ocupado, pero eso no evita que me haga falta saber de él.

Kate: Hola

Tom: Hola hermosa, estaba a punto de escribirte. ¿Cómo estás?

Kate: Bien, pero algo aburrida sin ti a mi lado. ¿Estás desocupado en este momento?

Tom: Yo también me aburro sin ti.

Tom: Y respondiendo a tu pregunta no, estoy en un almuerzo que nos organizaron, pero no aguantaba más sin siquiera escribirte.

Kate: Sé que estás muy ocupado y no estaba segura de escribirte, pero yo tampoco aguantaba no tener mucha comunicación contigo.

Tom: Te prometo que cuando llegue te lo recompensaré. Pero ya debo dejarte, en la noche te llamo hermosa. Te amo

Kate: Te amo

Después de conversar con Tom fui a la habitación a tomar una siesta.

 

Estaba en medio de un campo de rosas azules, me encantó el peculiar color de las rosas y observé que estaba parada sobre un camino de piedras que atravesaba todo el campo. Empecé a caminar hasta salir de él para llegar a un bosque, en el cual los rayos del sol se posaban sobre la copa de los árboles y el cantar de las aves transmitía una sensación cálida y de paz. Seguí caminando pero me detuve al escuchar mi nombre.

-Kate-. Dijeron detrás de mí, me giré y lo vi. Era un hombre realmente bello, alto, de tez blanca, cabello negro, ojos azules, parecía ser bastante fuerte e intimidante debido a los músculos de sus brazos y los que se marcaban bajo su camiseta. No podía dejar de verlo, me tenía embelesada, volví mi vista a su rostro nuevamente y sus labios eran hermosos, todo él parecía una obra de arte y su voz, su voz, la manera en la que dijo mi nombre me hizo temblar, su voz era una melodía para mis oídos; ronca, varonil pero con un ápice de ternura.

Él no dejaba de sonreír y pude apreciar que se le marcaban dos hoyuelos, uno en cada mejilla, empezó a acercarse más a mí sin dejar esa hermosa sonrisa, haciéndome sentir una ráfaga de electricidad desde mi nuca hasta la cintura.

Yo no lograba reaccionar debido a que su presencia me intimidaba y me puse nerviosa, pero él me sacó de mi trance abrazándome y besándome de una manera posesiva que me encantó.

-Kate, al menos disimula lo mucho que babeas por mí.

-¿Qué?-. Fue lo único que pude decir sonrojándome y sintiendo mi cara arder, debido al beso que acaba de darme.

-Ay Kate, creo que ya pasamos la etapa de la timidez, bueno de tu timidez hacia mí. Aunque no puedo negar que amo verte sonrojada, pero no más de lo que te amo a ti.

-¿Me amas?-. Quién es este hombre que me beso y dice amarme, y porque me hace sentir un remolino de emociones en el pecho.

-¡Claro tontita! Sabes que soy todo tuyo y que me traes loco de amor-. Y dicho eso volvió a besarme.
 

Desperté temblando y aun sintiendo los labios de ese bello chico sobre los míos. Todo fue un sueño, pero lo sentí tan real y una punzada en el pecho me hizo querer llorar y añoré sentirlo de nuevo a mi lado. ¿Cómo es posible que un sueño con un desconocido pueda afectarme tanto? Pero lo que de verdad me intrigaba era saber si el hombre de mi sueño era real, es ilógico pensar eso, pero me es inevitable hacerlo.




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