Finalmente, llegó el momento en que tendría una conversación privada con el conde de Harrington. Después de días de celebraciones y preparativos, anhelaba conocerlo mejor y encontrar respuestas a mis dudas y preocupaciones.
Nos encontramos en una de las salas más íntimas del palacio, lejos de las miradas curiosas y las expectativas sociales. El conde me miró con amabilidad y me invitó a tomar asiento.
"Es un placer estar a solas contigo, Lady Anne", dijo con cortesía. "Espero que esta conversación nos ayude a conocernos mejor".
Asentí con sinceridad. "Yo también espero lo mismo, conde de Harrington".
Durante la conversación, pude apreciar su amabilidad y su interés genuino en conocerme mejor. Hablamos de nuestros intereses, nuestras esperanzas y sueños para el futuro. Sin embargo, mientras compartía mis pensamientos, me di cuenta de que había algo más en sus palabras que no encajaba del todo.
"Hay algo que quisiera preguntarle, conde", dije con cautela. "He escuchado que usted ha tenido algunos problemas financieros en el pasado. ¿Es eso cierto?"
El conde de Harrington pareció sorprendido por mi pregunta, pero no pudo evitar responder con honestidad. "Sí, es cierto que he enfrentado algunas dificultades financieras. Sin embargo, he tomado medidas para remediar la situación y estoy trabajando arduamente para restaurar mi reputación y posición".
Sus palabras resonaron en mi mente, y no pude evitar recordar las revelaciones sobre Alexander y sus deudas. Me pregunté si el conde de Harrington también estaba ocultando algo.
"Es importante para mí que seamos honestos el uno con el otro", le dije con sinceridad. "Necesito saber si hay algo más que debamos discutir antes de seguir adelante con nuestro compromiso".
El conde me miró a los ojos, y pude ver una mezcla de emoción y duda en su mirada. "Es cierto que he cometido errores en el pasado, pero te aseguro que he aprendido de ellos y estoy comprometido a ser un buen esposo y un hombre digno de tu confianza".
Sus palabras me tocaron el corazón, pero también me recordaron las promesas que Alexander me había hecho en el pasado. Mi mente seguía dividida entre los dos hombres, y no sabía cómo tomar una decisión definitiva.
"Lo aprecio, conde de Harrington", le dije con sinceridad. "Pero necesito tiempo para pensar y reflexionar sobre todo lo que ha sucedido en estos días. Mi corazón está confundido, y necesito estar segura de mis sentimientos antes de dar un paso tan importante".
El conde asintió con comprensión. "Toma el tiempo que necesites, Lady Anne. Estoy dispuesto a esperar por ti, y solo deseo tu felicidad".
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Editado: 03.08.2023