Dos mundos, un amor

Capítulo 1: Entre las Páginas

Cuando abrí los ojos, el mundo pareció dar un giro vertiginoso a mi alrededor. El suelo debajo de mí parecía tambalearse como si hubiera perdido el equilibrio en medio de un terremoto. Parpadeé varias veces, tratando de adaptarme a la extraña situación, pero cuando finalmente recobré la compostura, supe que algo no estaba bien.

Me encontraba en un lugar que reconocía al instante: el mundo de una famosa novela. Pero no como una mera lectora, sino como un personaje dentro de la historia misma. Y me asusté al darme cuenta de que yo era uno de los personajes principales.

El personaje que encarnaba era Anne Caldwell, una mujer fuerte y decidida, pero también atormentada por un pasado doloroso. Ella era el núcleo de muchos de los conflictos de la historia, y su papel era esencial para llevar la trama a su clímax.

El corazón me latía con fuerza mientras contemplaba el panorama que me rodeaba. Las calles adoquinadas de una ciudad elegante y antigua se extendían ante mí. La arquitectura imponente y majestuosa parecía sacada de un sueño. Las tiendas elegantes y los carruajes tirados por caballos conferían al lugar un aire de sofisticación y gracia que era propio de la época victoriana.

En medio de mi desconcierto, me percaté de un grupo de personas que me miraban con miradas curiosas. Señoras con vestidos de crinolina y sombreros adornados, caballeros con levitas y bastones, todos con expresiones de asombro en sus rostros. ¿Quiénes eran? ¿Qué pensaban de mi repentina aparición en este mundo?

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando un hombre de cabello oscuro y ojos penetrantes se acercó a mí. Reconocí a Alexander Waverley, el atractivo protagonista masculino de la novela. Su mirada intensa me hizo sentir vulnerable, como si pudiera leer mis pensamientos.

"Anne", pronunció mi nombre con suavidad y cierta confusión en sus ojos. "¿Sucede algo inusual?"

Tragué saliva, luchando por encontrar las palabras adecuadas.

"No, no pasa nada", respondí, tratando de mantener la calma y seguir el curso de la narrativa. "Solo estoy un poco distraída. ¿Hay algo en particular que deba saber?"

Alexander pareció satisfecho con mi respuesta y asintió, pero algo en su mirada me hizo sospechar que aún había algo que él no entendía por completo.




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