Kate
Hace un año
Hoy se cumplen 3 años de la muerte de mi mamá, a pesar del tiempo aún me duele el saber que nunca la volveré a ver o podré abrazarla y escucharla decir cuánto me ama. Siempre fuimos muy unidas, sobre todo porque sólo nos teníamos la una a la otra, ya que papá murió cuando yo era bebé. Mamá siempre fue una mujer fuerte, valiente, humilde y con un gran corazón, ella es mi ejemplo a seguir. Nunca se dio por vencida e hizo todo lo posible por sacarme adelante y darme una vida digna. Cuando murió mi mundo se vino abajo, sentí un dolor terrible y pensé que no iba a lograr superarlo, pero recordé que a ella le dolería mucho verme sufriendo y dejándome vencer, por lo que decidí que sería fuerte y saldría adelante por ella. Aunque todavía me duele saber que aun teniendo poderes, hay ocasiones en las que simplemente no podemos salvar la vida de las personas que más amamos, quizás si en el instante en que murió yo hubiese estado con ella podría haber hecho algo.
Mi madre con sus esfuerzos y ahorros de toda la vida logró montar su propio negocio de pastelería, y ahora que no está yo sigo trabajando en ello. Hoy me tomé el día libre, en esta fecha me gusta ir al campo de rosas azules a buscar algunas, que eran las favoritas de mamá y son las mías; para llevarle a su tumba. El resto del día me dedicaré a leer y tratar de descansar, ya que deseo pasar este día tranquila. Pero al salir de casa no estoy muy segura de lograrlo, al ver quien me espera afuera.
-Hola muñeca.
-Hola.- trato de seguir mi camino, sin embargo Sebastian no me lo permite.
Él fue mi amigo durante un tiempo en la adolescencia, nos llevábamos muy bien, hasta que él quiso que tuviéramos algo más que una amistad, afirmando amarme y que éramos la pareja perfecta. Me sentí mal por él, pero no pude corresponderle, ya que sólo podía verlo como mi amigo. Pero no se lo tomó nada bien y nuestra amistad se acabó, pero su insistencia y acoso hacia mí no. De hecho ahora es bastante molesto y ya no lo tolero.
-¿Vas al cementerio a visitar a tu madre? Puedo ir contigo.- me toma de la mano y trata de empezar a caminar, y al instante me suelto de su agarre.
-No gracias, voy sola. Y ya te dije que no me estés agarrando así.- empiezo a caminar sin esperar a ver la cara de enojo que sé que le provocan mis palabras.
-Y yo ya dije que te acompaño.- ahora camina a mi lado.
Ya no sé qué hacer para que entienda que nunca podré corresponder a sus sentimientos, ni portándome odiosa deja de insistir.
-Es algo personal y necesito estar sola, por favor vete.
-Por lo mismo debo estar a tu lado, para apoyarte muñeca.
-No lo necesito y deja ya de decirme muñeca.- le digo mientras me dirijo al bosque, ya que dentro de este se encuentra el campo de rosas azules.
-¿Por qué vamos al bosque?
-Tú no tienes nada que hacer aquí conmigo.
-Soy tu alma gemela, debo estar contigo en estos momentos.
-No, no eres mi alma gemela. ¿Cómo hago para que lo entiendas de una vez?- me detengo encarándolo apenas cruzamos la entrada del bosque. –Ya no podemos seguir así, por favor entiéndelo.- exclamo casi gritando.
-Entiende tú que soy el hombre para ti, somos perfectos juntos. Si tan sólo me dieras la oportunidad te darías cuenta, yo te amo y sé que lograras amarme.- está muy cerca y me toma de la cintura, tratando de acercarme más a él. Trato de zafarme sin éxito, ya que logra acortar la distancia besándome. Como puedo me aparto y le dejó mi mano plasmada en su rostro, no es la primera vez que me besa a la fuerza y ya no lo aguanto más.
-Estás loco, no vuelvas a besarme jamás.- le reclamo en vano, porque vuelve a hacerlo, en ese instante siento como me sostienen del brazo apartándome de Sebastian.
-Creo que fue clara cuando dijo que no la besaras de nuevo.- grita el hombre que aun me sostiene del brazo.
-¡Que mierda! No te metas en lo que no te incumbe.- exclama Sebastian.
-Me meto porque puedo y me da la gana, así que mejor te largas.
-Gracias, pero sé defenderme sola.- en realidad no estoy muy segura de porque lo dije si me sentí aliviada cuando intervino, pero detesto verme débil ante los demás. El chico intenta voltearse para verme, pero en ese instante Sebastian aprovecha para golpearlo.
-No sabes en lo que te metes.- Le advierte mientras le devuelve varios golpes, Sebastian trata de defenderse pero no lo logra. Creo que si sigue así lo matará.
-Déjalo, lo vas a matar y no lo vale.- le digo metiéndome entre ambos, intentado calmarlo. –Y tú Sebastián, mejor te largas ya, sino el próximo golpe de lo daré yo en las pelotas.
Sebastián se limpia con las manos la sangre que sale de su labio y nos señala a ambos
-Esto no se queda así muñeca, los dos me las van a pagar.- advierte para empezar a alejarse.
-Claro cuando quieras. -Grita el chico.
-Gracias de nuevo, pero tu intervención no era necesaria. –sí lo era pero no pienso aceptarlo.
-Pues a mí no me pareció, te besó dos veces a la fuerza.- hago una mueca, quiera aceptarlo o no, tiene razón. Pienso decirle que es cierto y que se lo agradezco, más la forma en como me mira me pone nerviosa, prefiero callarme y me detengo a observarlo y en realidad es muy guapo y sus ojos azules me encantan. –Soy Henry por cierto.- me ofrece su mano, quiero corresponderle el saludo pero los nervios me juegan una mala pasada y me cuesta reaccionar, pero al fin lo hago y tomo su mano.
-Yo soy Kate.- al tocar su mano los nervios se asomaron de nuevo y mi corazón empezó a latir más rápido. Él sigue sosteniendo mi mano y mirándome mientras sonríe, su sonrisa es preciosa, y creo que me voy a desmayar de los nervios.
-¿Puedes soltar ya mi mano? Y deja ya de mirarme así.
-Claro, disculpa.
-Ok, bueno yo ya me voy, pero de nuevo gracias Henry.- empiezo a caminar en dirección al campo de rosas azules. Y él camina a mi lado.
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Editado: 27.03.2024