Dos mundos - Dos amores

Capítulo XI

Era él, estoy segura que era él. Y por la manera en que me miró sé que me conoce, sabe quién soy. ¿Pero por qué se fue?

-¿Kate qué pasó?- pregunta Tom al llegar a mi lado, se nota que también venía corriendo. –Hermosa dime qué pasa, ¿por qué saliste así del restaurante?

-Vi... me pareció ver a alguien y reconocerlo.

-¿De verdad? ¿A quién?

-Sí... bueno no estoy segura. He estado teniendo sueños, aunque creo que son recuerdos, la verdad no lo sé. Y cuando salí al patio del restaurante a tomar aire vi a un hombre al otro lado de la calle, me pareció reconocerlo de mis sueños, o recuerdos, lo que sea. Lo seguí, pero lo perdí de vista.- sin darme cuenta estoy sollozando, estuve tan cerca de saber quién soy y de saber quién es él y porque no dejo de pensarlo.

-Tranquila hermosa.- Tom me envuelve en un cálido abrazo tratando de reconfortarme. –Tal vez sólo lo imaginaste.

-No, estoy segura, es el mismo hombre con el que he soñado.- se separa de mi buscando mi mirada.

-¿Y qué has soñado?

-No tiene importancia-. Susurro

-Me parece que sí, porque crees que no son simples sueños, sino recuerdos.- su mirada denota preocupación.

-No es importante qué soñé, me importaba saber si me conoce y sabe quién soy.- no quiero tener que contarle a mi novio que sueño con otro hombre besándome y que muchas veces he querido que sea real.

-¿Segura? Puedes contarme.

-Sí. No insistas más por favor, ya te dije que no tiene importancia.- mi tono de voz sonó más fuerte de lo normal, y me enfada que él insista en saber qué soñé.

-Tranquila, no quiero molestarte, sólo quería saber bien qué pasaba para que estés tan alterada. Nada más quiero ayudarte.

-Disculpa, no sé porque me alteré.- me siento mal por haber alzado la voz, no soy así y menos con él. Y de nuevo estoy sollozando.

-No pasa nada hermosa, lo entiendo, ven aquí, todo estará bien.- sostiene mi cintura y me besa. –Vamos a casa y cuando estés más calmada me cuentas bien todo. ¿Ok?

-Está bien. –Vuelve a besarme y entrelaza nuestras manos mientras nos dirigimos de vuelta al restaurante en busca del auto para volver a casa.

*****************************************************************

Hace 1 año

Ser el futuro dirigente de esta jodida nación es demasiado sofocante, toda mi vida ha sido planeada por mi madre. El único que me da un poco de libertad es mi padre, creo que es la única persona que trata de entenderme y darme mi espacio. Mi madre en cambio aún no termina de entender que ya tengo 28 años y no necesito que esté controlándome. Para ella sólo soy un irresponsable, rebelde e inmaduro. Lo cual no es cierto del todo, siempre he sido consciente que cuando llegue el momento debo asumir mis responsabilidades: gobernar y dirigir nuestra nación. Nuestro pueblo ha estado por muchos siglos aislados del resto de la humanidad, Petriak fue fundada para dejar de ser perseguidos y señalados a causa de nuestras habilidades mágicas (poderes). Sin embargo, actualmente mantenemos en contacto con el otro mundo, sin exponernos.

-Henry ¿dónde estabas metido? No fuiste al entrenamiento.- me reclama mi amigo Oliver al toparnos en las afueras de mi casa.

-Descansando, porque no necesito entrenar todos los días y lo sabes.- mi amigo hace una mueca y empieza a caminar a mi lado.

-Tú y tu gran ego saliendo a flote.

-No es ego, es la verdad, porque soy de los mejores combatientes. Por lo que cada vez que quiera faltaré a entrenar, de todas maneras hace años ningún peligro acecha Petriak. Y en caso que suceda con nuestros poderes estamos más que cubiertos.

-Siendo descendiente de los fundadores, hijo de los gobernantes y futuro gobernante no deberías menospreciar los entrenamientos de combate por más bueno que seas.- dice dándome un leve golpe en el hombro.- y nunca se sabe cuando sea necesario poner en práctica lo aprendido.

-No menosprecio nada, simplemente soy sincero. Y dejemos ya el tema, hoy quiero descansar un poco.

-Ok, como ordene mi señor.- hace una reverencia burlándose.- ¿Adónde vamos?

-Ya dije que yo a descansar y despejarme un poco, mi madre a veces me aturde demasiado. Y tú no sé, porque voy solo.- afirmo dejando de caminar y señalándole el camino por el que vinimos.

-Ok, entendí.- alza las manos en señal de rendición.- tú te pierdes la dicha de gozar de mi compañía. Cuando estés con un grado menos de amargura me buscas.

-Sí, como sea.

Oliver es mi mejor amigo, pero es demasiado quisquilloso para mi gusto, por lo que en ocasiones prefiero estar solo.

Camino hacia el bosque, buscando alejarme de las personas que sin conocerme realmente tratan de llamar mi atención y adularme, lo cual me incomoda mucho, excepto cuando recibo miradas y sonrisas picaras por parte de las mujeres, pero aun así hoy no estoy de humor para soportar a nadie.

Estoy recostado en un gran tronco que está en la entrada que lleva al campo de rosas azules, cuando siento que mi vida es demasiado asfixiante suelo venir aquí para alejarme de todo y todos. En este momento mi madre debe estar como loca buscándome para recordarme lo imprudente e irresponsable que soy por faltar al entrenamiento. La risa me embarga de sólo imaginar su cara de fastidio, amo a mi madre, pero ella se empeña en perturbar mis días con sus reglas y recriminaciones. A pesar de mi edad, de mi poder, de mi inteligencia y de que soy uno de los mejores combatientes de la nación, ella cree que puede seguir planeando y manejando mi vida a su antojo.

El sonido de voces llama mi atención, son un hombre y una mujer. Él la sostiene de la cintura mientras le dice algo, ella se remueve y trata de zafarse de su agarre, pero no lo logra. Sigo mirando la escena y no sé si intervenir o no, al final decido que mi deber es hacerlo, mientras me acerco el hombre besa a la chica, ella se aparta y le da una fuerte cachetada y le reclama.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.