Dos mundos, un amor

Capítulo 31: La Búsqueda de la Verdad

Desperté en mi cama con el corazón desbocado y la mente llena de preguntas. Había regresado a mi realidad, pero mi corazón seguía anhelando el mundo de ficción y al conde de Harrington.

Me levanté con determinación y busqué en mi habitación el medallón que Lady Margaret había arrojado al suelo. Lo encontré en un rincón, brillando con una luz suave. Lo tomé en mis manos y sentí un cosquilleo en la piel. Sabía que este medallón era especial, pero no sabía cómo había llegado a mi mundo ni cómo había sido capaz de regresar.

Decidí que necesitaba respuestas, así que me embarqué en una búsqueda para descubrir la verdad detrás del medallón y del mundo de ficción en el que me había sumergido.

Investigué en bibliotecas y archivos, hablé con expertos en mitología y leyendas, y poco a poco fui armando el rompecabezas de lo que había sucedido. Descubrí que el medallón era una reliquia antigua que tenía el poder de abrir portales entre mundos y realidades.

Me enteré de que, siglos atrás, un grupo de sabios había creado un mundo de ficción a partir de una famosa novela, con la intención de proteger el conocimiento y la sabiduría de su época. Sin embargo, con el tiempo, el mundo de ficción tomó vida propia y se convirtió en un lugar lleno de aventuras y emociones.

El medallón, que había sido parte de la creación del mundo de ficción, tenía el poder de permitir a ciertas personas entrar y salir de este mundo. Lady Margaret había descubierto la verdad sobre el medallón y lo había utilizado para enviar a otras personas al mundo de ficción, pero también para traerme de vuelta a mi realidad.

Decidí que ya no podía quedarme de brazos cruzados. Había encontrado un amor verdadero en el mundo de ficción y sentía que mi lugar estaba allí. No podía abandonar al conde de Harrington y a todo lo que habíamos construido juntos.

Decidida a regresar al mundo de ficción, tomé el medallón en mis manos y pronuncié las palabras misteriosas que Lady Margaret había usado. El medallón brilló intensamente y sentí cómo mi cuerpo era envuelto por una fuerza mágica.

En un abrir y cerrar de ojos, me encontré de nuevo en el mundo de ficción, frente al palacio del conde de Harrington. Mi corazón se llenó de alegría al verlo de nuevo y al saber que había tomado la decisión correcta.

Corrí hacia él y lo abracé con fuerza, sintiendo su calor y su amor a mi alrededor. "He regresado, mi amor", le dije con lágrimas de felicidad en los ojos.

El conde de Harrington me miró con asombro y emoción. "Anne, nunca dejé de amarte y esperar que regresaras", dijo con voz temblorosa.

Me besó con ternura y supe que había encontrado mi lugar en este mundo de ficción, junto al hombre que amaba y en una historia llena de aventuras y emociones.




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