Hay una silueta en el suelo.
Nada me sorprendió el viernes.
Hoy he avistado unas cuantas cucarachas, me he alejado de ese rincón. Los papeles que me llegaron ayer han sido terribles, estaban vacíos cuando se deslizaron en el suelo junto a mi puerta. No hablaban ni se movían ya solo las sombras tras él. Mi camarote parece estar roto, no tengo compañeros con los que hablar aparte de mis tres colchones.
Ayer también vi la muralla de azulejos rojizos. Era de día, los focos apagados no eran problema. Comí, y como siempre cometo el crimen de escarbar los rescoldos. No sé qué queda de estos quistes porque no deseo más visitantes, y los que vienen, solo, son, papeles.
Para quien lea esto.
No sé qué día es hoy, siempre digo que es viernes; por favor, mándeme un calendario o un círculo rojo con el día en tanto blanco que siempre mandan. Ojalá puedan leer esto. Ojalá… entiendas que me pesan las manos de escribir cada no-se-qué en este papel. Quizás este no sea el mismo.
Phil Markel - Escrito el viernes