Dos mundos, un amor

Capítulo 3: Flores de Pasión

El ambiente estaba cargado de emoción cuando me encontré nuevamente en la presencia del conde de Westwood. Su mirada ardiente y su sonrisa encantadora desataron una mezcla de nerviosismo y curiosidad en mi interior. A pesar de mis esfuerzos por mantener la distancia, su presencia me hacía sentir vulnerable.

Esa tarde, mientras paseábamos por los exuberantes jardines del palacio, el conde tomó mi mano con gentileza. Sabía que estaba tomando un riesgo al permitirle acercarse tanto, pero algo en mí anhelaba esa conexión.

"Anne", susurró con una voz suave y cálida, "no puedo negar más lo que siento por ti. Desde el momento en que te vi, mi corazón ha estado inquieto. Eres como un rayo de luz en medio de esta oscuridad que me consume".

Sus palabras me tomaron por sorpresa. El conde Westwood, un hombre con un pasado enigmático y una presencia imponente había caído bajo el hechizo de mi personaje. Pero yo no era Anne Caldwell, al menos no completamente. Mi corazón se debatía entre las emociones de mi verdadero yo y el papel que debía desempeñar en esta historia.

"Agradezco sus palabras, mi señor", respondí, tratando de mantener la calma a pesar de la tormenta emocional que me invadía. "Pero debemos recordar nuestras posiciones en esta sociedad y las responsabilidades que conllevan".

El conde asintió con seriedad, aunque sus ojos mostraban una determinación que no podía ignorar. "Entiendo las limitaciones de nuestro tiempo y lugar, pero también sé que el corazón no siempre obedece a la razón. Anne, deseo ser sincero contigo. Me he enamorado profundamente de ti, y no puedo negar la intensidad de mis sentimientos".

Las palabras del conde resonaban en mi mente mientras caminábamos juntos, sumidos en nuestros pensamientos. Sentía su corazón latir junto al mío y sabía que también debía ser honesta con él. La verdad sobre mi situación era un peso que llevaba en silencio, y sentí que era hora de compartir mi secreto con alguien más.

"Conde Westwood, hay algo que debo decirte", comencé, eligiendo mis palabras con cuidado. "Mi presencia en este mundo no es lo que parece. No soy exactamente quien tú crees que soy. Hay algo que debo confesarte..."




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