Capítulo 41: Melissa.
No puedo creer que me haya dejado convencer por ustedes —les digo, mirando a Lucas y a Paula. El ambiente en el Redmoon es festivo, lleno de música, gente bailando y otros bebiendo. Aunque al principio no quería venir, ahora me doy cuenta de que necesitaba esto: un poco de distracción, un poco de vida.
Mientras estamos conversando en una de las mesitas, llega Paul con su novia, Ruth, una morena muy bonita y de aspecto agradable. Paul al verme se acerca y dice:
—Mel, ¡qué alegría volver a verte! —Me abraza con esa calidez que siempre lo ha caracterizado.
Mientras tanto, Ruth saluda a Paula y Lucas.
—No sabes cuánto lamento no haber ido a visitarte a tu casa, pero tenía una conversación pendiente con los padres de Ruth —dice Paul, haciéndole señas a Ruth para que se acerque.
—Ella es mi prometida, Ruth. Ruth, ella es mi amiga Melissa —presenta Paul con una sonrisa.
La chica extiende su mano y me saluda. En eso, me doy cuenta de algo que Paul acaba de decir.
—¿Tu prometida? ¿O sea que se van a casar? —pregunto, entusiasmada.
Paul levanta la mano de Ruth y nos muestra el anillo que le dio. Ruth se sonroja un poco, pero su sonrisa es radiante.
—Entonces hay que celebrar —digo, abrazándolos a ambos—. ¡Felicidades!
Ruth me dice—Paul me ha hablado mucho de ti, Melissa.
—Me puedes decir Mel —le respondo—, todos mis amigos lo hacen.
Ella me sonríe, y comenzamos a hablar de cómo les va a Lucas y a Paula en el trabajo, de cómo se conocieron Paul y Ruth en el taller de Paul, y de cuándo será la fecha de la boda.
—Espero que me puedan ir a visitar pronto —les digo.
Paula le dice a Ruth—Les va a encantar. Es una playa casi desierta. En las noches, el cielo es perfecto, y el agua es... —hace una pausa— uf, demasiado buena.
—Me gustaría ir dentro de unos meses, si no te molesta. Desde que llegó, Paula no hace más que hablarme de tu casa y lo fantástica que es la playa—me dice Ruth.
—Claro, no tengo ningún problema —le digo, sonriendo—. Además, puedo ayudarte con cualquier cosa que necesites para la boda.
—Podemos hacer ahí la despedida de soltera—Paula interrumpe.
—No, bajo ningún concepto va a haber despedida de soltera—Paul le responde rápidamente.
Ruth le replica—Sí, va a haber tanto despedida de soltera como de soltero.
Paul queda como un cachorrito regañado, y todos nos reímos.
Luego de un rato, me dispongo a ir por unos tragos más. Camino hacia la barra, pero no puedo creer lo que ven mis ojos. Él está ahí, de frente a mí. Alexter. Nuestras miradas se cruzan, y siento que todo el mundo se detiene. Está tan cambiado. Sus rasgos se han acentuado más, está tan...
En eso, un chico que iba caminando sin fijarse me tropieza. Alexter me sujeta, evitando que me caiga.
—¿Estás bien? —pregunta, con esa voz que aún me hace estremecer.
¿Estoy bien? ¿En serio me está preguntando eso? Acabo de sentir que todo mi mundo se viene abajo.
—Sí, estoy bien —le digo, tratando de mantener la compostura.
Nos miramos como si de ello dependiera nuestras vidas. El roce de su mano al sujetarme todavía me quema en la piel, y no puedo evitar preguntarme si él también lo sintió. Cuando él intenta hablar, yo solo me voy. No supe qué hacer, qué decirle. ¿Acaso le iba a decir: "Hola, Alexter, ¿cómo has estado? Sabes, llevo dos años tratando de olvidarte. ¿Y cuéntame, qué es de tu vida? Ah, sí, te casaste. Me alegro de que hayas logrado seguir adelante, mientras yo todavía te lloro por las noches"? No. Prefiero correr a verme obligada a fingir que nada pasó.
Voy a la mesa y me acerco a Paula.
—¿Me llevas a mi casa? —le digo al oído.
—¿Por qué? Si apenas empieza la noche —responde, confundida.
—Alexter está aquí. Me lo acabo de topar en la barra —le digo, tratando de mantener la calma.
Paula me mira, inmóvil—Deberías aprovechar el momento para hablar con él. ¿Quién quita que todavía sienta lo mismo que tú por él?
La miro con cara de reproche, y Lucas pregunta.
—¿Qué sucede?
—Alexter está aquí —dice Paula, sin apartar la vista de mí.
Lucas me mira y dice—¿Y entonces vas a volver a huir?
Solo les digo—O alguno me lleva a casa, o simplemente me voy a pie.
Ruth, que no entiende lo que está pasando, me dice—Vamos, Paul y yo te llevamos.
De verdad amo a esta chica. Me adelanto con Ruth mientras Paul va por el auto.
—Alexter es el chico por el que te fuiste, ¿verdad? —pregunta Ruth, sorprendiéndome.
—Sí —le digo, sin saber cómo responder.
—Presumo que es el mismo con el que te vi hablando hace un rato —añade, y yo la miro más extrañada aún.
—Disculpa si estoy siendo imprudente —dice Ruth, y yo niego con la cabeza—. Paul me contó sobre tu historia, y cuando vi lo pálida y nerviosa que estabas, supe que era él.
Miro hacia el suelo, sintiendo un poco de vergüenza. Ruth me dice.
—El tiempo lo cura todo, pero si en tu vida él está en tu camino, nada ni nadie lo va a cambiar. Mel, te voy a dar un consejo que sé que no me estás pidiendo: deja el pasado atrás y vive el presente. ¿Quién sabe si tu destino está con él y tú te has encargado de tomar un camino distinto solo por miedo y orgullo?