Después de mi enfrentamiento con Lord Sinclair, busqué a Alexander para hablar con él sobre lo que había descubierto. Mi corazón estaba lleno de angustia y confusión, y necesitaba respuestas.
Lo encontré en los jardines del palacio, mirando al horizonte con una expresión sombría en el rostro. Me acerqué con pasos vacilantes, sin saber qué decir ni cómo enfrentar la verdad que había salido a la luz.
"Alexander, tenemos que hablar", le dije con voz temblorosa.
Él se dio la vuelta para mirarme, sus ojos mostrando una mezcla de dolor y remordimiento. "Sí, Anne, hay cosas que necesitas saber".
Le pedí que me explicara el delito grave del que Lord Sinclair lo acusaba. Con voz suave pero cargada de pesar, Alexander admitió que, en su juventud, había estado involucrado en un robo en el que se vio obligado a participar debido a las circunstancias desesperadas de su vida en ese momento.
"No es algo de lo que me enorgullezco, Anne", dijo sinceramente. "Fue un momento oscuro de mi vida, y me arrepiento profundamente de haber tomado decisiones tan erróneas".
"Pero, Alexander, ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué ocultaste esto de mí?", le pregunté con voz temblorosa.
Él tomó mis manos entre las suyas, buscando mi mirada con sinceridad. "No quería que te lastimaras o te avergonzaras por mi pasado. Quería protegerte de cualquier daño y darte una vida mejor, alejada de mis errores del pasado".
"No sé qué pensar, Alexander", le dije con sinceridad. "Siento que nuestra relación ha sido construida sobre secretos y mentiras, y no sé si puedo superar esto".
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Editado: 03.08.2023